Así fue la restauración de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso a cargo de Pedro Manzano
El restaurador ha compartido un artículo en el Anuario explicando todo el proceso
La imagen, en el primer estudio, presentaba importantes daños a casi todos los niveles
Este era el aspecto original del Gran Poder cuando salió del taller de Juan de Mesa
Una intervención necesaria. Es la conclusión tras leer, pormenorizada y detenidamente, el informe que el conservador Pedro Manzano ha elaborado tras la restauración de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso, titular de la Hermandad del Gran Poder. La imagen estuvo en el taller de Manzano durante setenta y dos días, a finales de 2021, regresando al culto en la Festividad de la Inmaculada, el ocho de diciembre.
En el Anuario de la hermandad, recientemente editado y distribuido, se recoge a lo largo de varias páginas un amplio documento en el que se exponen las causas, justificaciones y criterios concernientes a la restauración de la dolorosa. Tras aprobar el cabildo de oficiales la correspondiente solicitud de asesoramiento artístico, Manzano realizó el 2 de marzo de 2015 un examen organoléptico de la talla, que arrojó como resultado la "consignación de importantes daños, tanto a nivel de soporte, estabilidad estructural, como a nivel de policromía, los cuales motivaron y justificaron plenamente la intervención conservativa".
Prosigue el restaurador: "La intervención de conservación/restauración realizada se fundamentó en dos líneas de actuación. Por un lado tuvo un carácter conservativo, cuya finalidad era la de eliminar los daños existentes a nivel estructural y funcional, y por otro, la aplicación de los tratamientos de restauración necesarios que contribuyan a la restitución material y presentación estética de la imagen respetando su carácter devocional".
De este modo, la talla presentaba un deficiente estado de conservación, tanto a nivel de soporte como de policromía, debido principalmente al uso cultual que se hace de la misma, a la metodología concreta de construcción de la obra y a la presencia de alteraciones, todo ello junto a las tensiones y esfuerzos derivados del uso cultual. Entre los aspectos más destacables del proceso de restauración se pueden destacar la documentación fotográfica previa con luz ultravioleta, un análisis químico de la policromía, con motivo de determinar la naturaleza orgánica e inorgánica de los materiales constituyentes de la misma y se reemplazó la estructura del candelero por otro realizado en madera de cedro, sin tapizado de ninguna índole ni elementos metálicos, de doce palos, implementándose una nueva sujeción del mismo al embón de la Virgen.
Respecto a la policromía, se han encontrado restos del siglo XVII, y del XVIII, fecha de ejecución de la imagen. Del siglo XIX, posiblemente de la segunda mitad, aparecen de entre 3 y 5 repolicromías ricas en sulfato de bario, de grano fino mezclado principalmente con tierras. El aglutinante es oleoso y en la superior, albayalde y tierra roja, esta última perteneciente a la década de los cuarenta del siglo pasado. También se aplicó una capa de color al cuerpo de la escultura, el cual fue consensuado con la Comisión de seguimiento de los trabajos. Por último, ya en el tramo final de la restauración, se aplicó una definitiva utilización de barnices estables y duraderos de resina acrílica. La Virgen fue retirada del culto el 27 de septiembre y abandonó el taller el 7 de diciembre del antedicho 2021.
Una devoción, la del Mayor Dolor y Traspaso, que ha estado siempre vinculada a la corporación del Gran Poder desde el instante mismo de su fundación, hace ya varios siglos.
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