Así regresa el crucificado del Convento de Capuchinos tras la restauración de Fernando Aguado

"Te paso esto porque creo que te va a interesar". Son palabras de Fernando Aguado, que en estas últimas horas ha presentado la culminación del que quizás sea su trabajo de restauración más complejo y exigente: la restauración del Cristo Crucificado del Convento de Capuchinos de Sevilla.

La obra fue trasladada al taller de este imaginero y restaurador hace meses y no ha sido hasta ahora cuando se ha contemplado el fruto de un trabajo ímprobo. El único dato concreto que se conoce del crucificado es que se destinó a la Orden Tercera del Convento a finales del siglo XVIII, pero los estudios concuerdan en indicar que la efigie es anterior. En concreto es una talla de estilo manierista, de autor anónimo y clave para entender el barroco sevillano, cuyas líneas anatómicas recuerdan al contraposto del grabado de Miguel Ángel que se repite en el crucificado de la Expiración del Museo.

La imagen tenía "tres capas de pintura ocultándolo todo, estaba prácticamente irrecuperable", pero felizmente tanto la orden como los feligreses de la Ronda y el convento podrán volver a postrar sus oraciones ante este imponente crucificado. La talla quedó repuesta al culto el pasado viernes y ha permanecido en veneración durante todo el fin de semana. La finalización de estos trabajos ha supuesto la consecución de un "anhelo para nuestra feligresía, nuestra comunidad y allegados a esta histórica casa".

Un Fernando Aguado que hace poco restauró a la Virgen de la Esperanza de la Línea de la Concepción, imagen que quedó prácticamente calcinada tras un incendio fortuito en el año 2022. Una vez pase la Semana Santa recibirá en su taller a Nuestro Padre Jesús de las Penas, imagen que no es restaurada desde hace cuatro décadas.