La discípula María Magdalena
Fue la primera testigo de la Resurrección y según la tradición estaba con María y San Juan al pie de la cruz
Más de 50.000 personas han visitado la exposición del centenario del besamanos de la Macarena

Pocas figuras secundarias de la Pasión de Cristo son tan complejas como María Magdalena. Tanto que en ella la tradición ha unido varias mujeres. Por un lado la mujer adúltera a la que Jesús salva de la lapidación con una frase contundente: “quien esté libre de pecado, que tire la primera piedra”. Por otro, la mujer que ungió los pies con perfume a Jesús o María de Betania, la hermana de Lázaro o a quien le expulsaron los siete demonios. En ocasiones, además, se le confunde en la tradición y la iconografía con María Egipciaca, que fue prostituta, se convirtió y se retiró con tres panes ha hacer penitencia. Se la representa con el pelo suelto y desde el siglo XI hay representaciones en las que se confunde María Magdalena y María Egipciaca.
Es considerada santa por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa y la Comunión anglicana, que celebran su festividad el 22 de julio. En 1988, el papa Juan Pablo II en la carta Mulieris Dignitatem se refirió a ella como la “apóstol de los apóstoles”.
Santa María Magdalena es una devoción muy presente en Sevilla. Cuando SanFernando erige las 24 parroquias históricas, le dedica una de ellas a la santa, que en la Baja Edad Media fue una importante devoción en todo el orbe católico.
Entre las hermandades que le dan culto están la Hiniesta, la Siete Palabras, el Duelo del Santo Entierro, la Sacra Conversión del Valle, y de la Hermandad del Sol. Además también procesiona en el misterio de la Hermandad de las Aguas, de la Lanzada, de la Quinta Angustia, de la Trinidad y de Santa Marta.
En lo que todas las representaciones de María Magdalena coinciden es en la complejidad del personaje. Artísticamente, según indica el libro Guía para identificar los santos de la iconografía cristiana (Cuadernos Arte Cátedra), se la suele representar con ricos vestidos y los cabellos largos y despeinados. De hecho, María Magdalena en el paso de las Cinco Llagas (Hermandad de la Trinidad) o en el del Cristo de la Conversión (Montserrat), lleva el pelo natural y suelto. La santa que va junto al crucificado de la Buena Muerte de la hermandad de la Hiniesta lleva el pelo tallado, pero igualmente largo y despeinado, e incluso muestra un hombro al aire. Y es que, cuando Castillo Lastrucci presentó el boceto de la santa penitente, la corporación pidió al escultor que cubriese el hombro de la Santa Mujer con sus ropajes. Hoy en día, lejos de la pacatería imperante entonces, podemos disfrutar de la belleza triste de la Magdalena tal y como la concibió el artista. Esta Hermandad junto con la del Sol, la tienen como titular y celebran cultos el día que la Iglesia celebra su festividad.
Lo que está claro es que era una discípula distinguida y así aparece tanto en el Nuevo Testamento como en varios evangelios apócrifos. Por eso se la representa casi siempre al pie de la cruz. La hermandad del Sol ha recuperado en su paso de palio la Sacra Conversación entre María Magdalena, la Virgen y San Juan. Como curiosidad, la razón por la que San Juan está situado a la derecha de la dolorosa porque el palio estaba concebido para que estuviera una María Magdalena que nunca se puso.
En la provincia, la devoción de santa María Magdalena es muy importante en Arahal, de donde es patrona desde tiempos del rey San Fernando y en 1796 el papa Pío VI la elevó a rango canónico, distinción de la que gozan pocas devociones de la Archidiócesis.
María Magdalena es nombrada en cinco hechos de los evangelios canónicos. En cuanto a los apócrifos, se denomina evangelio de María Magdalena a un escrito entre los años 30 y 180 d. C del que han llegado hasta nuestros días solamente algunos fragmentos: dos, muy breves, en griego, en manuscritos del siglo III (papiro Rylands 463 y papiro Oxyrhynchus 3525); y otro, más extenso, en copto (Berolinensis Gnosticus 8052,1), probable traducción del original griego. La mayoría de los eruditos están de acuerdo en que el evangelio original fue escrito en griego durante el siglo II. Sin embargo, el profesor Hollis, del Seminario Harvard, sugiere que fue escrito en tiempo de Cristo. En ninguno de los fragmentos hay mención alguna del autor de este evangelio. El nombre que tradicionalmente recibe se debe a que se cita en el texto a una discípula de Jesús llamada María, que la mayoría de los especialistas identifican con la María Magdalena, aunque algunos han sugerido que podría referirse a María, la madre de Jesús.
En cualquier caso, la imagen de María Magdalena ha sido siempre uno de los personajes que más atención ha llamado a los artistas. Se la ha representado siempre con el frasco de perfume cerca y la melena suelta formada por cabellos largos. Incluso, en el palio del Sol se la puede ver el Sábado Santo con un cuidado peinado de tirabuzones y una melena pelirroja.
María Magdalena y el huevo de pascua
Una tradición ortodoxa relata que tras la Ascensión, María Magdalena fue a Roma a predicar el evangelio. En presencia del emperador romano Tiberio, y sosteniendo un huevo de gallina, exclamó: “¡Cristo ha resucitado!”. El emperador se rio y le dijo que eso era tan probable como que el huevo se volviera rojo. Antes de que acabara de hablar el huevo se había vuelto rojo. Un color relacionado con la Pascua de Resurrección.
Otra tradición habla de que el corazón sagrado de Cristo quedaría encerrado en un recipiente con forma de huevo del que María Magdalena sería guardiana.
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