Cultos externos de regla y salidas extraordinarias: del pasado al presente

Reportaje

En los últimos años ha crecido exponencialmente el número de este tipo de procesiones

Coronaciones, misiones, aniversarios... Una cuestión que ha evolucionado a lo largo de los siglos

La burbuja de las procesiones en Sevilla amenaza a las arcas municipales

Joaquín Fajardo, nuevo hermano mayor del Carmen de San Gil

El Gran Poder en la extraordinaria de 2021 tras la Misión / Antonio Pizarro

Es sabido y de alcance general que numerosas ramas del conocimiento se han aproximado o han tratado, a lo largo de la historia, el fenómeno de la religiosidad popular hispalense como un concepto trascendental e, incluso, inabarcable. Minuciosos artículos, sesudos análisis y variadas interpretaciones han procurado definir la relación indisoluble de la ciudad con su forma no solo de expresar un credo, sino de expresar una propia personalidad y una identidad del todo compleja. La Semana Santa, las cofradías -así lo han acordado intelectuales, sociólogos, antropólogos, literatos- vertebran de manera inexcusable una parcela capital de nuestra comunidad. Fe, familia, vecindad, amistades, ritos... Independientemente de las motivaciones, la participación de cofrades/público se ha perpetuado hasta conformar una fiesta total, que diría Moreno, con infinidad de aristas.

Sucede que este fenómeno de las procesiones, que se extiende durante todo el año y más allá de los siete días pasionistas, parece alcanzar en nuestros tiempos un grado de presencia continuada en el calendario que, de algún modo, revela cierta saturación en diversas esferas cofradieras, cuestión que ha planteado sesudos debates con variados argumentos: absorción límite de los recursos municipales (el caso de la no visita de Valme al Ayuntamiento), pérdida del sentido de la medida... Naturalmente, el fin de estas corporaciones instituidas en el seno de la Iglesia es la propagación y mantenimiento del culto a Dios y a las imágenes, pero sin género de duda estamos asistiendo a un momento de magnitudes desconocidas en el que confluyen dos cuestiones: los propios cultos externos correspondientes a las Reglas de las hermandades y las procesiones extraordinarias. Estas últimas se ubican en el punto de mira de un generoso número de cofrades como germen del posible conflicto, si bien lo razonable y lógico es que, con setenta hermandades penitenciales, otras tantas decenas de gloria, sacramentales y asociaciones, se cumplan efemérides variadas prácticamente cada año. Llegados a este punto, la solución solo la posee la autoridad eclesiástica, que asume las competencias de las autorizaciones, circunstancia que abordaremos más adelante.

El Cristo de San Agustín, en su última extraordinaria allá por 1926

Este tipo de procesiones, que como su apellido subraya debieran traspasar su apartado ordinario, no son en ningún caso un fenómeno novedoso. Realmente, desde hace siglos se realizan estas prácticas sustentadas en diferentes ejes pastorales y en según qué contexto histórico, social o político. Innumerables son las rogativas del Cristo de San Agustín desde el siglo XV implorando por el cese de epidemias, o procesiones en acción de gracias tras el cese de conflictos armados (la Macarena una vez expulsados los franceses o el Gran Poder al fin de la guerra civil en 1939). El propio formato del Santo Entierro Grande se inaugura en 1850 a petición de los Duques de Montpensier. Sin embargo, es cierto que el siglo XX experimenta un notable crecimiento de este tipo de cortejos que ha terminado de cristalizar en el presente.

Por ejemplo, en el año 1965 se organizaron unas misiones evangelizadoras que llevaron multitud de imágenes a los entornos periféricos de la ciudad para acercar la fe a otros barrios en crecimiento o expansión. El Cristo del Amor en la Carretera de Carmona, la Macarena en el Polígono de San Pablo, la Hiniesta en el Cerro, Vera Cruz en la calle Salado, los Javieres en las Candelarias, San Bernardo en Su Eminencia... Este concepto misional, en "desuso" durante décadas, se recuperó en 2021 con motivo del cuarto centenario de la hechura de Jesús del Gran Poder, que fue trasladado a los Tres Barrios-Amate, y se repetirá en 2025 con la Esperanza de Triana, que será llevada a las Tres Mil Viviendas.

Coronación canónica de la Macarena, el 31 de mayo de 1964

Otro formato harto polémico es el de las coronaciones canónicas, que para muchos han perdido su "valor" debido a su recurrencia, aunque no deja de ser un hermoso reconocimiento a la Madre de Dios independientemente de su advocación. Hasta el año 1988 eran contadas las imágenes que habían recibido dicha distinción, entre glorias y dolorosas (Virgen de los Reyes, Hiniesta, Amargura, Esperanza Macarena o Esperanza de Triana), un camino que abrió y marcó el cardenal Segura. Sin embargo, con la llegada a la sede hispalense de Amigo Vallejo y la continuación por parte de Juan José Asenjo, el número se disparó: entre 1994 y 2025 se habrán coronado hasta treinta y una dolorosas solo en la capital. En el año 2002, incluso, llegaron a coronarse dos imágenes: la Virgen del Valle y la Virgen de los Dolores del Cerro. Todo ello mencionando, de soslayo, la provincia, que está experimentando un auge de extraordinarias y coronaciones: hasta cuatro en 2023, y todas ellas de incontestable calado devocional. En el presente, cinco: Dolores de Brenes, Piedad de Albaida, Sangre de Huévar, Soledad de Cantillana y, este mes, la Soledad de Marchena. 

El caso de 2024

A las coronaciones, misiones y otros sustentos se le unen los aniversarios, que fueron precisamente regulados para evitar la sensación de saturación. En un principio se decretó que solo se autorizarían estas procesiones en celebraciones por conmemoraciones fundacionales y coronaciones, siempre en múltiplos de 25. En ningún caso se contemplan las hechuras de imágenes o efemérides similares. Sin embargo, "por motivos de interés pastoral", se han concedido ciertas salidas en función de programas previos de evangelización y difusión de la Palabra de Dios para acercarla a los fieles. Son los casos recientes de la Virgen de las Aguas en 2022, la extraordinaria de las Angustias por el Congreso de Hermandades de los Gitanos o el cincuentenario de la Virgen del Patrocinio, que procesionó bajo palio por Triana por lo que, realmente, existen ciertos "resquicios" que, si así lo considerase Palacio, serán motivos justificados.

La Virgen del Patrocinio en la extraordinaria de noviembre de 2023 / José Ángel García

Así alcanzamos el otoño de este presente 2024, en el que en cuestión de cuatro meses están programadas medio centenar de procesiones en nuestra ciudad, un caso sin precedentes. A las corporaciones letíficas que rigurosamente cumplen sus preceptos se unen, entre otras, la coronación de la Piedad del Baratillo, la Misión de la Virgen del Amor de Pino Montano, el centenario de Los Estudiantes (dentro del marco de las renovadas Normas Diocesanas), o el primer cuarto de siglo de la coronación de la Estrella. No hay que olvidar el aniversario fundacional de la hermandad de la Misión, que procesionará el 5 de octubre con el Inmaculado Corazón, o el traslado a la Catedral el mismo día de la Virgen de la Salud de San Isidoro por el 350 aniversario de sus primeras reglas. Por último, la presencia de la Virgen del Socorro en la Catedral durante más de un mes (coincidirá incluso con la dolorosa de la calle San Jacinto el día 2 de noviembre) para participar en una generosa exposición o el regreso a las calles del Cristo de San Agustín casi un siglo después, un hito verdaderamente extraordinario.

Y, como colofón, la "magna" de diciembre, el último de los formatos que no es para nada usual en Sevilla -sí en otros puntos de Andalucía, como por ejemplo en Cádiz, que ha celebrado dos en cuatro años- y que servirá de clausura al II Congreso Internacional de Hermandades, un evento que reunirá a miles de personas en la ciudad. Devociones de calado universal recorrerán el corazón de Sevilla en una jornada que se prevé absolutamente histórica y de consecuencias -en el mejor de los sentidos y términos- imprevisibles. ¿Cómo responderá, precisamente, el pueblo?

Y en el horizonte, 2025, que ya nos espera con dos coronaciones (Rocío y Pastora de Santa Marina), aniversarios en San Gonzalo y Las Aguas y una Misión en Triana. Y, por si fuera poco, el Cachorro en Roma. Un debate que continúa aunque luego, en las calles, no quepa un alfiler. Por el motivo que sea... 

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