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El fiscal jefe en el año 2000 demanda controles de acceso al centro

Aboga también por eliminar sillas de la carrera oficial para garantizar la seguridad

Alfredo Flores, quien fuera fiscal jefe en el año de las primeras avalanchas. / Juan Carlos Vázquez
D. J. G.

17 de abril 2017 - 06:54

Sevilla/Controlar el acceso de público al centro en Semana Santa. La idea que ya planea en el Ayuntamiento hispalense y en el Consejo de Cofradías le parece conveniente a Alfredo Flores, quien fuera fiscal jefe de Sevilla en el año 2000, cuando se produjeron las primeras avalanchas de público en la Madrugada. A quien ejerciera dicho cargo durante dos décadas no le parece descabellada esta medida de seguridad. Todo lo contrario. Alega que ya se hace en otras ciudades cuando se concentra un elevado número de personas en zonas reducidas.

"Ha llegado el momento de replantearse la Madrugada", advierte Alfredo Flores, quien añade que este dispositivo se ha vuelto "necesario" después de los últimos incidentes en determinados espacios reducidos con numerosa gente. También apoya la instalación de más cámaras de seguridad. La Semana Santa videovigilada. "Después de lo ocurrido, se hace necesario que todo sea observado", argumenta.

Unos cambios que también atañen a la carrera oficial. En especial a la calle Sierpes, donde hay colocadas numerosas sillas que ponen en entredicho la seguridad de esta vía al paso de las cofradías. "Si eliminar sillas supone menos ingresos para las hermandades, los cofrades nos tendremos que rascar los bolsillos para garantizar la seguridad", defiende Flores. "No debemos centrarlo todo en el dinero, en el turismo que genera la celebración. Hagamos cuentas y pongamos en una balanza el resultado económico y el alto riesgo que supone colmatar la carrera oficial de sillas. No todo puede ser el negocio, el dinero", abundó.

"Si eliminar sillas supone menos ingresos, los cofrades nos rascaremos el bolsillo"

Al margen de la seguridad, para Alfredo Flores existe un problema de calado. Es el que atañe a la sociedad actual, "a la falta de valores". "Recuerdo cuando los entonces Príncipes de Asturias, don Juan Carlos y doña Sofía, vieron la salida del Baratillo desde un balcón de enfrente de la capilla. Se formó una bulla increíble que nada tiene que ver con la que viví la noche del pasado Lunes Santo al paso de mi cofradía de San Gonzalo por ese lugar", menciona Flores. "Antes la ciudad sabía moverse en la bulla con respeto. Ahora no existe. El lunes, que iba acompañado por un grupo de amigos, pedimos paso y unos chavales nos contestaron que ya era hora de que los abuelos estuviéramos en casa".

"Muchos piensan que la calle es suya, cuando es de todos". En este asunto incide en que para mejorar la educación ciudadana "todos debemos dar ejemplo, los padres y los políticos". "Se empezó con el tuteo y se acabó dando codazos. Es la falta de educación", asevera. "Personas irrespetuosas las hay sentadas en las sillas de los chinos y en las de los palcos", destaca el que fuera fiscal en el año 2000.

Las investigaciones abiertas aquel entonces para aclarar lo ocurrido acabaron sin culpables. "Lo de hace 17 años fue un aviso. Tras unos años de falsa calma, ha vuelto a suceder", añade. La posibilidad de llevar ante los tribunales a algunos de los autores de las avalanchas, que fueron detenidos la misma Madrugada del Viernes Santo y ya se encuentran cinco de ellos en libertad, sólo es posible con el Código Penal vigente si se les denuncia por desorden público. En el año 2000 se desestimó tal posibilidad. Para Alfredo Flores, las pruebas, tras leer los informes presentados por las hermandades, no demostraron que aquellas carreras fueran simultáneas y estuvieran orquestadas. Lo que sí tiene claro es que aquellos graves incidentes dejaron al descubierto la fragilidad de esta jornada y de toda la Semana Santa.

Al cumplirse un lustro de aquellos sucesos y un año después de abandonar el cargo de fiscal, Alfredo Flores declaraba a este periódico que "la chispa de la Madrugada de 2000 puede saltar otra vez". No tardó mucho tiempo en confirmarse su premonición. Ese mismo año, 2005, se produjo una pequeña avalancha en la calle Jesús del Gran Poder. Después ha habido réplicas mayores en 2009 y 2015. La última, similar en su gravedad a la de 2000, ha ocurrido hace cuatro días y vuelve a poner en jaque a la noche más hermosa de la ciudad.

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