Así han sido las tres primeras semanas de Cuaresma en Sevilla

El productor Jesús Olmedo ha compartido un vídeo en el que se resumen los conceptos de la cuaresma sevillana

Aparecen instantes como el traslado de la Estrella o el montaje del palio del Carmen

La Amargura vuelve a San Juan de la Palma

El vídeo de Jesús Olmedo y su visión de la Cuaresma

"Qué bonito que vinieras, qué bonito que ya estés aquí..." Con estos versos de la canción En el río, de Vicente Navarro, comienza el nuevo corto audiovisual que ha compartido el productor Jesús Olmedo en sus redes sociales. En esta entrega, que no deja indiferente a nadie, consigue lo imposible: condensar en apenas un minuto y medio una serie de conceptos inherentes a la Cuaresma sevillana, a la espera más ilusionante de todos los cofrades y a la gestación pausada e imperceptible de la fiesta mayor de la ciudad.

Valiéndose de la brevedad, de la fuerza del instante y el impacto de unos planos que más que indicar nos ayudan a imaginar, Olmedo nos ofrece un repaso por estas tres primeras semanas de Cuaresma, "que avanza por Sevilla sin vuelta atrás". Está siendo, verdaderamente, la Cuaresma del reencuentro pleno tras la de un 2022 titubeante y timorato. En el vídeo podemos contemplar, en primer lugar, una serie de orlas de cultos distribuidas por varias iglesias sevillanas, como San Nicolás, Montserrat o San Antonio Abad, con la convocatoria de cultos para el primer viernes de marzo, a modo de introducción.

Frame con el cartel de capirotes de la calle Águilas
Frame con el cartel de capirotes de la calle Águilas / Jesús Olmedo

Posteriormente, se adentra en una serie de elementos que nos indican la presencia certera y tangible de la espera: una Cruz de Guía de un Vía Crucis, la llegada de los Palcos, el siempre fotogénico e inspirador escaparate de la Campana... De manera casi difuminada, entrecortada y breve, se desvela la imagen de la Esperanza de Triana en la capilla de los Marineros vestida de hebrea, para posteriormente regresar a la Cuaresma de la calle: las igualás, los Vía Crucis y los acólitos. Cómo no, el vaivén de los capirotes y el trenzado de las Palmas, y unos fugaces segundos -suficientes y esclarecedores- donde la Virgen de la Estrella recorre la calle Rodrigo de Triana en su regreso a su capilla. Más que la imagen, la fuerza irrumpe en los niños que juegan con las rosas, en la cera consumida del mediodía, en el azahar que poco a poco centellea por los asfaltos...

La mano de la Estrella durante el vídeo
La mano de la Estrella durante el vídeo / Jesús Olmedo

No falta la Cuaresma interna y que no se ve: el montaje del paso de palio del Carmen y las labores de priostía y la definitiva revelación de la Canina del Santo Entierro, misteriosa y lúgubre que, en auténtica paradoja, nos esboza una sonrisa. Por último, el componente quizás que sostiene y anuncia los días absolutos de nuestras vidas: la luz, esa luz de marzo sobre la ciudad entregada al sin tiempo y a las cosas.

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