Un año para empaparse de Esperanza
Con la apertura simbólica de las puertas de la basílica y una eucaristía, el arzobispo, monseñor Asenjo, inauguró el Año Jubilar Macareno que acabará el 31 de mayo de 2014.
El arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, dio inicio ayer al Año Jubilar de la Macarena con la apertura simbólica de las puertas de la basílica y una solemne eucaristía en la que llamó a los fieles a la conversión y a vivir con hondura esta celebración que tanto significa para la Hermandad de la Macarena y la Iglesia de Sevilla. Quedan por delante 365 días en los que la basílica de Santa María de la Esperanza se convertirá en centro de peregrinación universal que culminarán la última semana de mayo del próximo año con los cultos en la Catedral, el Congreso Mariano y Mariológico Internacional, la misa estacional en la Plaza de España y el regreso triunfal de la Virgen a su basílica: En definitiva, 365 para empaparse de Esperanza.
"Marchamos en paz en el nombre del Señor". Con estas palabras pronunciadas por Luis Rueda, canónigo Maestro de Ceremonias de la Catedral, daba comienzo la procesión desde la parroquia de San Gil hasta la basílica de la Macarena. Las muchas autoridades presentes, entre las que se encontraban el alcalde, Juan Ignacio Zoido; el teniente general jefe de la Fuerza Terrestre, José Ignacio Medina Cebrián; la subdelegada del Gobierno, Felisa Panadero; el delegado de Fiestas Mayores, Gregorio Serrano; la delegada del Casco Antiguo, Amidea Navarro; el portavoz del Partido Socialista en el Ayuntamiento, Juan Espadas, o el secretario del Consejo de Cofradías, Carlos López Bravo; formaron parte de la comitiva. Una vez llegaron al atrio se dio lectura al Evangelio y al decreto por el que la Santa Sede concedía la celebración del Año Jubilar a la hermandad por cumplirse el cincuenta aniversario de la coronación canónica de la Virgen de la Esperanza. Con unos golpes de báculo el arzobispo Asenjo abría simbólicamente las puertas del templo. Repicaban las campanas de la basílica. Comenzaba oficialmente el jubileo macareno.
En su homilía, monseñor Asenjo espetó a los fieles que abarrotaban el templo a volver la mirada a la Virgen en este tiempo jubilar en el que la Iglesia también celebra el Año de la Fe: "Nuestro encuentro con Cristo debe ser el objetivo último". El prelado puso de manifiesto el contexto de "profunda crisis de fe" que vive la sociedad actual y el "eclipse de Dios" con el que viven los españoles: "Vivimos en una especie de apostasía silenciosa, en una desertización espiritual. Como si Dios no existiera. Es el gran ausente. La Religión ocupa uno de los últimos lugares en la escala de valores. El hombre ha dado paso a las religiones civiles como la ecología, el deporte o el culto al cuerpo. No es normal este olvido de Dios. Ése es el origen de los problemas de la sociedad. La crisis económica tiene profundas raíces morales".
Por todo ello, el arzobispo sevillano animó a los fieles a que el año jubilar sirva para que cada uno profundice en su fe, una fe que conduce "a la esperanza y la alegría". Pidió que fuera refrendada con obras: "De otro modo sería una fe muerta. Tiene que tener su reflejo en la vida". Y aseveró que es la Iglesia la que ha transmitido la fe a lo largo de los siglos: "El catecismo debería ser nuestro libro de cabecera. Debemos poner nuestra fe sobre el candelero para que alumbre a todos. Anunciarla y gritarla por las azoteas". Por último, pidió la conversión verdadera al Señor: "El jubileo es un acontecimiento de gracia y conversión. Una pascua del Señor".
A las 11:10 terminaba con el canto del Salve Regina una ceremonia muy solemne, concelebrada por numerosos sacerdotes, que había comenzado a las 9:30 con la procesión desde la parroquia. "Que el año jubilar sea un acontecimiento de gracia y salvación. No nos quedemos en la epidermis. Hay que ahondar en lo que significa y en nuestra conversión", recalcó el arzobispo antes de la bendición final y de recibir una reproducción de la pintura que Carmen Laffón realizó la pasada cuaresma para la hermandad: "Lo pondré en un pasillo de mi casa. No lo puedo poner en el despacho porque ya tengo un marco de plata con la Virgen de la Esperanza. Siempre que lo mire me acordaré de esta fecha y de los miembros de la hermandad". Suenan, de nuevo, las campanas. Dentro, la coral entona el Himno de la Esperanza. El arzobispo y las autoridades suben al camarín de la Virgen, que estará abierto más jornadas durante este año de gozo para la hermandad.
Comienza el tiempo más esperado por los macarenos. Unos días que conducirán el 31 de mayo de 2014. Todos los sábados hasta entonces se recibirá a los peregrinos en la basílica. La Virgen como centro de todo. La culminación se inciará con el traslado el 24 de mayo hasta la Catedral. La Virgen estará durante tres días en besamanos. Se baraja que pueda ser en la Capilla Real. Habrá un triduo solemne en el templo metropolitano ; y el 31 de mayo se celebrará, ante 20.000 personas en la Plaza de España, la misa estacional conmemorativa del L aniversario de la coronación. Luego llegará el triunfal regreso a la basílica. Los 365 días de gozo macareno continuaron ayer por la tarde con la sabatina celebrada en honor a los medios de comunicación y una vigilia de adoración celebrada durante toda la noche.
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