El futuro de la Semana Santa de Sevilla, a debate

¿Hay que limitar los cortejos? ¿Caben más hermandades? ¿Se ha convertido el público en un problema? Hermanos mayores y cofrades de renombre analizan las dificultades y avanzan posibles soluciones para un modelo que está llegando al límite

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Los nazarenos blancos de la Paz se abren paso por el  barrio del Porvenir.
Los nazarenos blancos de la Paz se abren paso por el barrio del Porvenir. / José Ángel García

Que la Semana Santa de Sevilla pueda morir de éxito es una realidad sobre la que muchos cofrades vienen advirtiendo en los últimos años. El modelo actual ofrece inequívocos signos de agotamiento. Pese a los esfuerzos del Consejo de Cofradías para mejorar las jornadas, la realidad es que los cambios sólo pueden considerarse como una operación puramente estética que no va al fondo de la cuestión. A ello hay que sumar el comportamiento del público, al menos de una mayoría del mismo, que en los últimos tiempos permanece estático a la espera de las cofradías, generando problemas de seguridad. La junta superior del Consejo que salga tras las elecciones de junio de 2026 debe afrontar sin dilación una reforma global de la Semana Santa que muchos equiparan a la que hizo el cardenal Niño de Guevara en el siglo XVII que todavía está vigente.

Diario de Sevilla ha reunido a destacados hermanos mayores para que analicen el presente, y sobre todo, el futuro de la Semana Santa: Ignacio Soro, del Gran Poder, José Antonio Fernández Cabrero, de la Macarena, Luis Fernando Rodríguez Carrillo, del Baratillo, y José María Carnero, del Calvario; y a cofrades de prestigio, como Carlos López Bravo, que ha ostentado diversos cargos en el Consejo; Ignacio Valduérteles, economista y exhermano mayor de la Soledad de San Lorenzo; Reyes Pro, historiadora y bibliotecaria; y Adolfo López, médico y ex hermano mayor del Cerro del Águila.

Limitar los cortejos, ¿una cuestión general o individual?

Nazarenos de la Amargura.
Nazarenos de la Amargura. / D. S.

Una de las cuestiones que más debate ha suscitado en los últimos tiempos es el del crecimiento de los cortejos. El número de nazarenos sube cada año en muchas hermandades, mientras que el tiempo de paso, así como las calles del recorrido, siguen siendo los mismo. Esta circunstancia ha hecho que muchos reclamen una limitación o una regulación. ¿Qué consideran los hermanos mayores? La opinión mayoritaria es que deben ser las propias hermandades las que tomen las decisiones en función de sus circunstancias. Así opina, por ejemplo, Ignacio Soro: “Nadie como las hermandades conocen su situación concreta y a nadie más que a ellas corresponde tomar las medidas necesarias para solucionar esa situación”. El hermano mayor del Gran Poder, eso sí, advierte que esta autorregulación tiene un límite: el derecho del resto de las hermandades del mismo día.

Del mismo modo que no podemos generalizar los problemas, tampoco contemplar una única solución que pase por una limitación de cortejos" — Ignacio Soro - Hermano mayor el Gran Poder

Por su parte, Luis Fernando Rodríguez no comparte la aplicación de números clausus en los cortejos, y abunda en la autorregulación: “La estación de penitencia no es sólo un derecho sino una obligación de todos los hermanos que las hermandades deben facilitar y gestionar de forma autónoma e independiente”. Carnero, hermano mayor del Calvario opina que la limitación “la va a imponer la leyes de la física”, al ser el tiempo y el espacio los que son. Pero antes de que eso ocurra, también aboga porque cada hermandad adopte sus propias decisiones: “Estamos ahora mismo ante la posibilidad de autorregularnos, de hacerlo no de manera general, sino de manera individual. Y deberíamos de aprovechar este momento para no tener que hacerlo”.

Una de las hermandades que más esfuerzos ha realizado en los últimos años es la Macarena. Su hermano mayor insiste en que salir en estación de penitencia es un deber y un derecho recogido en las reglas. Por tanto, una regulación debe emanar de una norma superior. “La Macarena ya ha realizado esfuerzos enormes y autorregulaciones propias como fue el cambio de recorrido y cumplir sus horarios –dejando incluso minutos de adelanto– a costa de un procesionar más incómodo para nuestros hermanos. Es algo que debería tenérsenos muy en cuenta en lugar de mirarnos a nosotros cada vez que se habla de autorregulación. A nuestra hermandad creo que ya no se nos pueden pedir más sacrificios”, resume Cabrero.

La Macarena ya ha hecho esfuerzos enormes para autorregularse” — José Antonio Fernández Cabrero - Hermano mayor de la Macarena

El cofrade Carlos López Bravo ahonda en la idea de Cabrero. Para él, la limitación de nazarenos, si esa fuera la apuesta, debería recogerse en las Normas Diocesanas para Hermandades. Es decir, debería ser el Arzobispado el que tomara este camino. La historiadora Reyes Pro, por su parte, también es partidaria de las soluciones individuales: “Yo no pensaría en limitar sino en racionalizar, en buscar soluciones lógicas y sensatas además de consensuadas”. Esa es la opinión también de Adolfo López: “Lo lógico y razonable es si tienes un determinado tiempo y un número de hermanos o nazarenos, se adopten las decisiones que se crean oportunas siempre y cuando, obviamente, no se pierda el decoro a la hora de hacer la estación de penitencia”.

Ignacio Valduérteles, ex hermano mayor de la Soledad, tiene muy claro que el modelo actual no admite más vueltas de tuerca ni cambios menores: “El modelo actual, una carrera oficial para todas las hermandades fue pensado para el siglo XVII, con otra población y con un casco urbano concentrado y limitado. Y ahora ya ese modelo no es válido. Yo creo que en el siglo XXI este modelo del XVII no es posible ya, ni admite más ajustes. La solución no es tratar de seguir ajustando tiempos y recorridos hasta el límite, porque ya hemos llegado a ese límite. Hay que ser audaces y repensar un nuevo modelo desde el principio, tal como hizo en su día el cardenal Niño de Guevara en el siglo XVII”.

¿Hay cabida para que más hermandades vayan a la Catedral?

El paso de misterio de la Hermandad de la Milagrosa que procesiona el Sábado de Pasión.
El paso de misterio de la Hermandad de la Milagrosa que procesiona el Sábado de Pasión. / José Ángel García

La segunda pregunta planteada es si en las circunstancias actuales cabe alguna hermandad de vísperas, las que realizan sus estaciones de penitencia el Viernes de Dolores y el Sábado de Pasión, en la nómina de la Semana Santa. “Desde luego que no”, indica con contundencia Valduérteles tras su respuesta anterior. “Es muy difícil”, añade José María Carnero. “Dudo que pudieran caber más hermandades por la configuración actual de la Semana Santa. Hay jornadas en las que claramente no. En cualquier caso y si pudiera incorporarse alguna hermandad más habría que ampliar la jornada por el principio”, esta es la opinión de Ignacio Soro, hermano mayor del Gran Poder.

En alguna jornada, con ajustes, es posible que entre una nueva cofradía” — Luis Fernando Rodríguez - Hermano mayor del Baratillo

Por su parte, el hermano mayor de la Macarena, aclara que el modelo “está llegando a su máxima capacidad”. Fernández Cabrero entiende la “legítima aspiración” de las hermandades que quieren ir a la Catedral, pero advierte que el tiempo y el espacio son finitos: “El único instrumento capaz de casar ambos aspectos es la generosidad, el sacrificio por el bien general y el abandono de posturas extremas en favor de la fraternidad verdadera. Nosotros así lo hicimos con nuestro cambio de recorrido, y desde entonces en esas seguimos”.

La que es muy crítica con lo sucedido en los últimos años es la historiadora Reyes Pro. “La pregunta creo que debería ser si han cabido ya en el pasado. No veo problema en los barrios sino en el centro de Sevilla, que es el que es, su marco físico urbano casi no ha cambiado en siglos pero las hermandades sí han evolucionado”, recalca.

Más positivo en esta cuestión es el hermano mayor del Baratillo. Para Luis Fernando Rodríguez: “En alguna jornada es posible con algún ajuste de horarios”. Por último, Adolfo López, ex hermano mayor del Cerro del Águila, hermandad que se sumó a la nómina del Martes Santo en 1989, reconoce que el modelo actual está obsoleto, pero aporta una solución: “Lo que caben son más días. Tenemos unas jornadas de vísperas y sabemos que muchas de las hermandades pueden ir a la Catedral. Yo abogo porque se abriera ya por fin el Sábado de Pasión como día oficial de Semana Santa con la carrera oficial y todo igual que el resto de jornadas”.

Llegará un momento en que habrá que limitar. Ahora podemos autorregularnos” — José María Carnero - Hermano mayor del Calvario

Plantear cambios de día

La Hermandad el Museo inauguró el Lunes Santo en 1923 abandonado el Viernes Santo.
La Hermandad el Museo inauguró el Lunes Santo en 1923 abandonado el Viernes Santo. / Juan Carlos Vázquez

Ante la saturación de las distintas jornadas de la Semana Santa, algunos cofrades han planteado ir más allá de una modificación en la posición y apostar por cambios de días. Así lo hizo, por ejemplo, Adolfo Arenas cuando era presidente del Consejo. En esta pregunta, las personas consultadas por este periódico tienen opiniones enfrentadas. El más contundente es Adolfo López: “Por supuesto que sí. Habrá que hacer estudios sobre las hermandades que vienen de lejos, las que llegan de cerca. Si salen hacia la derecha o la izquierda cuando salen de la Catedral... Hay que analizar todas las variables que puedan conducir a esos cambios de día, igual que lo han hecho a lo largo de toda su historia. No pasa absolutamente nada. Aquí nos rasgamos las vestiduras últimamente porque se cambie una calle en el recorrido y, sin embargo, no atendemos a lo que durante siglos ha pasado. Parece que mientras más avanzamos, más rancios nos volvemos”.

La que también hace referencia a la historia es Reyes Pro. Ella hace una reflexión sobre la capacidad de las cofradías para adaptarse a los tiempos: “La Semana Santa de Sevilla tiene siglos de historia porque ha sabido evolucionar, adaptarse a los tiempos, no es lo mismo la actual que la del siglo XVI o la década de 1920. La historia nos enseña que sí hay que buscar cambios o adaptarse puede hacerse”.

Abogo porque se abra el Sábado de Pasión para que las cofradías vayan a la Catedral” — Adolfo López - Médico y ex hermano mayor del Cerro del Águila

El hermano mayor del Baratillo considera igualmente que no hay que descartar ninguna opción a la hora de solucionar los problemas que compromete el presente y el futuro de la Semana Santa:“Debemos tener amplitud de miras. Considero que el nivel de crecimiento exponencial de algunas hermandades nos debe hacer reflexionar sobre el estado actual de la estación de penitencia, algunos días están muy estresados. No podemos descartar ninguna medida”.

Por su parte, Fernández Cabrero reclama consenso general ante cualquier cambio de calado. “Exigiría de un trabajo profundo de análisis y proyección de futuro. Plantear con rigurosidad y metodología de análisis si es necesario un nuevo modelo, o no. Y me da la impresión de que sólo nos preocupamos de ello al acercarse cada cuaresma, y así será imposible abordar el asunto con rigor y capacidad de consenso”.

Hay que pensar un nuevo modelo desde el principio. Ya no vale lo del siglo XVII” — Ignacio Valduérteles - Doctor en Economía y ex hermano mayor de la Soledad de San Lorenzo

Soro, hermano mayor del Gran Poder, reconoce que “una solución práctica” como un cambio de día “pesa menos que la historia”. Valduérteles reitera en que lo que falla es el modelo: “Mover los problemas no soluciona nada”. Carnero se suma a esta opinión.

El comportamiento del público

Publico sentado en sillitas pese a la prohibición.
Publico sentado en sillitas pese a la prohibición. / José Luis Montero

La última cuestión trasladada a los hermanos mayores y cofrades es sobre el comportamiento del público en los últimos años y su presencia cada vez más estática a la hora de ver las procesiones, algo que influye en la movilidad. Reyes Pro lamenta el desconocimiento de la ciudad y de las cofradías de buena parte de los espectadores, por lo que reclama “Una buena divulgación sobre la Semana Santa y sobre Sevilla. Y lo grave es que lo que no se conoce no se aprecia… y menos aún se defiende”.

Luis Fernando Rodríguez, hermano mayor del Baratillo, advierte sobre aforamientos y restricciones de movilidad que podrían estar favoreciendo la aparición de este tipo de público: “Dios quiera que no tengamos que arrepentirnos por las medidas que se puedan tomar que retraigan la asistencia de público o pérdida de hermanos y en definitiva se perjudique la piedad popular”.

Adolfo López reconoce que es un problema. “El Casco Histórico es el mismo y el público se ha sobredimensionado”. Para arreglarlo reclama esas soluciones imaginativas que dispersen los cortejos, como ha hecho el Martes Santo en los últimos años. Por su parte, Cabrero evidencia que la Macarena sufre esta circunstancia “desde siempre”, pero huye de la demonización: “La Macarena no se entendería sin el bullicio y ese caos ordenado que nos acompaña. Eso no significa que nuestro diputado mayor de gobierno y su equipo estén a lo largo de todo el año buscando soluciones que sigan haciendo compatible una cofradía absolutamente seria y rigurosa en sus horarios y a la vez populosa y exuberante en su andar. Para nosotros, el problema sería que no vinieran a ver al Señor de la Sentencia y a la Virgen de la Esperanza”.

La Semana Santa de Sevilla tiene siglos de historia porque ha sabido evolucionar” — Reyes Pro - Historiadora y bibliotecaria

Soro abunda en que el público es más estático “porque encuentra grandes dificultades de movilidad”. Y añade otro problema, como la actitud de algunos grupos minoritarios “faltos de educación”. Valduérteles sigue apuntando al cambio de modelo general para arreglar también este problema: “Es que donde antes había unos cuantos miles de espectadores o de fieles, ahora hay centenarias de miles. Y eso son masas humanas moviéndose por el casco urbano, por calles normalmente estrechas, por eso es más estático. Los movimientos entre hermandades están mucho más limitados. O sea, todo siempre es el mismo problema, la masificación, la saturación, y que con el actual modelo no sirve”. Finalmente, José María Carnero, hermano mayor del Calvario, hace un llamamiento a las autoridades para regulen el tránsito en la vía pública.

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