Así suena la marcha 'Dulce Nombre' de Lerate en el confinamiento de San Lorenzo
Un músico la interpreta con su trompeta al caer la tarde.
Ocurrió el martes 31 de marzo al caer la tarde. A la misma hora a la que la Hermandad de la Bofetá despliega sus blancos nazarenos camino de la Catedral para cumplir con su anual estación de penitencia en el año del centenario de su reorganización.
Pero nada es como se había soñado y preparado en este año tan especial. No habrá nazarenos blancos con cruz trinitaria recorriendo la Plaza de San Lorenzo o la calle Cardenal Spínola. No habrá claveles rosas, ni música de bambalinas... Por no haber, no hay ni plátanos en la desangelada plaza junto a la que nació Bécquer, de cuya muerte se cumplen 150 años.
La ciudad está triste, vacía, sin alma. Sin procesiones. Pero un músico, cogió su trompeta para interpretar los acordes de María Santísima del Dulce Nombre, la marcha que debería sonar en la estrechez de Cardenal Spínola, en los Palcos, o ya bien entrada la noche del Miércoles Santo para despedirla un año más en su plaza.
Muda se volvió a quedar la Plaza, alma de esta ciudad, tras este evocador regalo que endulza el confinamiento y nos emplaza al Martes Santo del próximo año por el camino mas corto de la memoria.
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