Ben Baso se opone al museo del arte sacro en el Castillo de San Jorge

Considera que la que fuera sede del Tribunal de la Inquisición debería mantenerse como lugar que preserve la memoria de quienes sufrieron el Santo Oficio

Esgrime que hay edificios de titularidad municipal a la espera de uso o cerrados que servirían de mejor continente

El Castillo de San Jorge será el museo del arte sacro en Sevilla

La exposición dedicada al orfebre Juan Borrero que se organizó hace una década en el Castillo de la Inquisición. / D. S.

Un lugar que se debería destinar a preservar la memoria de quienes sufrieron la acción de la Inquisición. La Asociación de profesores para la Difusión y Protección del Patrimonio Ben Baso se ha mostrado contraria a la instalación de un museo del Arte Sacro en el castillo trianero de San Jorge. El Ayuntamiento de Sevilla, a través de la delegación de Fiestas Mayores, anunció hace prácticamente un año la cesión de este espacio que fue sede del Tribunal de la Santa Inquisición a la Asociación Gremial de Arte Sacro para que los artistas pudieran exponer sus trabajos. Ahora, Ben Baso ha enviado una carta al alcalde en la que argumenta su oposición al destino que se pretende dar a la cripta del castillo y señala otros lugares más adecuados para este fin.

La reapertura de la cripta del castillo de San Jorge como espacio dedicado al arte sacro supondría "desdibujar por completo la lectura correcta de ese recinto arqueológico", según Ben Baso. En la carte enviada a José Luis Sanz, esta asociación que defiende el patromonio explica que este castilo de origen almohade acogió la sede sevillana del Tribunal de la Santa Inquisición, salvo un breve período en el siglo XVII, desde 1481 hasta el traslado a su última sede del colegio de las Becas en 1785. Entre sus paredes se situaron viviendas y estancias del tribunal, así como las celdas y salas de tortura. Tras la marcha del tribunal, el espacio sería ocupado por el mercado de abastos, cuya renovación a finales del siglo pasado permitió el descubrimiento de los restos del castillo y su musealización.

Señala Ben Baso que "un proyecto insuficiente y la falta de una promoción atractiva han provocado reiterados cierres por una u otra causa y, en más de una ocasión, lacripta ha sido utilizada para exposiciones de carácter diverso, donde ni el continente ni sus contenidos podían interpretarse con rigor, una práctica que muestra la falta de una política de largo recorrido por parte de los últimos gestores municipales". La asociación advierte que el alcalce del cconvenio con la Asociación de Arte Sacro para la cesión del espacio "debería ser publicitado a la ciudadanía" y, sobre todo, insiste en que "discrepa totalmente" acerca de la idoneidad de la cripta como sede de los contenidos de dicha asociación.

El Castillo de San Jorge. / José Luis Montero

Ben Baso detalla los motivos que motivan este rechazo. En primer lugar, indica que el castillo de la Inquisición es un lugar para "preservar la memoria mistórica de quienes sufrieron el rigor inmisericorde del temido Tribunal y ese debe ser su principal destino museístico". "En tiempos que amenazan con la vuelta de planteamientos intolerantes, racistas, homófobos y similares, parece incongruente maquillar la historia de la represión ideológica de siglos anteriores. Sevilla necesita un buen espacio musealizado que explique con rigor y didáctica la historia y el funcionamiento del Tribunal del Santo Oficio, sin caer en la teatralidad de los potros y herramientas de tortura habituales en otras localidades, sino que, por el contrario, se elabore un discurso por la tolerancia acorde con los valores que Chillida expresaba en su obra en el cercano muelle de la Sal", expone en su carta.

Como "cierto sarcasmo" califica Ben Baso "cubrir o enmascarar la represión sufrida por miles de personas con las muestras del arte sacro del poder eclesiástico que los condenó", aunque asegura que "en absoluto provocado por los artesanos actuales". En este sentido, recuerda la prisión del artista Pietro Torrigiano en 1552 a instancias de la Inquisición. "Arte y censura nunca discurrieron en libertad", añade.

La asociación insiste en la conveniencia de encontrar un espacio más adecuado para los fines de la Asociación de Arte Sacro. "Ni las humedades de la cripta, ni la escasa luz natural presente nos parece el lugar adecuado para presentar obras de bordados, orfebrería, esculturas o similares". Por el contrario, esgrime que en Sevilla hay suficientes espacios que forman parte del patrimonio municipal que podrían albergar esos contenidos y enmarcarlos en un contexto que facilite su comprensión. Señala el monasterio de San Jerónimo, el templo de San Laureano, San Hermenegildo o el abandonado templo del Carmen, sin olvidar otros edificios municipales que acaban de pasar cedidos a manos privadas (el Valle o San Agustín), así como espacios pertenecientes a otras instituciones (San Lázaro), o conventos cerrados que acogerían mucho mejor al arte sacro, como es el caso, por ejemplo, del Convento del Socorro.

"Por ello, creemos que no conviene mezclar 'churras con merinas', sino que hay que mantener el uso adecuado para el que se creó la cripta del castillo de la Inquisición, y por otro lado, buscar un espacio mejor para las necesidades de la asociación de Arte Sacro. La Cultura con mayúsculas no puede improvisarse de este modo. Y mucho menos en estos momentos históricos".

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