El broche devant de Montserrat: la historia de una joya única

Entre las múltiples labores que las hermandades pueden -y deben- desarrollar para con sus hermanos y el resto de público se halla la cada vez más solicitada virtud de la pedagogía. Y las redes sociales se configuran como un espacio cómodo, capital y atractivo para potenciar esta cuestión. Bien entendidas, se convierten en herramientas muy eficaces para el ejercicio de la culturización y el conocimiento. 

Es es caso, por ejemplo, de la hermandad de Montserrat, que ha compartido con todos los coffrades la intrahistoria de una de las piezas más singulares e interesantes del ajuar de su dolorosa. Seguro que todos vez nos hemos fijado y, a la vez, preguntado acerca de su origen debido a la personalidad de su diseño y a su incuestionable valor artístico. Tanto es así que guarda, incluso, una especial vinculación con la realeza. 

Estamos hablando del broche devante de corsage, que suele colocarse en el talle de la imagen -o cinturilla-, rematando la parte superior de la saya. Cuenta con numerosos motivos florales. Realizado en plata de ley y cristal de roca, fue realizado en el siglo XIX y es de procedencia francesa. Se desconoce cómo y cuando lo adquiere esta corporación, pero algunas teorías apuntan que pudo ser regalo o donación de la duquesa de Montpensier (familia esencial en el devenir histórico de la hermandad y en su configuración estética) o, incluso, de la propia reina Isabel II. No hay por el momento ninguna hipótesis confirmada, pero sí se sabe que este tipo de joyas las poseían y lucían mujeres de alta alcurnia o poder adquisitivo. 

Suele ponerse a la Virgen de Montserrat en fechas señaladas y grandes festividades, como el besamanos anual o el Viernes Santo. Una verdadera obra de arte que engrandece, más aún, la siempre sobrecogedora puesta en escena de esta soberbia dolorosa.