Sevilla se viste de mantilla
Una tradición heredada de madres a hijas y de abuelas a nietas.
El Jueves Santo es una de las grandes jornadas de nuestra Semana Santa. Las mujeres de mantilla visitan los templos bajo el sol del mediodía, en algunos casos acompañadas por hombres vestidos de traje oscuro. Por la tarde, los Santos Oficios. Un grupo de artesanas se dieron cita a las puertas de la Antigua Abacería de San Lorenzo, en la calle Teodosio, para colocar las mantillas a aquellas mujeres que así lo solicitasen, contribuyendo de esta forma a mantener una tradición heredada de madres a hijas y de abuelas a nietas. Ramón López de Tejada, gerente de la casa, servía exquisitos vinos de Solear, mientras su clientela celebraba y disfrutaba este espectáculo visual.
María José Sánchez, hija de Ángeles Espinar, trae desde Villamanrique de la Condesa el arte en sus manos. En apenas quince minutos es capaz de colocar a la perfección la peineta, la mantilla y el broche. "Lo estamos haciendo al aire libre, y de forma altruista, para que la tradición siga". Vemos como sus manos colocan una preciosa mantilla de finales del siglo XIX, modelo impero, de chantilly. María José las distingue por la textura y por los dibujos, que pueden ser muy variados. Según su forma pueden ser rectangulares, y dentro de éstas las hay de velo de toalla, que son más estrechas, o de tres picos, que tienen forma triangular. Por otro lado, su valor varía según cómo hayan sido confeccionadas. Las hay hechas a mano, semi manuales o directamente hechas a máquina. "A finales del XIX muchos telares hacían mantillas a máquina en Inglaterra", comenta.
La diseñadora Delia Nuñez, otra de las promotoras de esta iniciativa, nos explica algunos detalles importantes a tener en cuenta para vestir de mantilla. "El traje para debe ser negro, sencillo, con un corte limpio, de manga larga o francesa y con el largo por debajo de la rodilla". Núñez Pol comenta que, al tratarse de un traje de luto, debe primar "el buen gusto y el sentido común". Lo clásico siempre es un acierto. Algunas mujeres optan por el terciopelo, otras por el raso o incluso arriesgan con telas caladas. El taller de la artesana Consuelo Carvajal, de Artesanía Carvajal, es el último taller en el que todavía se realizan peinetas de toda Andalucía. Actualmente el material que emplea para su fabricación es el acetato, que imita al carey que se utilizaba para la creación de las primitivas peinas. "Esta joven sí lleva una de carey original, heredada de su abuela", afirma Carvajal. Otro detalle imprescindible se coloca en la parte central, entre la nuca y el cuello: el broche, que cierra y recoge la mantilla y suele ser de plata vieja, incluyendo pedrería.
Todo un regalo para la vista ver a las mujeres sevillanas pasear por el barrio de San Lorenzo, en busca de la Basílica del Gran Poder o de la Parroquia de San Lorenzo. Macarena Núñez, Rocío Pareja Obregón y Rocío Caballero Domínguez, ayudan a colocar estas largas mantillas, que suelen medir en torno a 2,40 metros por 1,20. Vestirse de mantilla es un signo de respeto y de duelo por la muerte de Cristo, y su uso está limitado a las jornadas de Jueves Santo y Viernes Santo. Parte de este velo cubre la cabeza, variando según el gusto, pudiendo cubrir solo parte de la cabeza o prolongarse hasta la frente. Una tradición que, gracias al impulso de estas grandes expertas, continúa con gran aceptación entre las más jóvenes. Entre ellas, la periodista Reyes Calvillo, colaboradora de Diario de Sevilla.
Esta iniciativa se suma a la llevada a cabo por el Ayuntamiento de Sevilla y la agencia Doble Erre, mediante el proyecto denominado La mantilla, Sevilla del dolor a la alegría, una iniciativa que ha tenido como objetivo apoyar la moda, la cultura, la artesanía y la economía de la ciudad.
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