El año que no vimos ni media Semana Santa
No se recordaba un caso igual, con menos de la mitad de las cofradías l El minibalance de la mini-Semana Santa es desolador. El último paso en la Campana fue la Virgen de Regla.
LA Semana Santa de 2011 será recordada como la más nefasta de las últimas décadas, por culpa del mal tiempo. Ha tocado la Semana Santa en la única semana del mes de abril que va a llover este año, porque ni llovió en las anteriores ni hay pronóstico de mal tiempo para la próxima. Ha sido una pena, porque el Domingo de Ramos, que salió muy bueno, se comprobó que las cofradías están en uno de sus mejores momentos históricos en cuanto a lucimiento en la calle. Pero pesa el resultado final. Entre el Domingo de Ramos y el Sábado Santo sólo cumplieron toda su estación de penitencia 25 cofradías, dos (Dulce Nombre y Trinidad sacaron el primer paso y se dieron la vuelta remojadas), otra (El Sol) se refugió en la Catedral y no pisaron las calles 31 cofradías, entre ellas todas las del Jueves Santo, Madrugada y Viernes Santo, además del Martes Santo. La Virgen de Regla, de Los Panaderos, que cerró el Miércoles Santo, fue el último paso que recorrió la carrera oficial. Con la Virgen que irá a Madrid se acabó la Semana Santa en la calle.
El Domingo de Ramos salió al completo, pero entre el Lunes Santo y el Sábado Santo se quedaron en sus templos las cofradías del Polígono de San Pablo, Cerro del Águila, Los Javieres, San Esteban, Los Estudiantes, San Benito, Candelaria, Santa Cruz, Los Negritos, Montesión, Cigarreras, Exaltación, Quinta Angustia, Valle, Pasión, Silencio, Gran Poder, Macarena, Calvario, Esperanza de Triana, Gitanos, Carretería, Soledad de San Buenaventura, Cachorro, La O, San Isidoro, Montserrat, La Mortaja, Servitas, Santo Entierro y Soledad de San Lorenzo. Además del Dulce Nombre y Trinidad que sólo hicieron un amago. Todo eso no lo hemos visto en las calles de Sevilla.
Además del Martes Santo al completo (sin contar como salida el remojón del Dulce Nombre), nos hemos quedado sin ninguna cofradía entre el Jueves Santo y el Viernes Santo (incluida la Madrugada) y el Sábado sólo salió a medias la del Sol. No han salido la mayoría de las imágenes que tienen más devoción de Sevilla, ni algunas de las que cuentan con más nazarenos. Especialmente duro es quedarse sin cofradías los días del Triduo Sacro, que además de su significado litúrgico, son el núcleo duro de la Semana Santa, su esencia.
Acertaron las cofradías del Miércoles Santo, que decidieron salir pese a que había llovido el Martes Santo y se veían nubes en algunos momentos, incluso lloviznó al filo de la madrugada. Pero todas las cofradías que decidieron no salir acertaron rotundamente. Lo tuvieron relativamente fácil las 20 cofradías del Jueves Santo, Madrugada y Viernes Santo, que fueron víctimas de una borrasca muy activa, con chaparrones intensos cada pocas horas.
Sólo hubo tres decisiones polémicas. Una fue la del comisionado del Dulce Nombre, que no tuvo la prudencia que se le suponía en esas circunstancias. Sin duda, intentó dar la campanada en beneficio de una hermandad que no pasa por sus mejores momentos internos, pero debió valorar más las consecuencias de que le saliera el tiro por la culata. También sorprendió que La Trinidad lo intentara con un pronóstico que no invitaba a hacerlo. El otro caso polémico fue el de los Javieres, que primero acordó salir; y cuando puso la cruz en la puerta de Omnium Sanctorum, ante la que estaba cayendo, optó por no salir. En ese caso, el error no fue tanto la decisión, que se rectificó acertadamente sobre la marcha, vistas las circunstancias. El error fue que una cofrade experta, como es Maruja Vilches, hermana mayor en funciones, cometió una ingenuidad absurda, como fue desvelar en público que su voto personal de calidad era el que había decidido la salida; un detalle que no le importaba a nadie, nada más que a los miembros de esa junta, y que sólo sirvió para sembrar cizaña y exponer en público que la junta estaba dividida. Seguro que ya no le pasa más. Otra curiosidad fue que el hermano mayor electo, que ha renunciado temporalmente al cargo, dijo que él había votado en ese cabildo de oficiales, cosa extraña si en estos momentos no pertenece a la junta, hasta que se reincorpore.
Era mi intención escribir un balance de la Semana Santa, pero lo dejaremos en un minibalance. En el apartado de costaleros, poco que comentar. Las cuadrillas se han quedado tristemente descansadas. En el mundo del martillo y las trabajaderas se mantienen las características de los últimos años. Este año teníamos la baja de Rafael Ariza Sánchez, pero sus hijos y su familia mantienen la dinastía de capataces con plena vigencia, mandando en cofradías que están unidas a la tradición familiar. La salida de la Hiniesta fue muy emotiva, un momento difícil para ellos. Y en San Esteban, que es la cofradía legendaria de la familia, no pudieron salir. Otro referente del martillo es Antonio Santiago, que este año se ha quedado sin salir en cuatro cofradías (Estudiantes, Negritos, Macarena y Mortaja). Ahí es nada lo que se ha perdido. Por cierto, que las cuadrillas de misterio se mantienen como las vips de las trabajaderas. Y además se ha visto en la calle a algunas de las más populares, como la del Desprecio de Herodes y la de San Gonzalo.
En las bandas de música, también hay que conformarse con un minibalance. En los pasos de Cristo se ve una incipiente tendencia a recuperar lo clásico, con bandas que son sólo de cornetas y tambores, como le pasa a la Centuria Macarena, que sonaba a banda antigua tras los pasos de Cristo de San Roque y el Buen Fin. O a la de Esencia en las Siete Palabras. Aquí se nota que cada cofradía se decanta por un estilo. La de la Presentación de Dos Hermanas se consolida entre las grandes, junto a Tres Caídas, Cigarreras, Sol, etcétera. Y las agrupaciones siguen fieles a su estilo en pasos como el Beso de Judas, por citar un caso.
En las bandas de palio, Tejera, La Oliva de Salteras y el Carmen de la misma localidad son las más demandadas, y no por casualidad. Tejera se sigue especializando como banda fúnebre. Y nos quedamos con las ganas de oír a La Oliva tras el paso de la Virgen de la Merced, de Pasión, con un repertorio que hubiera sido diferente al que tocó en la Estrella.
En las flores se ve una tendencia a más exotismo. Fue un año malo para el lirio o el azahar, que sólo encontraron algunas cofradías, como el Silencio, que lo busca allá donde haya. En los pasos de Cristo hay tendencia al exorno silvestre, con flores variadas, que se pusieron de moda en el Nazareno del Valle, después en San Isidoro, más tarde en las Siete Palabras (magnífico este año) y luego en varios más. En los pasos de palio hubo menos claveles y más rosas, también orquídeas y flores diversas, en algún caso raritas. En general, hay demasiados pasos innovadores parecidos, con lo cual no innovan nada. Y al final resulta más original lo de siempre, como San Bernardo, que mantiene la personalidad propia.
Una de las novedades que recordaremos de esta Semana Santa fue el retorno del Rocío por los Jardines de Murillo, con una luz difuminada en el atardecer. Fue una estampa insólita e inesperada, una de las que pudimos ver en esta mini-Semana Santa, que ha sabido a poco. Supo a tan poco, que ya pensamos en la próxima.
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