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Aquí está la Esperanza, Rosa de Oro de la Cristiandad

La Esperanza Macarena recibe la Rosa de Oro del Papa Francisco en una multitudinaria y emocionante ceremonia en la que el enviado del Santo Padre ha ensalzado el papel de la Virgen como mediadora universal

"La piedad popular sevillana es un océano inmenso, siempre descubrimos algo nuevo"

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La Macarena recibe la máxima distinción del Papa a la imagen de una Virgen / Antonio Pizarro

Como el 14 de marzo de 1913, el 18 de marzo de 1949, el 31 de mayo de 1964, el 12 de noviembre de 1966, el 5 de junio de 1971, el 18 de septiembre de 2010... El 3 de diciembre de 2024 pasará a la historia como uno de los días más grandes de la Hermandad de la Macarena. La coronación popular, la bendición de su nuevo templo, la coronación canónica, la declaración del templo como basílica menor, la entrega de la Medalla de Oro de la Ciudad, la beatificación de Madre María de la Purísima... son todos acontecimientos gloriosos que jalonan la más de cuatro veces centenaria historia de la corporación al que se ha sumado este martes la entrega de la Rosa de Oro concedida por el papa Francisco a la Virgen de la Esperanza por ser foco de devoción universal.

La cuidada ceremonia celebrada en la basílica de la Macarena ha estado marcada en todo momento por una emoción que se sentía flor de piel y que ha estallado cuando el enviado especial del papa Francisco, monseñor Edgar Peña Parra, ha depositado la Rosa de Oro a los pies de la Virgen de la Esperanza. Varios minutos de aplausos, los cohetes, los vivas, las lágrimas recorriendo de las mejillas de los centenares de hermanos, y también de muchas de las autoridades, certifican el profundo amor que Sevilla le profesa a la Virgen de la Esperanza. Una devoción puramente de barrio que se ha extendido por todos los rincones del planeta hasta hacerse universal. Eso es lo que reconoce la más alta distinción que un Papa concede a una imagen de la Virgen María.

Monseñor Peña en el momento de ofrecer la Rosa de Oro a la Virgen de la Esperanza. / Antonio Pizarro

Es imposible abstraerse de la intensa emoción vivida en la basílica a la hora de contar lo que allí ha sucedido. Monseñor Peña Parra podrá contarle al Papa Francisco de primera mano cómo de intensamente vive la fe el pueblo de Sevilla y con el exquisito mimo y detalle que organizan este tipo de actos. Podemos decir sin temor a equivocarnos, que la entrega de la Rosa de Oro a la Virgen de la Esperanza es uno de los hitos más importantes de cuántos han vivido las cofradías sevillanas a lo largo de su tan fecunda historia. Es más, sin la mínima duda podemos afirmar que es el más importante por lo que significa y por emanar directamente del Santo Padre. La Macarena es la primera Dolorosa en el mundo en contar con esta distinción papal.

La inminente celebración del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, y la gran procesión de clausura en que también participarán la Virgen de la Esperanza, puede que le haya quitado relevancia a la entrega de la Rosa de Oro. También -hay que decirlo- el hartazgo que se vive en el mundo de las cofradías ante tantos excesos que se traducen, por ejemplo, en un sinfín de coronaciones canónicas. Pasará el tiempo y entonces nos daremos cuenta de la verdadera trascendencia de la concesión de la Rosa de Oro a la Virgen de la Esperanza. Un reconocimiento que sitúa a la basílica como auténtico epicentro del amor a la Virgen María y lugar de peregrinación.

La Rosa de Oro cuebierta con un paño antes de iniciarse la ceremonia. / Antonio Pizarro

Una llamada a profundizar la devoción mariana

"La entrega de la Rosa de Oro certifica lo que ya sabíamos los macarenos. Que la Virgen de la Esperanza es la madre de Dios". Así lo explicaba un hermano minutos antes de que comenzara la ceremonia. La basílica se encontraba ya llena y muchos fieles y devotos comenzaban a congregarse en la plaza que lleva el nombre de la Virgen para no perderse detalle a través de las dos pantallas instaladas por la hermandad.

La Virgen de la Esperanza lucía esplendorosa en el presbiterio flanqueada por dos jarras con nardos. Poco antes de empezar la ceremonia, la Rosa de Oro cubierta por un paño era colocada en un pequeño pedestal delante de la Dolorosa. "Rosa entre rosa, flor de las flores, virgen de las vírgenes y amor de amores", entonaba la coral polifónica de la hermandad mientras se iniciaba la procesión entrada hacia el altar. Acompañando a monseñor Peña Parra se encontraban el arzobispo de Sevilla, monseñor Saiz; el nuncio en España, monseñor Bernardito Auza, o el obispo auxiliar, Teodoro León.

El Evangelio leído para este gozoso acontecimiento ha sido el de las Bodas de Caná de Galilea. Monseñor Peña ha destacado en su homilía el papel mollar de la Virgen María como mediadora de la Iglesia Universal desde sus inicios y ha ensalzado el sentido de la Rosa de Oro concedida por el Papa: "Normalmente, esta distinción del Papa la hace a los grandes santuarios marianos del mundo o a las grandes advocaciones de la Virgen María. La entrega es una llamada a profundizar nuestra devoción mariana y a afianzar la tarea de vivir todos como Iglesia. Atentos a las necesidades de los demás. La mira de la Virgen siempre está puesta en cumplir la voluntad de Dios y de los demás".

Los hermanos y autoridades en la basílica. / Antonio Pizarro

El enviado especial del Santo Padre, sustituto de los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, ha insistido en que la Rosa de Oro "nos invita a tomar conciencia de nuestra responsabilidad como Iglesia en el mundo actual". "Estamos llamados a ser mediadores de la gracia divina. Como María debemos involucrarnos personalmente". Antes de terminar trasladando un afectuoso saludo del Papa Francisco, monseñor Peña ha abundado en que la Rosa de Oro es una llamada a vivir la fe con un profundo sentido eclesial y ha ensalzado la virtud de la Esperanza para superar las dificultades: "La virtud de la Esperanza es un don de Dios".

Acto seguido, ha tenido lugar el momento que todos esperaban. Se ha descubierto la Rosa de Oro y el prelado la ha depositado sobre la peana de la Virgen. El rosario de emociones ha sido indescriptible. La salva de cohetes, el repique de las campanas, el aplauso desbordado... Todos miraban a los ojos de la Virgen de la Esperanza mientras era imposible contener las lágrimas. El fervor incontenible. "Esperanza Macarena, devoción universal, tienes la Rosa de Oro, con la bendición papal. Eres faro que ilumina a toda la Cristiandad, con mucho amor desde Roma, la traen hasta tu altar. Tienes la Rosa de Oro, con la bendición papal".

Monseñor Peña conversa con monseñor Saiz en presencia del Nuncio, monseñor Auza. / Antonio Pizarro

Tras volver la calma se ha rezado el Te Deum y el arzobispo de Sevilla ha tomado la palabra para agradecer la entrega de la Rosa de Oro y para instar a la hermandad a que sirva como acicate para redoblar su intensidad en todos sus fines.

La ceremonia ha finalizado con el canto al unísono del Himno de la Macarena, magistralmente compuesto por Caro Romero y Abel Moreno... ¡Y de aquí a la eternidad!

Fotografía con las autoridades tras finalizar el acto. / Antonio Pizarro

La entrega de la Rosa de Oro ha sido todo un acontecimiento para la ciudad y para la Iglesia Diocesana. Reconoce una devoción que desde un barrio humilde ha traspasado todas las fronteras. Así lo ha reconocido el Papa de Roma. "Aquí está la Esperanza", reza en la veleta de la espadaña de la basílica. Desde este martes, está la Esperanza y la Rosa de Oro de la Cristiandad.

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