SUCESO
Muere tras no superar las lesiones que le provocó la caída de una camilla

La Esperanza de Triana adquiere un lienzo del círculo de Murillo

La obra se asemeja a los postulados estilísticos de Murillo

Aumenta la pinacoteca no solo de una hermandad sino de todo el conjunto de nuestras cofradías. La hermandad de la Esperanza de Triana ha materializado la compra de una Piedad,atribuida al círculo de Bartolomé Esteban Murillo y que se fecha en el siglo XVII. Se trata de un óleo sobre lienzo de 107 x 80 cm; y de 123 x 94,5 cm con el marco reentelado en el siglo XVIII. El reentelado es la operación que consiste en reforzar la tela original mediante la adhesión de otra tela por el reverso.

El cuadro que ha adquirido la hermandad

El pintor, de escuela andaluza, ha tomado como modelo La Piedad de Murillo, un óleo actualmente conservado en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Por la proximidad estilística con el maestro sevillano, y por la época en que fue realizado, podría tratarse de un pintor del taller. Compositivamente también es fiel al original: el cuerpo muerto de Cristo es acogido por la Virgen, a la que acompañan dos ángeles. Uno de ellos se enjuga las lágrimas. Tres serafines asoman en el rompimiento de Gloria. Intensos claroscuros modelan los cuerpos y subrayan el pathos de la escena. Los instrumentos de la Pasión descansan junto al cuerpo exánime. La dulzura de los rostros, de redondeadas facciones, es genuinamente murrillesca, así como los suaves gestos y actitudes. Esta obra pertenece a la edad de oro de la escuela sevillana.

La iconografía de la Piedad surge de una evolución gradual de cinco siglos y, según Panofsky, deriva del tema del Threnos bizantino, la lamentación de la Virgen sobre el cuerpo muerto de Jesús, así como de la Virgen de la Humildad. Los primeros artistas que ven las posibilidades de este tema son los escultores alemanes, encontrándose el primer ejemplo conservado en la ciudad de Coburg, una pieza de hacia 1320. Con el paso del tiempo la iconografía irá extendiéndose por Europa, y ya en el siglo XVII, después de la Contrarreforma, se convirtió en uno de los temas más importantes de la pintura devocional.

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