Un estilo singular en el Plantinar
El Sol
La hermandad del Sol procesiona por primera vez desde su barrio a la Catedral
La hermandad del Sol es diferente. Parece más castellana que sevillana, más antigua que moderna y más del centro que de barrio. En sus insignias hay más madera que plata, el primer paso es alegórico y en el segundo se ha recuperado la iconografía de la Sagrada Conversación, con la Virgen bajo palio acompañada por San Juan y por María Magdalena. Todavía con pocos nazarenos, con una capilla a medio construir en la parte trasera de la parroquia de San Diego de Alcalá, esta cofradía asentada en el barrio del Plantinar cumplió ayer su primera estación de penitencia a la Catedral.
Hasta la hora de salida era inédita en la Semana Santa de Sevilla: la una de la tarde del Sábado Santo. Quizás por eso, por la novedad, aún quedaba hueco poco antes de la hora de la salida en la plaza del Aljarafe. La capilla del Sol es todavía una mole de hormigón sin pintar y sin azulejos. La cruz de guía sale acompañada por unos ciriales. Los últimos nazarenos del paso de Cristo también los llevan.
Todo distinto. El primer paso representa al Varón de Dolores, un Cristo resucitado abrazado a la cruz y pisando la calavera de Adán y una serpiente que se enrosca a sus pies. El conjunto simboliza el triunfo de la cruz sobre el pecado. La cofradía cuida los detalles al máximo hasta parecer que lleva saliendo desde el siglo XIX. Lo parece porque sus insignias mezclan la madera y la pedrería, porque las bambalinas y el manto de la Virgen del Sol están pintados y no bordados, porque la imagen luce una ráfaga como ya sólo hacen las vírgenes de gloria, porque los nazarenos llevan la cola recogida en la mano e incluso tienen previsto en años venideros arrastrarla en señal de luto. Parece tan distinta que hasta alguien del público pregunta a su acompañante: "¿Y dices que ésta es la primera vez que va a la Catedral?"
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