Alejar el 'ruido y la cháchara': las claves del papa Francisco para una buena misa

El Santo Padre ha emitido un mensaje con recomendaciones para fomentar la liturgia eucarística

El pronunciamiento se enmarca en la Semana Litúrgica Nacional de Italia

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El papa Francisco se dirige a los fieles
El papa Francisco se dirige a los fieles

Varias claves que se configuran como esenciales para valorar y redescubrir la belleza del conjunto de la eucaristía. El papa Francisco ha compartido una serie de reflexiones acerca de la liturgica, con motivo de la Semana Litúrgica Nacional de Italia que acoge hasta este jueves la ciudad de Módena. Bergoglio ha mandado un mensaje en el que reivindica que “la oración litúrgica rehúye toda forma de individualismo y de división”.

En la misiva, firmada por el cardenal secretario de Estado Pietro Parolin, el papa recoge tres claves para enfatizar las misas y favorecer la participación y la comunidad entre todos los fieles. En un primer lugar, el redescubrimiento de los salmos, considerando que estos cantos bíblicos "fomentan la unidad y la comunión", a través de la coralidad y el entrelazamiento de voces. El segundo aspecto es el vínculo entre la liturgia y el canto sagrado, en el que, observó Francisco, la música "no es un elemento ornamental, sino parte integrante y necesaria de la misma" y exige un cuidado especial, sobre todo en las liturgias dominicales.

Por último, y no menos importante, el papa propone el silencio como un antídoto contra el ruido y la distracción, favoreciendo así la oración profunda. Este acto de silencio contrarresta "el frenesí, el ruido y la cháchara que nos minan en nuestra vida cotidiana", mientras que el gesto sagrado del silencio se convierte en un tiempo y un espacio propicios para "cultivar la mirada contemplativa" y "dar profundidad a la oración del corazón". Finalmente, Francisco es consciente de que esta “conciencia” requiere “un compromiso constante de formación, para evitar personalismos y delirios de protagonismo y realizar un verdadero servicio a la comunión”.

En este sentido se vuelve a insistir en la necesidad de no extender las homilías más allá de los ocho minutos, y a animar a los fieles a participar de manera más activa y consciente en las celebraciones litúrgicas, poniendo el énfasis nuevamente en la música, los silencios y la palabra de Dios.

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