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El arzobispo Asenjo pide practicar el vía crucis como camino de conversión en la cuaresma

Recalca en su carta pastoral el gran arraigo que este acto piadoso tiene en Sevilla.

El arzobispo Asenjo . / D. S.

Una práctica para ahondar en el camino de conversión durante la cuaresma. El arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, dedica su carta semanal a pedir a los fieles de la Archidiócesis de Sevilla que participen en el rezo del vía crucis, un ejercicio piadoso de gran arraigo en Sevilla que muchas hermandades celebran y cuyo máximo exponente será el del próximo lunes en la Catedral en torno al Crucificado de la Conversión de la Hermandad de Montserrat.

“La práctica del vía crucis ha hecho muchísimo bien a generaciones y generaciones de cristianos, que ya en la Edad Antigua y en la alta Edad Media peregrinaban a los santos lugares de Palestina y recorrían con piedad, fervor y compunción de corazón los escenarios de la Pasión del Señor, meditando cada uno de los acontecimientos redentores”, señala Asenjo, que añade que el primer vía crucis en España parece erigido por el beato dominico Álvaro de Córdoba en el convento de Scala Coeli en la serranía cordobesa.

En Sevilla, el rezo del vía crucis se instauró cuando el primer marqués de Tarifa y Adelantado mayor de Andalucía, Fadrique Enríquez de Ribera, inicia el vía crucis al templete de la Cruz del Campo, germen de la Semana Santa tal y como hoy se conoce, como recuerda el arzobispo: “A Sevilla le cabe el honor de haber popularizado esta devoción que pertenece a la entraña más profunda de la religiosidad sevillana. En efecto desde aquí fue llevada a la América recién descubierta y aquí arraigó como en ningún otro lugar a partir del año 1521”.

El prelado sevillano anima a los fieles a recuperar el vía crucis donde se haya perdido su rezo y a practicarlo con fervor donde no lo haya desaparecido del todo: “La contemplación de las distintas escenas del camino de Jesús hacia el Calvario, revividas con la lectura de los textos bíblicos correspondientes y la apoyatura de la cálida reflexión de un buen autor ascético, nos ayudará a penetrarnos, como nos pide san Pablo, de los mismos sentimientos de Cristo”.

Monseñor Asenjo insiste en que es necesario responder con amor a la entrega generosa de Cristo. Este mismo hecho debe motivar –incide– la renovación y el fortalecimiento de la franternidad con los hermanos, especialmente con los más pobres y necesitados. “Dios quiera que la práctica del vía crucis aliente nuestra conversión y nos ayude a prepararnos a las celebraciones de la Pasión y Muerte de nuestro Señor”, finaliza el arzobispo.

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