La Soledad de Cantillana regresa este sábado a su camarín tras ser restaurado
Devociones de la provincia
Los trabajos han durado año y medio y han supuesto la recuperación de esta joya tardobarroca
El Ayuntamiento y la parroquia serán nombrados custodios del camarín
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El próximo sábado 15 de octubre los cantillaneros verán cumplido un sueño. Su patrona, la Virgen de la Soledad, regresará a su camarín tras el año y medio que ha durado la restauración de esta estancia, realizada a finales del siglo XVIII y que representa la transición entre el último Barroco y el inicio del neoclasicismo. Unos trabajos sufragados por hermanos de la corporación del Viernes Santo y devotos, los cuales han estado dirigidos por el historiador del Arte, Antonio López Hernández.
Para ello, se ha diseñado un programa de actos y cultos durante el próximo fin de semana. El momento más importante se vivirá el sábado 15 por la tarde, cuando tenga lugar el rito de bendición del camarín y posterior entronización de la Patrona cantillanera. Justo después se celebrará la función de los Dolores Gloriosos, festividad que, por normal general, tiene lugar el 15 de septiembre pero que esta corporación, por privilegio pontificio, lo conmemora en las fechas actuales.
La ceremonia contará con un acto muy especial: el momento en que el Ayuntamiento cantillanero y la parroquia del municipio serán nombrados custodios del camarín de la patrona, motivo por el cual les serán entregadas las llaves del mismo. La estancia podrá ser visitada y contemplada el domingo siguiente.
Una restauración integral
Los trabajos acometidos desde la primavera de 2021 han supuesto la restauración de todos los elementos que configuran el camarín: desde la embocadura hasta el ventanal trasero y su reja, pasando por la profusa decoración tallada y dorada de la bóveda, los jaspeados y pinturas murales, las puertas y portadas interiores, los postigos, las vidrieras, los mármoles, el enlosado y la soberbia peana de la Virgen, que ha recuperado su esplendor primitivo.
Especial mención requieren las pinturas murales, que suponen la verdadera recuperación de este proyecto, ya que durante más de un siglo han permanecido cubiertas por pintura verde sintética. Son motivos ornamentales que van en línea con los del retablo del altar mayor y se inspiran en los que decoran las casas de Pompeya, descubiertas 50 años antes de la construcción de este camarín y que se conservaban bajo las cenizas del Vesubio. El hallazgo arqueológico tuvo una gran influencia en potenciar el neoclasicismo y las artes propias de Roma. El camarín de la Patrona cantillanera constituye un claro ejemplo de esta tendencia y sirve de puente entre el último barroco y el nuevo movimiento que ya imperaba en Europa.
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