Una joya de Salzillo en el Santo Ángel de Sevilla
El museo del convento acoge una exposición sobre el origen de las imágenes de vestir
Reúne un centenar de piezas de los iconos marianos más importantes de España
Las hermandades de Sevilla se vuelcan con los damnificados de la DANA
"¿Fue antes el huevo o la gallina?". Con esta pregunta tan común nos recibe fray Juan Dobado, prior del Convento del Santo Ángel, un cenobio situado en el centro de Sevilla que se suma a la programación cultural del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular. Dobado hace referencia con este interrogante al fin principal en el que se sustenta la exposición organizada a raíz de esta cita. El título sirve de respuesta a la cuestión: Imagen vestida, imagen pintada. Cinco siglos después, la contestación no está clara. Muchas veces la pintura reprodujo la indumentaria de los iconos sagrados y otras muchas fueron los cuadros los que sirvieron de inspiración para tal menester. Ejemplo de ambos supuestos es esta muestra, que permanecerá abierta hasta el 11 de enero y en la que se pueden contemplar un centenar de piezas.
La religiosidad popular no se entiende sin las imágenes vestideras, de ahí que en la programación cultural del II Congreso Internacional de Hermandades se le haga un importante hueco a este tipo de iconos. La exposición inaugurada la semana pasada en el Santo Ángel -acto al que acudió el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz Meneses- aborda este aspecto devocional ahondando en las representaciones pictóricas y de bulto redondo de las principales advocaciones marianas de España. Un buen número de piezas se han traído ex profeso y otras son donaciones particulares que forman parte de la exposición permanente del convento, situado en la calle Rioja.
"Algunas veces la moda de la monarquía servía de inspiración a la hora de vestir a las imágenes marianas, pero otras tantas se tomaban como modelo los cuadros", refiere fray Juan Dobado al iniciar el recorrido por la exposición, para la que se han instalado módulos nuevos.
En la primera sala, como punto de partida, dos cuadros de imágenes que marcaron la moda en el atavío de estos iconos: el de la madrileña Virgen de Atocha, obra pictórica de Manuel Arellano que se encuentra en el Convento de las Teresas, de Sevilla; y el de Virgen de Guadalupe, de Cáceres, con el traje donado por la infanta Isabel Clara Eugenia, hija de Felipe II. "Este lienzo marcará una tendencia a la hora de vestir a las imágenes sagradas", explica el prior del Santo Ángel, quien añade que en este cuadro se incluyen joyas que estuvieron inventariadas en un libro y que luego desaparecieron durante la Revolución Francesa.
Completan la estancia reproducciones en pequeño formato de devociones muy arraigadas en España, como la Virgen de Valme, protectora de Dos Hermanas; Consolación, patrona de Utrera; Rocío, patrona de Almonte; y Mar, patrona de Almería. Destacan entre estas piezas una réplica en alabrastro, del siglo XVIII, de la Virgen del Pilar, así como un Niño Jesús de Malinas, tipo iconográfico de Divino Infante, procedente de Flandes, que tuvo gran difusión en Europa en el siglo XVI. A este modelo responde el Niño Jesús de la Virgen de Gracia, patrona de Carmona. Otros elementos a tener en cuenta en esta primera sala son los exvotos pictóricos de la Patrona de Utrera cedidos para la muestra. Esta imagen mariana, que formará parte de la procesión magna con la que se clausure el Congreso, es uno de los referentes devocionales de España.
La segunda sala incluye también reproducciones de patronas de España, como la Merced de Barcelona (tal como se revestía antes con telas) y la de los Desamparados de Valencia, a la que el día de la inauguración se le colocaron velas por los damnificados por la DANA en la ciudad del Turia, de la que es patrona.
Esta dependencia alberga la que es, sin duda, "la joya" de la exposición. Se trata de la Virgen de los Dolores que se venera en la clausura del convento de las Carmelitas Descalzas de Algezares (Murcia), obra de Francisco Salzillo que, como explica el prior Dobado, emula el cuadro de la Virgen de la Soledad de los Mínimos de Madrid, que durante el siglo XVII se convirtió en el icono de referencia a la hora de vestir a las dolorosas. En dicha estancia se recrea un vestidor donde en el fondo aparece este lienzo (propiedad del Santo Ángel, una de las numerosas copias que se hicieron del original) y delante, la referida imagen de bulto redondo, vestida con ricas telas antiguas. Ejemplo más que evidente de la influencia recíproca entre pintura y talla.
Esta relación continúa en la última sala de la exposición, con conjuntos textiles de tres imágenes andaluzas muy conocidas: la Virgen de los Milagros del Puerto de Santa María, la de Gracia de Carmona y la de Setefilla de Lora. Tres ternos de cada advocación con sus correspondientes cuadros, en los que se observa con sumo detalle las indumentarias que conforman las iconografías.
Y del cuadro a los grabados y litografías (que se contemplan en la sala denominada La Biblioteca de la Virgen). Y de ellos a las fotos que se distribuyeron en el siglo XX de las principales patronas de España, instantáneas que también sirvieron para asentar -como lo hizo siglos atrás la pintura- los modelos iconográficos.
La exposición del Santo Ángel permanecerá abierta hasta el 11 de enero. El horario de apertura es, de lunes a viernes, de 11:00 a 13:00 y de 17:00 a 19:00. Los domingos permanecerá cerrada. El precio de la entrada es de cinco euros e incluye la muestra permanente del museo.
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