Guía personal para vivir el Miércoles de Ceniza en Sevilla
Cultos, actos y gastronomía se dan la mano en este primer día de Cuaresma
Un solo paseo por la ciudad nos anuncia el cambio de tiempo
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Todos y cada uno de nosotros, en previsión de las diferentes posibilidades, perseguimos el cumplimiento de ciertos ritos invariables cada Miércoles de Ceniza, una especie de reencuentro con la ciudad y nuestra participación de ella y con ella. Como es natural, existen infinitos modos de recibir la Cuaresma: rutas, citas, cultos... Y aunque forman parte de nuestro propio ser (por herencia, por inclinaciones personales) desde El Palquillo ofrecemos una serie de opciones para exprimir al máximo la tarde del Miércoles de Ceniza.
En primer lugar, se antoja indispensable la asistencia a la misa para recibir la imposición de la ceniza, signo esencial de nuestra vida pasajera y la fugacidad de los placeres materiales y terrenales. En el quinario de nuestra Hermandad, en el Gran Poder, en algún convento... Es el modo idóneo de ofrecer nuestro afán de reconversión y de obrar a través de la oración y las buenas actitudes.
Pero antes, y si el trabajo nos lo permite, no desdeñen el básico placer de un paseo por la ciudad, más aún si la atmósfera acompaña. Será nuestra propia atmósfera -sugestión, imaginación, irrealidad, idealización- la que le aporte a esta tarde, una de las más significativas de todo el año, el carácter especial e idílico. Porque, en definitiva, la luz es parecida a la de ayer, idéntica a la de mañana, pero nuestros sentidos modifican su precisión y predisposición. Es el momento de visitar algunos de los templos en los que se levantan altares de quinario: desde la O hasta San Gonzalo, pasando por Vera Cruz, San Esteban, los Negritos o San Benito, o en barrios más alejados como el Tiro de Línea o San Pablo. Y, entre tanto, el paladar ávido de degustar la primera torrija de la temporada (servidor se mantiene férreo en esta cuestión), que también la Cuaresma es gastronomía y perfectamente compaginable con el ayuno y la abstinencia...
Una vez finalicen las misas, nos desplazamos hasta la calle Enladrillada para acompañar, en su Vía Crucis, al Cristo de las Cinco Llagas, el primero de la Cuaresma. Hasta las diez y media de la noche se celebrará este rezo, antes de detenernos en alguna de las tabernas más reconocidas de la ciudad para degustar (rito esencialísimo, qué duda cabe) los platos principales de este tiempo, que ahora nos saben distintos en base a la mística propia del ser humano: las espinacas con garbanzo y los pavías -sí, en masculino- de bacalao. Broche de oro al Miércoles de Ceniza y nuestro espíritu (y nuestro cuerpo, claro) se sumergen en la vorágine única y fascinante de la Cuaresma sevillana.
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