“El cambio de sede es una gran oportunidad para la hermandad”

José Antonio Oliert, hermano mayor de los Javieres, esboza cómo será el futuro de la corporación en el templo del Sagrado Corazón de la calle Jesús del Gran Poder

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El altar mayor del templo del Sagrado Corazón y a la izquierda el retablo en el que podría ir la Virgen.
El altar mayor del templo del Sagrado Corazón y a la izquierda el retablo en el que podría ir la Virgen. / Juan Carlos Muñoz

La Hermandad de los Javieres vivió en la noche del miércoles uno de sus cabildos más trascendentales de su historia. Por una abrumadora mayoría, los hermanos de esta todavía joven corporación, decidieron regresar a la que fue su sede fundacional: la iglesia del Sagrado Corazón, también conocida como la de San Francisco de Paula. De la Feria a calle Jesús del Gran Poder. De la feligresía de Omnium Sanctorum a la de San Lorenzo. Un viaje de ida y vuelta que abre un horizonte lleno de posibilidades para la corporación. Su hermano mayor, José Antonio Oliert, avanza cuáles son los pasos que se darán a partir de ahora y ensalza la valentía de su junta de gobierno para comenzar a escribir un nuevo capítulo en su historia.

“La Hermandad de los Javieres es una familia y ha demostrado su categoría y la seriedad. La junta de gobierno, toda de la calle Feria, ha sido muy valiente”, explica el exultante hermano mayor, cuyo empeño y determinación han sido claves para que la Compañía de Jesús acordara con ellos la cesión del templo, además de la capilla de Los Luises y otras dependencias, siempre de la mano y con el apoyo del Arzobispado.

La iglesia del Sagrado Corazón.
La iglesia del Sagrado Corazón. / Juan Carlos Muñoz

Oliert ha empleado la jornada siguiente al intenso cabildo a comunicar “de manera oficial” el resultado a las instancias interesadas. El siguiente paso será al firma del comodato, que el hermano mayor espera que se pueda realizar antes del 17 de abril. ¿Por qué esa fecha?: “Es cuando entramos en el periodo electoral Si está firmado se puede abrir para convocar elecciones. Si no tendría que darse esa prórroga que el cabildo ha autorizado a pedir”.

La intención de la hermandad es salir en la Semana Santa de 2026 desde su nueva sede. Un templo que se encuentra en óptimas condiciones, incluso con reformas en dependencias interiores recientes. “Sí nos gustaría darle un remozado a la fachada”, señala Oliert. La hermandad podrá disponer de amplios espacios, uno con alrededor de cien metros cuadrados, lo que les permitirá alquilar su actual casa de hermandad, en la calle Peris Mencheta.

La ubicación del Cristo de las Almas y de la Virgen de Gracia y Amparo

El acuerdo alcanzado con los jesuitas faculta a la hermandad para situar a sus imágenes titulares en donde considere oportuno. El hermano mayor tiene clara cuál es la idea: “El Cristo iría en la altar mayor sin necesidad de hacer obras. La Virgen, posiblemente, donde está la Gran Madre de los Jesuitas”. En la capilla de Los Luises, por su parte, se rendiría culto a San Francisco Javier.

Oliert también avanza que una de las ideas es que el paso de Cristo, y puede que el nuevo palio, se pueden ver permanentemente en la iglesia. Un templo que pretenden abrir, al menos, seis días a la semana para dar un par de misas como poco: la de los martes de hermandad y la dominical. Incluso pueden recuperar la nocturna de esta jornada, que tanta aceptación tenía.

La imagen conocida como la Gran Madre de los Jesuitas.
La imagen conocida como la Gran Madre de los Jesuitas. / Juan Carlos Muñoz

La oficialidad de los Javieres es consciente de que todas las hermandades que han cambiado de templo, yéndose a una sede propia, han crecido en número y en vida. Es algo que también esperan: “Es una gran oportunidad para nosotros”. Pero la responsabilidad de tener una sede también conlleva importantes gastos. La hermandad ha calculado que cuando estén instalados, sin contar con los ingresos extra que pueden llegar, el importe a afrontar al mes se incrementaría en unos 400 o 500 euros. “No es más”, incide Oliert.

El cambio a la calle Jesús del Gran Poder también abre para la hermandad otras posibilidades de puesto en la nómina y de recorrido para el Martes Santo. Pero para eso habrá que esperar al año que viene, aunque ya hay proyectos en marcha.

Un templo con una apasionante historia

La puerta principal del templo.
La puerta principal del templo. / José Ángel García

La iglesia del Sagrado Corazón de Jesús cuenta con una historia apasionante. Fueron los frailes mínimos franciscanos los que deciden en el siglo XVI la creación de un colegio para educar a los miembros de la orden. Estuvo dedicada a San Francisco de Paula, de quien conservaban unas reliquias.

Los mínimos permanecieron el colegio e iglesia de San Francisco de Paula hasta el año 1835, exceptuando el periodo de la ocupación francesa. Los franceses, como ocurrió por toda la ciudad, saquearon buena parte de las obras de arte de la comunidad, aunque algunas se pudieron recuperar tras solicitarlo el superior de la orden. Los mínimos volvieron a su casa y permanecieron hasta 1835, cuando el colegio pasa a formar parte de un cuartel de artillería. No obstante, y hasta 1866, un fraile se mantuvo al frente para que la iglesia nunca perdiera el culto.

Los jesuitas tienen un primer contacto con el templo de la calle Jesús del Gran Poder entre 1866 y 1868. En esa fecha, la masonería que extendía su poder por la ciudad, comienza a perpetrar sus atentados patrimoniales fruto de los cuales, y con el contexto de La Gloriosa, se derriban templos, conventos y otros bienes de suma importancia, entre ellos el cercano de San Miguel. Una joya.

La entrada a la Capilla de los Luises, en la calle Trajano.
La entrada a la Capilla de los Luises, en la calle Trajano. / José Ángel García

La iglesia de San Francisco de Paula se libra de la piqueta, pero es cerrada y los jesuitas son expulsados. La masonería decide entonces ceder el templo para el culto a una sociedad bíblica de Londres, una comunidad anglicana, al igual que ocurrió también con San Basilio. Esta iniciativa apenas tuvo éxito. En 1887, una mujer de la alta sociedad sevillana, Dolores Armero, rescató el templo para la advocación del Sagrado Corazón de Jesús pagándolo de su bolsillo y se lo cede de nuevo a los jesuitas, que instalan su casa profesa.

En el templo queda poco del siglo XVI. Luce de manera especial el magnífico artesonado de principios del siglo XVII. Del XVIII son varios de los altares, destacando el de la Inmaculada, de gran belleza, atribuida a Duque Cornejo. El altar mayor, de estilo neoclásico de finales del XIX, que contaba con una serie de doce cuadros sobre la vida de san Francisco de Paula, realizados por Lucas Valdés hacia 1710, que se encuentran actualmente en el Museo de Bellas Artes de Sevilla.

En el templo se encuentra la tumba del recordado Padre Tarín declarado venerable por San Juan Pablo II. Siendo superior en 1905 promovió la creación del colegio de los jesuitas en Sevilla, entonces en la plaza de Villasís.

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