Así sería la posible estética primitiva de la Virgen del Pilar de San Pedro
Glorias
La corporación ha celebrado la misa de acción de gracias por el MCMLXXXIV aniversario de la Venida de la Virgen en carne mortal a Zaragoza
La vestimenta se inspira en el Simpecado dieciochesco que posee la hermandad
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Un acierto de buen gusto y de exquisitez. La hermandad del Pilar, con sede en la parroquia de San Pedro, ha celebrado en estos días una serie de conmemoraciones relacionadas tanto con la corporación como con la propia advocación a la que se le rinde culto. En concreto, durante todo este pasado 2023 se ha desplegado un amplio programa de cultos y misiones con motivo del DCCLXXV aniversario -775 años de la reconquista y reinstauración del cristianismo en Sevilla-, cuyo colofón tuvo lugar este pasado día 2 en la parroquia de San Pedro en una misa de acción de gracias.
Asimismo, y tal y como reza la tradición, ha conmemorado la Venida en carne mortal de la Virgen María a Zaragoza, un acontecimiento que se produjo hace casi dos mil años (1984 exactamente), en el 40 después de Cristo. Dicha solemnidad celebra la primera aparición mortal de la Virgen María en toda la historia de la humanidad, que tuvo lugar en Caesaraugusta mientras Santiago el Mayor predicaba por Hispania la palabra de Jesús. En los momentos de más desánimo e incertidumbre, ante el recelo de los vecinos ubicados a orillas del Ebro, la Virgen se apareció al Apóstol rodeada de ángeles para que recuperase la fe, y asimismo entregó un pilar de jaspe como símbolo de la solidez del credo cristiano, lo que dio origen a su advocación.
Por tal motivo, esta corporación letífica sevillana ha vestido a la Virgen recreando una estampa singular y que nos traslada siglos atrás en el tiempo. Según el historiador Jesús Romanov -en un interesante artículo publicado en el Boletín del Consejo de Hermandades- la hermandad estrena en 1774 un Simpecado que representa a su imagen titular. Entre las conclusiones finales del texto se señala que la pintura central de dicha pieza es un vero retrato de la imagen tal cual la talló Hita del Castillo por la semejanza notable que guarda con la Santa Rufina de la Capilla Sacramental de Santa Catalina. De este modo, observamos actualmente a la imagen en el aspecto más primigenio, antes de transformarse en imagen de vestir.
Una recreación fidedigna que nos descubre, aún más, el inmenso tesoro de las glorias sevillanas.
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