Las ausencias de la Virgen de los Reyes el 15 de agosto
La Patrona no falta a su cita con los fieles desde la II República
Así se vivirá en la Catedral de Sevilla el día de la Virgen de los Reyes
La inspiración del manto de la coronación de la Virgen de los Reyes
Es costumbre que desde tiempo inmemorial la Virgen de los Reyes, devoción principal del rey San Fernando que la trajo a Sevilla durante la Reconquista de la ciudad, sea sacada en procesión el 15 de agosto, festividad de la Asunción y día de la dedicación de la Catedral de Sevilla. Así comienza el recordado Juan Carrero el capítulo que dedica a las procesiones en su libro amplio y completo sobre la Patrona de Sevilla y su Archidiócesis. Son pocas las veces que la Virgen de los Reyes se ha quedado sin salir en su procesión anual por diversas circunstancias. Carrero menciona tan sólo dos ocasiones: 1592 y 1854. Pero hay que destacar algunas más, como el trienio durante la II República en la que la procesión se celebró por las última naves del Templo Metropolitano.
La pandemia del Covid-19 ha dejado a Sevilla huérfana de procesiones. Las de Semana Santa no se celebraron después de 87 años. El Corpus se limitó a una procesión con el viril por el interior de la Catedral y a una bendición a los fieles desde la Puerta de la Asunción. Las glorias tampoco han podido realizar sus salidas. Y, tras casi 90 años, la Virgen de los Reyes no pisará las calles el 15 de agosto para recorrer las gradas bajas de la Catedral para reencontrarse con sus muchos fieles y devotos. Muchas personas albergaban ciertas esperanzas de que se pudiera organizar una procesión con limitaciones, pero tanto el arzobispo, monseñor Asenjo, como el propio Cabildo Metropolitano, tenían claro que este año no sería posible por las complicadas circunstancias del Covid-19.
En el caso de la Virgen de los Reyes no habrá siquiera procesión por las últimas naves de la Catedral, como sucedió en los años de la República. Los actos del 15 de agosto se limitarán a las misas previas para los fieles, que se han incrementado, la solemne misa estacional que presidirá el arzobispo, y la apertura de las puertas para que todos los devotos puedan venerar a la Virgen que se encontrará dispuesta a los pies del Altar del Jubileo, sobre el mármol del templo.
En la publicación de Carrero sobre la Virgen de los Reyes y su historia se hace referencia a dos salidas frustradas el 15 de agosto. La primera sería en el lejano año de 1592. Relata el historiador que se había cubierto todo el recorrido por unas velas para proteger a las personas del sol, pero que, casualmente, la procesión tuvo que ser suspendida porque "llovió mucho".
La otra ocasión en la que la Virgen no efectuó su procesión agosteña, según Carrero, fue en el siglo XIX. Concretamente, en el año 1854. La ciudad estaba afectada por una epidemia de cólera, por lo que la salida de la Patrona se trasladó del día de la Asunción el domingo 12 de noviembre a las diez de la mañana.
Las suspensiones en el siglo XX
No existen datos muy fiables acerca de las veces que la procesión de la Patrona se ha suspendido por distintas cuestiones a lo largo del siglo XX. La asociación de fieles se remite a lo recogido por Carrero en su libro. Lo cierto es que los más veteranos de la asociación no recuerdan un 15 de agosto lluvioso en el que se tuviera que suspender la procesión de la Virgen.
En el siglo XX, la procesión se ha suspendido por cuestiones que han ido más allá de lo meteorológico. Según las crónicas, y a falta de de otras referencias, hay que remontarse a los años de la II República para encontrar los años en los que Sevilla se quedó sin la procesión, al menos en las calles, de la Virgen de los Reyes.
El periodo de la II República fue especialmente convulso para la Iglesia y, por consiguiente, para la religiosidad popular, que se vio muy afectada. Tras las elecciones generales celebradas en España el 12 de abril de 1931, en las que salieron ganadoras en 41 capitales de provincia las fuerzas opositoras a la Corona, Alfonso XIII dejaba el Gobierno, dando paso a la II República, un periodo histórico que se extendió hasta 1936 y que supuso una clara recesión para las hermandades y cofradías de Sevilla, que afectó también a la procesión de la Virgen.
La Semana Santa de 1931 fue la última sin sobresaltos, ya que el Domingo de Ramos fue el 29 de marzo y la República no se proclama hasta el 14 de abril. Por tanto, la procesión de la Virgen de los Reyes llegó con el nuevo régimen ya instaurado y un clima muy antireligioso y contrario a la Iglesia.
Como era habitual entonces, a las seis de la mañana se celebró la solemne misa ante el paso de la Patrona, situado en la Capilla Real. Apunta el cronista que eran millares los fieles que esperaban a la Virgen a la salida de la Catedral, en la plaza llamada entonces del cardenal Lluch, aunque advierte de la menor presencia de fieles por la ausencia de los peregrinos de los pueblos cercanos.
Llaman la atención las continuas muestras de fervor y aplausos desbordaos que relata la crónica, un hecho que hoy es muy diferente, puesto que el silencio es el que jalona la procesión actualmente. A las ocho en punto salió la Virgen por la Puerta de los Palos. A su llegada a la calle Cánovas del Castillo, hoy Avenida de la Constitución, fue girado el paso hacia el Ayuntamiento. La procesión finalizó minutos después con la entrada por la Puerta de San Miguel.
Después de esa salida, los sevillanos tendrían que esperar hasta 1935 para volver a ver a la Virgen por las calles. En los años 1932, 33 y 34, la procesión por las grandes bajas de la Catedral fue sustituida por otra celebrada por las últimas naves de la Catedral.
Los cultos se siguieron celebrando con toda pompa y boato, así como la procesión interior. Así relató el diario Abc la de 1933, un año en el que, como este, no hubo procesiones de Semana Santa en la calle: "A las ocho en punto se puso en marcha el paso con la imagen de la Santísima Virgen, que salió de la Capilla Real, siendo un momento de verdadera emoción. La Santísima Virgen lucía rica saya blanca bordada en oro y soberbio manto de terciopelo verde, bordado con el mismo metal. A los pies de la Virgen se habían colocado infinidad de varas de nardos. Las andas iban rodeadas por los capellanes reales y numerosísimos fieles que seguían a la bendita imagen. Las naves del templo se vieron repletas de devotos, siendo insuficientes para contener a estos. Al llegar la procesión al altar mayor, el paso se colocó en el presbiterio bajo, al lado del Evangelio, dando comienzo la solemne función, con asistencia el cardenal-arzobispo".
En el año 1934 se mantuvo esta liturgia y la procesión de la Virgen se celebró por la naves catedralicias.
Tras tres años, la Virgen de los Reyes volvía salir en procesión por las calles el 15 de agosto de 1935. A las ocho en punto el palio de tumbilla salía por la Puerta de los Palos. Así lo relata la crónica periodística: "Al aparecer la Virgen de los Reyes por la Puerta de los Palos, de tiempo inmemorial lugar de las triples peticiones, la muchedumbre irrumpió en estruendos vivas, presa de un ardiente entusiasmo. Lo mismo sucedió en las esquinas de la calles Placentines y Moret, cuando las andas fueron giradas. Rodeábanlas los capellanes reales y le daban escolta fuerzas de la Guardia Civil".
La Virgen de los Reyes no suspendió su salida anual durante los años de la Guerra Civil. El 15 de agosto de 1936, apenas un mes después del Alzamiento, la ciudad ya estaba controlada por las fuerzas golpistas encabezadas por el general Queipo de Llano. Ese año, la procesión se alargó hasta la Plaza de San Francisco y contó con la presencia del general Franco.
No ha sido ni la lluvia, tan inusual el 15 de agosto; ni una convulsa situación política; sino una pandemia, habitual de otros tiempos, la que dejará a la Virgen de los Reyes sin salir este año. Tampoco habrá procesión por las últimas naves de la Catedral. Los sevillanos que quieran venerar a la Patrona podrán hacerlo hasta las 14:00. La Virgen les espera más cercana que nunca.
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