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De Sevilla al resto de España

Joyas en la diáspora

Introducción. Las hermandades sevillanas se han desprendido a lo largo de la historia de piezas de incalculable valor. Las pérdidas, en algunos casos, han sido irreparables.

Juan Parejo

24 de febrero 2015 - 05:03

De León a Ceuta. De Alicante a Badajoz. De norte a sur y de este a oeste. A lo largo de la historia, las cofradías sevillanas se han ido desprendiendo de parte de su patrimonio nutriendo, de este modo, a las Semanas Santas del resto de la geografía española. Prácticamente en todas las ciudades en las que se celebra la fiesta existe alguna imagen, paso o pieza de bordado u orfebrería, que otrora formó parte del inventario cofradiero sevillano. En muchas ocasiones, las corporaciones se han desprendido de estos bienes al sustituirlos por otros de mejor factura; pero en otras la enajenación, muchas veces motivada por las modas o por el capricho del mayordomo o el hermano mayor de turno, ha provocado una pérdida irreparable. Hay muchos ejemplos de ello. En esta serie semanal se repasarán las más destacadas joyas sevillanas en la diáspora. Desde imágenes, a pasos procesionales, bordados y orfebrería.

En este primer capítulo se valorará de manera general las principales pérdidas patrimoniales de la Semana Santa sevillana, acontecidas fundamentalmente durante el siglo XX, de la mano de profesor de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Andrés Luque Teruel. En lo que respecta a las imágenes titulares, no considera que se hayan producido pérdidas traumáticas: "No hemos perdido mucho. Eso no quiere decir que las imágenes que se han vendido no sean buenas, pero la mayoría de los cambios de titulares han sido para beneficio de la hermandad. En cualquier caso, cambios de titulares no ha habido tantos si descartamos los hechos sobrevenidos, como los incendios". Luque Teruel destaca sobre todas las pérdidas las de la Hermandad de la Cigarreras. Tanto las imágenes secundarias del fantástico misterio que hoy procesiona en Sanlúcar de Barrameda como las diferentes imágenes de Cristo, dos de ellas conservadas por la corporación, fundamentalmente el Cristo de Hinojos. "El conjunto de ese paso era magnífico. La sustitución hay que buscarla en el cambio de mentalidad de los cofrades".

En cuanto a los pasos, se han perdido "algunas auténticas joyas de la arquitectura y la talla procesional". Dos por encima de todo, aunque en estos casos no se vendieron, simplemente fueron sustituidos: el de la Quinta Angustia, "un excepcional paso romántico"; y el antiguo de las Tres Caídas de San Isidoro, que combinaba muchos elementos que no eran de talla. "Era de una grandísima categoría plástica. De esas andas se conservan los fantásticos candelabros actuales". Luque Teruel hace una valoración de estos dos cambios: "La Quinta Angustia sustituyó un paso romántico por uno historicista que también es muy bueno. El cambio en San Isidoro sí fue una gran pérdida. El actual es un paso correcto para los cofrades".

Otros pasos de categoría enajenados son el de la Soledad que se encuentra en Aznalcázar, "muy sevillano"; el del Cachorro de Castillo Lastrucci que está en Jerez, "un paso maravilloso"; o el del Señor de la Sentencia, aunque la Hermandad de la Macarena no se desprendió de él y parte decora el coro de la basílica. Otro paso, vendido recientemente, y que es una gran pérdida -añade el profesor-, es el del misterio de las Cinco Llagas de la Trinidad: "Se ha quitado un paso único para poner otro que está muy bien hecho pero que puede tenerlo cualquier otra cofradía. El paso anterior le otorgaba una gran impronta al misterio".

Luque Teruel lanza una reflexión: "Cada vez que una hermandad cambia un paso es para hacer uno más grande, perdiéndose en la mayoría de los casos las proporciones de los misterios".

En la categoría en la que ha habido más enajenaciones es en la de bordados, una circunstancia que viene motivada porque no existía la costumbre de restaurar las piezas y las hermandades se limitaban a comprar unas nuevas cuando se estropeaban las antiguas. "Ha habido hermandades que han cambiado obras maestras, pero por otras obras maestras". La gran pérdida, asegura Luque Teruel, ha sido el conjunto de palio y manto azul de Rodríguez Ojeda para la Amargura que hoy pertenece, y lo luce restaurado, a la Virgen del Desconsuelo de Jerez de la Frontera. Otros conjuntos excepcionales que abandonaron Sevilla son el de Rodríguez Ojeda de la Virgen de Regla de los Panaderos, el de la Virgen de la Merced de Pasión, el de la Virgen de la O de las Hermanas Antúnez, el palio de terciopelo negro que estas mismas bordadoras realizaron para la Virgen del Patrocinio del Cachorro, el palio de Olmo de la Esperanza de Triana o el manto de Rodríguez Ojeda, para esta misma Dolorosa, bordado en 1909, hoy en Ronda.

Durante las próximas semanas se comentarán con más detalle algunas de las pérdidas patrimoniales más importantes de la Semana Santa sevillana.

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