Así es la exposición por el centenario del besamano de la Macarena

La Fundación Cajasol acoge hasta el 20 de marzo esta muestra antológica

En ella se exhibe la Rosa de Oro concedida por el papa Francisco

Muere José María Ruiz 'Rosco', antiguo hermano mayor del Cachorro

La Macarena conmemora el centenario de su besamano con una exposición
La Macarena conmemora el centenario de su besamano con una exposición / José Ángel García

“Más bien las adornará que será por ellas adornada”. La cita es de San Bernardo de Claraval y es en la que más ha insistido Carlos Colón en la presentación de la exposición que conmemora los cien años del primer besamano de la Esperanza Macarena. El articulista y consejero editorial de Diario de Sevilla es uno de los comisarios de esta muestra, que permanecerá abierta en la sede de la Fundación Cajasol (antigua Audiencia Provincial) hasta el 20 de marzo. Al nombre de Colón se suma el de Gabriel Ferreras, Eladio de León y Esperanza de León Martínez. Todos forman parte del comisariado de una exposición que, como bien ha subrayado el delegado de Fiestas Mayores, Manuel Alés, “no es patrimonial, sino del corazón”.

Efectivamente. La exposición Ofrenda. Rosa. Corona. Beso, pese a reunir piezas de gran valor patrimonial e histórico, va mucho más allá de una colección de enseres y joyas. Es la evidencia de cómo la inmensa devoción a la Virgen de la Esperanza la ha convertido en uno de los iconos incuestionables de la religiosidad popular, hasta revestirla de los más nobles materiales. “La riqueza de la Esperanza Macarena no se la da el oro, sino la devoción”, ha defendido este lunes Carlos Colón en el acto inaugural, en el que también han participado, además de los ya mencionados, el presidente de la Fundación Cajasol, Antonio Pulido; el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez; y el hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero.

La exposición –cuyo montaje ha corrido a cargo de Páginas del Sur– ocupa todas las salas de la referida entidad y el patio central. La ofrenda es la idea que marca el discurso. La ofrenda realizada tanto por la curia eclesiática (la coronación canónica de 1964 y la reciente concesión de la Rosa de Oro el pasado diciembre), como por el pueblo en otro dos hitos (la coronación popular de 1913 y el primer besamanos de 1925).

Eladio de León, Esperanza de León Martínez, Francisco Vélez, José Antonio Fernández Cabrero, Antonio Pulido, Manuel Alés, Gabriel Ferreras y Carlos Colón posan junto a la Rosa de Oro.
Eladio de León, Esperanza de León Martínez, Francisco Vélez, José Antonio Fernández Cabrero, Antonio Pulido, Manuel Alés, Gabriel Ferreras y Carlos Colón posan junto a la Rosa de Oro. / José Ángel García

Las ofrendas eclesiáticas

La primera parte del recorrido comienza precisamente con la Rosa de Oro, pieza que ocupa una sala. Esta alta distinción papal fue colocada el 3 de diciembre de 2024 a las plantas de la Virgen de la Esperanza por monseñor Edgar Peña Parra, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado Vaticano.

La siguiente sala la protagoniza la otra distinción eclesiástica con la que la Iglesia ha reconocido la devoción a la Macarena: la coronación canónica de 1964. Ocupa un lugar privilegiado la presea labrada en 1913 en la Joyería Reyes para uno de los primeros hitos devocionales de esta dolorosa (entonces en la iglesia de San Gil), su coronación popular. Una corona –donde se observan algunos trazos modernistas– que ha servido de fuente de inspiración a muchas otras que se han realizado desde entonces. Se trata de un elemento sin el que no se entiende la iconografía de la Macarena, debido a su uso desde hace más de un siglo.

La corona de la coronación popular (1913) y de la canónica (1964).
La corona de la coronación popular (1913) y de la canónica (1964). / José Ángel García

En la siguiente sala se encuentran el reconocible palio (techo y bambalinas), el manto de la coronación canónica (una de las obras de bordado más excelsas del siglo XX) y otra corona con especial historia. Se trata de la presea que actualmente es propiedad de la Hermandad de los Gitanos y que, por diversas circunstancias históricas, llegaron a usar las tres dolorosas de las cofradías de capa de la Madrugada: la Esperanza de Triana, la Macarena y la Virgen de las Angustias.

Las ofrendas populares

La siguiente sala entra ya de lleno en el arraigo popular de la Virgen de la Esperanza. Junto a grandes murales fotográficos que recuerdan la coronación canónica, se exponen enseres de gran valor patrimonial y sentimental, como el manto celeste de Carrasquilla que se usó en el triduo extraordinario de 1964 y objetos vinculados a personajes muy macarenos: el poeta Antonio Rodríguez Buzón y la cantante Juanita Reina. A esta artista de la copla se le rinde homenaje también con dos piezas cofradieras con las que está relacionada, la túnica que para el Señor de la Sentencia diseñó Joaquín Castilla y la toca que donó la artista y que ha sido reproducida hace escasos meses en el taller de Francisco Carrera, Paquili.

Uno de los alicientes, sin duda, de esta sala radica en los expositores donde se muestra el amplio joyero de la Virgen. Símbolo del amor que durante décadas le han profesado sus devotos. En esta colección cobran protagonismo las icónicas mariquillas de Joselito, que parecen marcar la respiración de la Macarena cada Madrugada de Viernes Santo. Los amantes de la joyería tienen una ocasión única para deleitarse con este auténtico tesoro.

Figuras que componían el misterio conocido como "la barbería".
Figuras que componían el misterio conocido como "la barbería". / José Ángel García

La última sala es la de la ofrenda de los besos. En palabras de Carlos Colón, “la más importante de todas”. Además de las figuras que componían el antiguo misterio de la Sentencia (apodado como “la barbería”), de la conocida como “la saya del cajón” o la túnica de cardos, se hace referencia en ella a dos figuras indiscutibles en la historia macarena, Joselito El Gallo y Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Dos protagonista de “la treintena prodigiosa”. La que transcurre desde 1900 (cuando se estrena el manto de malla) a 1930 (el manto de tisú). En estos 30 años, además de definirse la nueva estética macarena, la ciudad también “se reinventa”, en arquitectura, música y literatura.

El mosaico de los besos.
El mosaico de los besos. / José Ángel García

Dos de los elementos más simbólicos de esta sala son las cajas de lata de membrillo con la cara de la Virgen de la Esperanza y los dos murales alusivos al besamano. Uno, que condensa los altares más significativos que se han montado en estos cien años, pasando por tres sedes canónicas distintas: San Gil, la Anunciación y la basílica. Y el que demuestra la devoción macarena: el mosaico de las miradas y rostros de quienes cada diciembre depositan un beso en las manos de la Esperanza. Más de un visitante se encontrará en estas fotos.

La galería superior que rodea el patio de la Fundación Cajasol la jalonan distintos carteles y cuadros pintados para la hermandad por un afamado elenco de artistas. Ya abajo, en el patio, a modo de cierre, se recrea el altar efímero que se montó para el primer besamano. Para ello, las hermandades de la Esperanza de Triana, los Gitanos, la Amargura y la Cena han cedido distintos enseres.

Recreación del altar montado en el primer besamanos de la Macarena.
Recreación del altar montado en el primer besamanos de la Macarena. / José Ángel García

Una exposición que, como se ha detallado, es mucho más que una suma de piezas. Por eso no deben pasarse por alto los fragmentos de los mejores poesías y prosas dedicadas a la dolorosa de la Resolana. Desde Muñoz y Pabón a Manuel Machado, Juan Sierra, Romero Murube, Carlos Colón, Rafael Alberti, Antonio Burgos y Joaquín Caro Romero. Excelentes firmas para una devoción que hace más de un siglo empezó a traspasar las fronteras de la ciudad para convertirse en icono universal de la religiosidad popular, de ahí la Rosa de Oro.

Fernández Cabrero, hermano mayor macareno, ha referido que la exposición –abierta de lunes a domingo de 11:00 a 14:00 y de 18:00 a 21:00– es “un tránsito entre la estética y la ética”. Las palabras con las que ha acabado su intervención se pueden tomar a forma de gran anuncio: “Es el comienzo de más cosas que hay que hacer”.

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