Este era el aspecto original del Gran Poder cuando salió del taller de Juan de Mesa
El pintor Antonio Álvarez del Pino reconstruye cómo era la policromía original según los estudios del IAPH
El rostro del Gran Poder en 33 impactantes visiones pictóricas
El 1 de octubre de 1620 tuvo lugar uno de esos acontecimientos que marcan el devenir de una ciudad. La Hermandad del Traspaso, como se conocía entonces, otorgaba la carta de pago de liquidación al escultor cordobés Juan de Mesa, que había realizado para la corporación, radicada entonces en el convento del Valle, las imágenes de un Nazareno y un San Juan Evangelista. Ese nazareno se convertido con el paso de los siglos en una de las devociones más universales de la ciudad, tendría un aspecto diferente al actual. Con una policromía más clara. El pintor Antonio Álvarez del Pino ha reconstruido el primitivo rostro del Gran Poder según los estudios del IAPH. Y se puede admirar en una exposición en la Casa de la Provincia.
¿Cómo vieron al Señor de Sevilla los contemporáneos de Juan de Mesa? A esa pregunta ha tratado de responder Antonio Álvarez del Pino con la primera obra que se puede admirar en la exposición. Para la reconstrucción, ha tomado como fuente documental los análisis químicos realizados en el año 2004 por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) previos a la restauración de la imagen que finalmente llevaron a cabo los hermanos Cruz Solís e Isabel Poza.
Estos estudios describen los pigmentos y la imprimación que contenía la policromía original dada a la obra por Juan de Mesa. Como material de apoyo, explica el pintor en el catálogo, ha utilizado policromías de obras de entorno a 1620 de Mesa y Montañés que han llegado intactas a la actualidad.
El resultado muestra el rostro del Señor con una tez mucho más clara, muy similar, por ejemplo, a la del Crucificado de los Desamparados del Santo Ángel. Entre los detalles, se observa el color verdoso de la corona de espinas.
33 pinturas del Señor
El pintor ha planteado la muestra a través de tres secciones. En la primera, titulada La Piel de Dios, se realiza una evolución del rostro del Señor a través de su policromía.
La segunda sección lleva por nombre la Piel del Tiempo y recrea al Señor con una serie de fondos, muchos de ellos abstractos. "El Señor brilla en ellos, lo que nos demuestra lo bien hecho que está. Resiste un fondo contemporáneo.
La última parte se llama Materia y Forma y la forman dibujos a lápiz de grafito, sobre tablas de madera de pino de Flandes, estucadas con cola de conejo y sulfato de cal. Cada sección lleva una explicación específica sobre su contenido.
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