Así avanzan las obras de la parroquia de Omnium Sanctorum de Sevilla
Los trabajos de conservación finalizarán en octubre
La tarea actual se centra en la adecuación de la instalación eléctrica y la reparación de los paramentos exteriores
La obra de la calle Zaragoza de Sevilla se alarga hasta finales de noviembre
La Parroquia de Omnium Sanctorum cerró sus puertas el pasado 13 de mayo para las obras de restauración previstas en la fachada y el interior del templo. Actualmente, como ha señalado José María Romero, director de obras, en la web de la Archidiócesis, los trabajos responden a dos necesidades urgentes del momento: la adecuación de la instalación eléctrica y la reparación de los paramentos exteriores. “La instalación eléctrica se encontraba obsoleta, de manera que no cubría la demanda necesaria y tampoco permitía una iluminación apropiada”, explica.
Esto, unido al estado de los paramentos exteriores ha promovido una intervención de conservación -y no de restauración- consistente en cuatro unidades de obra básicas: nueva instalación eléctrica, instalación de iluminación, reparación de fachadas, y pintura interior y exterior del templo”.
Asimismo, las obras previstas se han mejorado con “un incremento de la iluminación con efecto más ornamental, limpieza técnica de las portadas góticas y la restauración del sepulcro de Los Guzmanes, monumento en sí mismo dentro del monumento principal que es el templo”. En palabras de José María Romero, “esto supera las expectativas iniciales y contribuye a tener un templo donde se pueda apreciar mejor la belleza de su arquitectura y las obras de arte que contiene, así como al enriquecimiento estético del exterior”.
Las obras se han programado para finalizar en octubre de este año, “de manera que el templo esté abierto al culto a primeros de noviembre”. De momento, “llevan buen ritmo, a pesar de que cada día, como ocurre en toda obra de una casa vieja, surgen detalles no contemplados en proyecto y que vamos resolviendo con la mayor diligencia posible. La consigna que prevalece entre los intervinientes en la obra es hacer lo necesario para alcanzar un resultado óptimo”.
Aunque se trata de una intervención discreta, en palabras del director de obras, “los usuarios habituales vamos a encontrar una gran diferencia con su estado anterior, debido a la nueva iluminación, la pintura y los acabados exteriores. Los nuevos observadores encontrarán un monumento con el aspecto apropiado a su categoría”. Por todo ello, “se considera que esta intervención es prioritaria, oportuna y de alto interés para la conservación del patrimonio monumental de la diócesis”.
Este templo, levantado en 1249, constituye uno de los más antiguos de la ciudad y de los que mejor conservan el aspecto medieval de las construcciones religiosas de aquella época. Fue renovada durante los siglos XIV y XV, a consecuencia de los daños sufridos por el terremoto del año 1356. La iglesia fue incendiada y saqueada en 1936, siendo posteriormente objeto de una notable restauración y reponiéndose de nuevo sus cubiertas en el año 1993. Está catalogada como BIC desde 1931.
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