Cuando el Cautivo de San Pablo procesionó sobre el paso de San Juan Bosco

No todas las efemérides de nuestras hermandades y cofradías requieren las pátinas del blanco y el negro. La ciudad ha disfrutado y memorizado, sin necesidad de acudir a los libros o a las crónicas, varios cultos y actos de hondo calado en la Semana Santa del siglo XXI.

En la tarde del pasado sábado, el último de mayo, los cofrades contemplaron, de manera directa, el paso sobre el que procesiona San Juan Bosco de la Trinidad, una obra de Guzmán Bejarano que cuenta con varios ángeles realizados por Luis Ortega Bru en 1966. Al igual que ha ocurrido en otras ocasiones de la historia -como Jesús Despojado en 1988 o la O en 1943 con el paso de la Pastora de Triana-, un paso de una hermandad de gloria sirvió para una procesión extraordinaria de una talla penitencial.

Hace ya catorce años, en el mes de marzo de 2009, el Señor Cautivo y Rescatado de San Pablo procesionó de manera extraordinaria sobre el citado paso de San Juan Bosco, un acto que sirvió de cierre y culmen a un amplio programa de actos desarrollado con motivo del hermanamiento entre las hermandades del Polígono y la Sed.

El segundo domingo de Cuaresma de aquel año, ocho de marzo por la mañana, y tras presidir varios cultos en la parroquia de la Inmaculada Concepción, la imagen de Álvarez Duarte regresó a su barrio acompañado musicalmente de las Tres Caídas de Triana hasta el templete de la Cruz del Campo, y de ahí a su sede lo hizo con San Juan Evangelista. Salió sobre las diez de la mañana y entró alrededor de las tres y media de la tarde en su parroquia, poniendo el broche de oro a varios meses de acciones sociales conjuntas y otros actos de envergadura.

Aquellos actos extraordinarios arrancaron el mes de septiembre anterior, cuando la Virgen de Consolación visitó la parroquia de San Ignacio de Loyola en rosario de la aurora, sobre su paso procesional pero sin el palio. Un mes más tarde, en octubre, la Virgen del Rosario fue trasladada hasta el barrio de Nervión en su paso de salida, portando el manto blanco de la dolorosa de Dubé de Luque.

En la tarde del siete de marzo de 2009 se firmó la carta de hermanamiento de estas dos corporaciones que son, sin duda, estandarte y bandera de la Semana Santa contemporánea y del crecimiento de los barrios en torno a la fiesta mayor de la ciudad como nuevos ejes de religiosidad popular.