Siempre tras el Cautivo
La devoción del Tiro de Línea
Las devotas del Señor caminan tras su paso desde que sale hasta que regresa, salvo en la carrera oficial.
Caminan juntas. Agarradas por los hombros o entrelazadas por los brazos. Miran al frente. A su Señor Cautivo. Intercambian confidencias. Hablan de la familia, de los golpes y vicisitudes de la vida. Callan y rezan. Madres, hijas y hermanas. Todas detrás de su Señor. Desde el Tiro de Línea. Una auténtica estación de penitencia sin túnica ni cirio. Las hay mayores y jóvenes. También hay hombres. Piden por los suyos, para que los hijos o el marido encuentren ese ansiado trabajo. O para que superen ese problema de salud. Pero también dan las gracias por los favores concedidos. Se llaman Mari, Carmen, Rocío, Lola, Pepa, Manuela, Mercedes... es el barrio que nunca deja sólo a su Señor.
El Señor camina con paso abierto por la calle Porvenir. Negros nubarrones en el cielo. La banda de la hermandad ataca una marcha. Se oye lejos. Va despegada del paso. Cuatro nazarenos con palermo escoltan a las mujeres del Tiro de Línea que caminan tras su Señor. Van sin capirote, para que nada empañe la visión de las mujeres. "No estoy yo para muchas preguntas", dice una de estas mujeres mientras agarra con fuerza la medalla que lleva colgada del cuello. Caminan al ritmo que les marca Carlos Villanueva, capataz también de este tramo de la devoción. Hablan entre ellas, pero no desvían la mirada del que llevan delante: "Este año van de nazarena mi nieta y mi nuera".
El Señor está ya en el Parque. Largas son las chicotás. El andar por este tramo es tranquilo y cómodo. Lejos están aún las apreturas del Postigo y las calles estrechas del centro cuando el tramo de devotas muestra su verdadera dimensión. Acompañan al Señor desde que llegó a su barrio, pero siguen sorprendiendo cuando se las ve andar detrás del paso. "Fíjate en las mujeres que van con el Cristo", le dice un padre a su hija a la altura de la Plaza de España. Los turistas hacen fotos. El cielo sigue amenazante: "Es muy lindo para que se moje", se escucha. La lluvia preocupa, pero más lo hacen los problemas por los que caminan detrás. Alguna se para a saludar a un conocido, pero rápidamente regresa a su sitio.
Son las 15:20. El paso llega a la Glorieta del Cid. Desde ahí también se ve la Torre Cajasol. Es la hora del hambre. Desde la calle Palos de la Frontera llegan los olores de los puestos de hamburguesas. Los nazarenos se salen para ir a los servicios instalados. Las mujeres no abandonan al Cautivo que sí dejaron solo sus discípulos. Una chica camina con una mascarilla. La alergia ya se empieza a notar. Villanueva para el paso en San Telmo. Murillo, Daóiz, Mañara, Montañés Velázquez, miran al Señor y a sus mujeres. Más fotos de los turistas. Dos golpes secos del llamador. Otra larga chicotá. Puerta de Jerez, Postigo, Plaza Nueva. El tramo de mujeres se despereza. El Señor les muestra su cara en las vueltas. Tetuán, Velázquez, O´Donnell. Llega el momento de la despedida. Hasta la Catedral. Y de nuevo a escoltar al Señor hasta su casa.
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