Los Estudiantes vuelven a la Anunciación para citarse de nuevo con su historia

A su alrededor se genera siempre una atmósfera de quietud contenida, de respiración entrecortada, de ahogo quedo y mudo. En ese costado que parece querer alojar lunas en sus pieles se levanta un poder de imantación desconocido que a todos nos iguala y a todos nos evade. Un silencio que hasta duele, que incluso incomoda. Quizás es que algo así es la muerte. 

Todos conocemos al Cristo de la Buena Muerte, pero uno nunca termina de estar preparado para citarse con él. Nos impacta descubrir que es posible morir en paz, que la muerte no es más que un estadio breve antes del paraíso oculto tras de sus párpados. Y verdaderamente, cuando pasa, creemos ciegamente en que aún respira, que aún palpitan sus labios, que la sangre es una pintura y que sus músculos aún están calientes. Y la Angustia, parafraseando a Machado. Sea como fuere, el crucificado de Juan de Mesa ha vuelto a aquel rincón donde alguna vez -donde hasta hace poco más de medio siglo- recibía las oraciones de toda una comunidad, de toda una ciudad. Al enclave donde inspiró a unos jóvenes inquietos a formar una cofradía en torno a su figura hermosamente maltrecha.

La hermandad de Los Estudiantes trasladó en la tarde de este sábado a sus dos imágenes titulares a la iglesia de la Anunciación, con motivo de los cultos centrales conmemorativos del centenario fundacional. Con el sol cayendo, a las seis de la tarde, se abrían las puertas de la Capilla del Rectorado, aquella en que reciben culto desde noviembre de 1966, cuarenta y dos años después de su constitución. Ahora, al igual que ocurrió hace medio siglo y en el año 1999, ambas imágenes serán dispuestas en un altar efímero en este céntrico templo que albergó la sede de la Hispalense. 

La elección de un itinerario novedoso permitió contemplar al crucificado y a la Virgen en un entorno inédito. Especialmente hermoso fue el transitar por Mateos Gago, con la Giralda al fondo, o la visita a Santa Cruz, otro gran crucificado del Martes Santo. Expectación en la estrechez de Fabiola, que obligó a todos los cofrades a contener el aliento y a recrearse en la belleza impoluta que imprimó Astorga en los rasgos femeninos de la imagen mariana. Qué imaginero y qué dolorosa. Se cerraba por completo la noche en Federico Rubio y el bullicio de la Alfalfa se apagó, por unos instantes, en el camino a Puente y Pellón y el alumbrado de la calle Imagen, anticipando la cada vez más cercana Navidad. Nadie quería perderse ni dejar de retratar uno de los momentos más esperados: el encuentro entre la madera y la cerámica, entre la carne y la azulejería. El retablo de la Encarnación del Cristo de la Buena Muerte y la propia efigie, citándose de nuevo con la historia. En torno a las 21:30, una hora después del horario fijado, hizo su entrada la Virgen de la Angustia.

En este céntrico templo permanecerán las imágenes más de una semana. El 12 de noviembre, lunes, se celebrará un acto institucional junto a la Universidad de Sevilla en el cual se procederá a la entrega, por parte de esta hermandad, del título de Hermano de Honor a la US. El día 13 comenzará el solemne triduo preparatorio, que se extenderá hasta la jornada del día 15. El sábado 16 de noviembre, la iglesia de la Anunciación será escenario de la interpretación del Stabat Mater de Pergolesi.

Ya en la jornada del domingo, el arzobispo de Sevilla presidirá la Solemne Misa Estacional del aniversario de la fundación. Por la tarde, a partir de las 17:30, los titulares regresarán al Rectorado en procesión extraordinaria en sus pasos procesionales, con arreglo al siguiente itinerario: Salida, Laraña, Plaza de Villasís, Martín Villa, Campana, O'Donnell, Plaza de la Magdalena, Méndez Núñez, Plaza Nueva, Plaza de San Francisco, Hernando Colón, Alemanes, Cardenal Amigo Vallejo, Plaza de la Virgen de los Reyes, Plaza del Triunfo, Miguel Mañara, Plaza de la Contratación, San Gregorio, Puerta de Jerez, San Gregorio, San Fernando, Lonja de la Universidad y entrada en torno a las 21:30. El acompañamiento musical correrá a cargo de la Banda del Maestro Tejera tras el crucificado y Nuestra Señora del Águila, de Alcalá de Guadaíra, tras la Virgen.