Los carteles que anteceden al anuncio de Sevilla: la confirmación de otras miradas

El concepto de tendencia, en cualquier expresión artística, no se establece de la noche a la mañana. Es un proceso madurativo y paulatino que requiere de continuidades temporales, de confianzas repetidas, de chispazos que no sean rayas en el agua. Sin embargo, a tenor de los acontecimientos, nos atreveríamos a afirmar que se están manifestando nuevos registros y expresiones en la cartelería cofradiera andaluza durante estos últimos años.

De aquella vía que abrió la Hiniesta con el cartel de Manolo Cuervo ha pasado casi una década, y lo que en aquel momento se consideró en algunos sectores como un sacrilegio -Cuervo, pintor de renombre y prestigio internacional- hoy día se ha consolidado como el perfecto complemento que demandan otras voces. No dudamos que en la variedad está la riqueza, pero las corporaciones apuestan progresivamente por nombres emergentes (o no) que sirven de ejemplo de renovación no solo en las ideas sino en el formato.

Y hasta parece que todo está inventado. La cartelería de los años cuarenta, luminosa y rompedora, pareciera incluso más avanzada en lo conceptual y en la ejecución de los mensajes. El cartel, en su más académica definición, no deja de ser el tan repetido anuncio que capta la atención y sintetiza, en el estilo del autor, lo que se pretende representar. Por supuesto que hay lienzos que funcionan como carteles, y ese formato es justo que permanezca.

En estos últimos días hemos conocido los diferentes anuncios pictóricos de varias capitales andaluzas, cada una con sus particularidades y diferenciaciones. A escasas horas de que se presente el de Salustiano (lanza a favor del Consejo que con nombres como Chema Rodríguez, Dani Franca o el propio Cuervo enriquece y amplía su pinacoteca) nuestra fiesta mayor ya ha sido retratada por pinceles de todo tipo. Se ha celebrado especialmente el cartel de Ángel Sarmiento para Málaga, en el que unos niños juegan a lo que siempre soñamos: a la Semana Santa. El juego más serio de nuestras vidas y en el que siempre gana el que emplea la baza de la inocencia.

Nada desdeñable es el cartel de Santi León para Huelva, otra ciudad que también puede presumir de selecciones en estos últimos años. A través del collage fotográfico, León transmite un mensaje de integración total y absoluta del pueblo en la imagen del Señor de Pasión, que camina sobre el mar con su cruz a cuestas y con los rostros de cualquiera de nosotros.

Con un tríptico el amigo Chema Rodríguez recoge los escudos de todas las cofradías gaditanas y esa luz de atardecida marceña en la Tacita de Plata, con la inmensidad del océano como punto de inicio y final. La Catedral, salada y recogida, despide esa luz familiar únicamente posible en los días sacros.

De Almería a Jerez

Son solo algunos de los ejemplos de los registros empleados por algunos autores: relieves, mosaicos o el propio óleo sobre lienzo, siempre tan efectivo y que nos ha dejado obras inolvidables. Nuria Barrera, con el Resucitado como eje central, nos transmite el esencial mensaje de la Pasión, Muerte y Resurrección de Almería. Llamativo ha resultado también el formato de Antoine Cas, próximo cartelista de las Fiestas de Primavera de la ciudad, para la Semana Santa cordobesa y en el que se representan diferentes conjuntos procesionales.

Por último, y no menos desdeñable, ha sorprendido bastante el cartel de Inma Peña para la Semana Santa de Jerez, con el Cristo de la Salud de las Tres Caídas como protagonistas y algunos templos de la ciudad simbolizados en los diferentes santos. Asimismo, Dani Franca ha vuelto a condensar, en sus pinceles, los cielos infinitos y tenebrosos de, en este caso, la bahía gaditana para Chiclana de la Frontera.

Todo preparado para conocer la obra de Salustiano, que a buen seguro no traicionará su estilo y, qué duda cabe... No dejará indiferente a nadie.