El Cristo de la Corona tras salir de la Parroquia del Sagrario. / Juan Carlos Vázquez

Llegó el gozo de las vísperas. El momento en el que, irremediablemente todo está preparado. Desde primera hora de la mañana grupos de turistas y escolares hacían cola para entrar en los templos para ver los pasos, casi todos ya montados a falta de las flores. Las calles están en plena ebullición durante todo el día porque se hacen las últimas compras para que el Domingo de Ramos a nadie "se le caigan las manos". Palmas rizadas envueltas en plástico para que mantengan la frescura hasta la procesión de cada parroquia en la que se recuerda la Entrada de Jesús en Jerusalén.

Los Viernes de Dolores de Sevilla tienen rituales que marcan hasta la vida político-social de la ciudad. Uno de ellos es el paseo por los palcos de la Plaza de San Francisco. Una suerte de pase de revista en la que el delegado de Fiestas Mayores y el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías pasean por donde desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurrección pasarán pasos y nazarenos camino de la Catedral.

Buen tiempo y mucha ilusión

Los palcos están prácticamente terminados, unos operarios dan los últimos retoques bajo un sol que quema más que calienta. En la Avenida y en Sierpes se amontonan sillas y aparecen colgaduras en balcones y vallas. Como señala Juan Carlos Cabrera, "la ciudad tiene ganas, ilusión, con este día tan azul y bonito".

Mientras el delegado y el presidente atienden a los medios, por la calle Sierpes no paran de pasar grupos de turistas que se mezclan con los alumnos de colegios que dedican la mañana –otro rito del viernes de Dolores– a visitar templos. "Arrancamos la Semana Santa con una ciudad viva y en ebullición. Se une todo en un conjunto que hace presagiar que tendremos una Semana Santa esplendorosa con muchísima ilusión por vivirla", afirma Juan Carlos Cabrera.

Una ilusión que ni el tiempo meteorológico ensombrece porque “aunque el Ayuntamiento maneja que la segunda parte de la Semana Santa entran frentes nubosos, la Primavera no tiene previsión con certeza y esperamos llegar al Sábado Santo, que lo vamos a vivir especialmente, sin problemas y, de ahí pasar a un Domingo de Resurrección magnífico".

Esa misma palabra, ilusión, es la escogida por el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Francisco Vélez quien aseguró no sólo que está "todo organizado y preparado". Respecto a cómo encara los próximos días afirmó que los nuevos itinerarios “van a ser mucho mejores de los que veníamos estableciendo porque las cosas evolucionan y nos tenemos adaptar a la situación actual, y al número de nazarenos y hermandades”. En conclusión, "va a ser una Semana Santa espléndida desde hoy y hasta el Domingo de Resurrección. Creo que nada nos lo va a impedir este año", recalcó.

Primeros nazarenos

Una Semana Santa que empieza en los barrios, pero también en el mismo corazón del centro con el Cristo de la Corona, que este año sale de la Catedral por las obras en el Sagrario. Los primeros nazarenos, los de Nuestro Padre Jesús de Nazaret salían de San Isidro Labrador, en Pino Montano mientras que en el Polígono Sur, Bendición y Esperanza se ponía en la calle con la ilusión de que la próxima Semana Santa podrán verse túnicas y antifaces en esta zona de Sevilla.

Pino Montano: La primera cruz de guía en la calle con nazarenos
Pino Montano: La primera cruz de guía en la calle con nazarenos / Juan Carlos Vázquez Osuna

Una ciudad de contrastes que va desde los barrios como Bellavista y su fe al Señor de la Salud y Remedios y la Virgen del Dulce Nombre a Pasión y Muerte en Triana. De Pasa la Macarena en la calle Tapiceros a la Escolanía de María Auxiliadora por Álvarez Quintero. Distintas caras de la misma fe y los mismo ojos llorosos musitando una oración ante la imagen del Cristo o de la Virgen que cada uno siente más cerca.

La Hermandad de Pino Montano, en imágenes
La Hermandad de Pino Montano, en imágenes / Juan Carlos Vázquez Osuna

En Pino Montano este año cumplen los 25 años de la talla de la Virgen del Amor. Un cartelón con el busto de la dolorosa lo proclama en la entrada del mercado. Ochocientos nazarenos que recorren las calles con nombres de oficio, estrellas y corrales de uno de los barrios más populares de Sevilla.

En la zona de Heliópolis es el día del reencuentro. Muchos antiguos alumnos del Claret se acercan a ver al Cristo de la Misión y a la Virgen del Amparo. Es el momento de recordar aventuras de cuando eran niños. Porque, al fin y al cabo, la Semana Santa tiene mucho de reencuentro, de barrio, de sentimientos y de fe.

A las procesiones se sumaron ayer los vía crucis.

El del Cautivo de San Ildefonso, en la zona de la Alfalfa, el mismo que cada viernes de Cuaresma recibe las oraciones y las velas de promesa de tantos sevillanos. El Juncal, Vera Cruz, la Sed, los besamanos o veneraciones en la Quinta Angustia, la Mortaja, la Soledad de San Lorenzo, las Penas. Son los últimos ritos en la ciudad. En cada casa, los percheros se llenan de túnicas y se planifican las compras en función del día de salida de la hermandad de cada casa. Ese día todos saben que siempre viene alguien más a comer, sobre todo si el domicilio está cerca de la iglesia. Son pequeños detalles que quedan en la memoria y que hacen que este tiempo sea especial.

Sábado de Pasión

Pero esto no ha hecho más que empezar. Desde primera hora de esta mañana hay personas esperando entrar al besamanos del Gran Poder. En muchas de las iglesias, los diputados de tramos y celadores prepararán los cirios que los nazarenos llevarán durante la estación de penitencia y en las hermandades del Domingo de Ramos seguramente estén con los últimos retoques de las flores. Las listas de tramos aparecen en los tablones –algunas veces digitales– y cada uno se busca como si estuviera esperando una plaza de una oposición.

Cada año igual pero siempre diferente. Son los gozos de unas vísperas que cada vez son más parte de la propia Semana Santa y que continúan hoy en Ciudad Jardín con la Milagrosa, Torreblanca, Alcosa con su Divino Perdón, San José Obrero y Padre Pío. Además, enSevilla Este el Grupo de Fieles de Jesús de la Humildad, conocido popularmente como La Espiga, recibió el pasado mes de febrero el nombramiento como Agrupación Parroquial, lo que supone el paso último y previo a la consecución del carácter penitencial. Por lo que esperan que en un futuro próximo haya nazarenos en esta zona el Sábado de Pasión.

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