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Procesión extraordinaria de la Soledad de Alcalá del Río por los 25 años de su coronación

La provincia

Saldrá el 31 de octubre, a las 17:00, de la ermita de San Gregorio, donde por la mañana se celebrará una misa que emitirá Canal Sur TV

La Legión rindió honores la semana pasada a los titulares de la Hermandad de la Soledad. / Pepe Prieto / Hdad. De La Soledad

La llaman "hermana", pero es la Madre. La Virgen de los Dolores en su Soledad coronada. Desde hace cinco siglos está presente en la vida de Alcalá del Río. Ha conocido guerras, penurias económicas, épocas de gloria, repúblicas, dictaduras y democracia. Ante esta añeja imagen -una de las dolorosas más antiguas de Andalucía- los alcalareños han implorado su intercesión para el cese de todo tipo de males: las sequías, las riadas, la peste, la fiebre amarilla y hasta un virus que desde hace año y medio ha cambiado el modo de entender el mundo: el Covid-19.

También ante este icono mariano -referente de la religiosidad popular en la provincia sevillana- se han vivido momentos de júbilo, como el del próximo domingo 31 de octubre, cuando recorra las calles de la localidad ribereña para conmemorar las bodas de plata de su coronación canónica. Una ocasión con la que se pone fin a casi dos años de ausencia en las calles de la antigua Ilipa Magna. La acompañarán la banda de música de la Cruz Roja y la de la hermandad.

La procesión -que podrá verse en la Cofradía TV- saldrá a las 17:00 de la ermita de San Gregorio, donde por la mañana se celebrará una misa que emitirá Canal Sur Televisión. Discurrirá por calles del municipio por las que hace años que no transita: como Mesones y Virgen de la Esperanza, lo que la acercará al río Guadalquivir y la presa, señas de identidad de este pueblo que sirvieron de telón de fondo en la coronación canónica que tuvo lugar el 15 de junio de 1996.

Momento en que monseñor Amigo Vallejo coronó a la Virgen de los Dolores el 15 de junio de 1996. / Hermandad de la Soledad

Lo hará en su paso de palio, que es un portento de bordado y orfebrería. Patrocinio López y Olmo, por citar sólo dos nombres, han intervenido en este altar itinerante que se puede contemplar cada Viernes Santo, cuando la Hermandad de la Soledad realiza estación de penitencia a la parroquia de Santa María de la Asunción. En este templo tiene lugar en Semana Santa uno de los actos ancestrales que la corporación ha sabido mantener a lo largo del tiempo: el Descendimiento del Señor de la Misericordia, su titular yacente.

El Descendimiento del Señor de la Misericordia la noche del Viernes Santo. / Hermandad de la Soledad

Y es que si algo caracteriza a esta imagen mariana es precisamente eso: el tiempo. Es la Virgen que escapa del canon barroco, pues como bien dijo el soleanísimo Ignacio Montaño, mucho antes de que el arte de Trento impregnara la capital andaluza, ya estaba la Virgen de los Dolores recibiendo las oraciones de los alcalareños. Su porte hierático, mayestático, la aleja del dramatismo y expresividad que traerían siglos posteriores.

Es la Virgen que baja cada quinto viernes de Cuaresma a la parroquia en un palio de cajón, de ocho varales. Auténtica reliquia de centurias pasadas. Es la Virgen de la flor del septenario, la que adorna sus cultos principales. La que extiende la mano el viernes que aún lleva su nombre, la de la paloma en el manto la tarde en que todo se cubre de luto y la que desde hace 25 años está coronada canónicamente, rango declarado desde el mismo momento en que el cardenal Carlos Amigo Vallejo (entonces arzobispo de Sevilla) le colocó la presea de oro sobre sus sienes.

La Virgen de los Dolores en el palio de traslados, a su paso por la Plaza del Calvario. / Hermandad de la Soledad

Es la Virgen a la que rinden honores los legionarios, la de los Zambranos (mecenas en el complicado siglo XIX), a la que aún visten mujeres, a la que ha predicado muchas cuaresmas el cura Eduardo Martín Clemens, la del broche de los Pickman, la de los Campanilleros en la calle San José, la que sus hijos portan a la antigua usanza cuando la trasladan a la parroquia en vísperas de Semana Santa, la que fue llevada por primera vez (siempre haciendo historia) por hermanos costaleros en Alcalá. Es la Virgen que, desafiando todo peligro, salió en aquellos difíciles años de la República; la que nunca deja encerrada la lluvia del Viernes Santo; la que se puso en la calle el pasado 15 de junio para celebrar en la Plaza del Calvario el cuarto de siglo de su coronación.

La de las hermanas con mantilla, la de las niñas con moño morado el Miércoles de Ceniza, la que estrena la cuarentena de ayuno y abstinencia al son de una campana, la que abre San Gregorio antes de que lleguen los días santos y lo cierra cuando todo se ha consumado. Es la historia escrita y por escribir de Alcalá. La dueña de su tiempo. No se la pierdan.

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