Un esfuerzo frustrado
Santa Genoveva
Un fuerte aguacero sorprendió a la corporación y ésta volvió a su templo
El peor de los escenarios posibles en el Tiro de Línea. La hermandad se echó a la calle manejando unos partes que anunciaban una pequeña previsión de lluvia que podía aparecer cuando la cofradía estuviera llegando al centro, pero el agua quiso adelantarse y un gran aguacero sorprendió a la corporación cuando el Señor del Cautivo estaba por el Porvenir y la Virgen de las Mercedes discurría por Almirante Topete. En un primer momento la hermandad decidió seguir hacia adelante, pero la tormenta arreció con fuerza y se tuvo que tomar la peor de las decisiones posibles: había que recorrer lo andado.
La cofradía empezó a volver sobre sus pasos apresuradamente. El palio, a paso de mudá, se plantó a las puertas del templo a las 14:25, tras apenas 40 minutos en la calle. Los priostes habían tapado el manto de la Dolorosa con un gran plástico para evitar el deterioro de los bordados.
Las lágrimas no tardaron en aflorar entre los costaleros y los vecinos el barrio que iban rodeando el paso de palio. La lluvia seguía apretando y la Virgen efectuaba una presurosa entrada sin dar la vuelta. El segundo de los pasos ya estaba resguardado.
La cofradía volvía descompuesta, los nazarenos iban totalmente empapados y realizando un gran esfuerzo. El paso del Señor, que había sido cubierto con un capote, llegaba a la iglesia mientras la banda de cornetas y tambores interpretaba algunas marchas. Los costaleros iban dispuestos alrededor del paso para que nadie tocara el oro mojado y se lo pudiera llevar en las manos. Los candelabros de guardabrisas, llenos de agua, resumían toda la lluvia que le había caído a la hermandad en su intento valiente de llegar al centro.
Entró el Cautivo igual que la Virgen de las Mercedes, mientras que los nazarenos de los primeros tramos que aún quedaban por entrar tenían que sortear algunos coches por Felipe II. La hermandad había acortado su camino.
El último en entrar en la iglesia fue el hermano mayor, Francisco Javier Bonilla, que se dirigió a sus hermanos: "Os quiero pedir perdón. Ellos han querido que volviéramos antes. Teníamos que salir y eso es lo que hemos hecho".
Una vez que el patrimonio humano estaba resguardado era la hora de valorar los daños. La primera medida fue la de abrir las puertas para que corriera el aire, ya que la humedad era lo peor para las imágenes y los pasos.
La hermandad lo intentó y no pudo ser. Habrá que esperar hasta el año que viene.
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