El Señor del Silencio regresa a su altar de la capilla sacramental en San Juan de la Palma

La corporación ha acometido labores de arreglo en la cortina ignífuga del retablo

La imagen ocupa su altar habitual tras unas semanas en la hornacina de la Inmaculada

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La capilla sacramental se sitúa en el lado del Evangelio y es una de las estancias más antiguas del templo

El Señor del Silencio en el Desprecio de Herodes, titular de la hermandad de la Amargura, ya preside su altar habitual en la capilla sacramental de San Juan de la Palma. La imagen ha recibido culto desde Semana Santa en el altar que suele ocupar la dolorosa cuando se celebran los cultos al Señor.

La corporación del Domingo de Ramos ha acometido en estas últimas semanas el arreglo de la cortina ignífuga del retablo de Jesús del Silencio, para posteriormente colocarlo en su ubicación de la capilla sacramental. Se recupera, de este modo, una estampa cotidiana en San Juan de la Palma.

El Señor del Silencio de nuevo en su altar / Hermandad

Ubicada en el lado del Evangelio, el intradós de la bóveda del primer tramo de la capilla es de los pocos restos que quedan de la antigua edificación mudéjar, posiblemente de finales del siglo XIV o principios del XV, muy transformados, actualmente con pinturas de Rafael Blas Rodríguez, de 1941. Se remodeló esta capilla entre 1934 y 1935, bajo la dirección de Manuel Gómez, y fue entonces cuando se colocó la actual decoración de yeserías y techo abovedado con casetones del segundo tramo. Acoge el Sagrario y el culto principal de la Hermandad de la Amargura. A ambos lados del retablo permanecen las imágenes de San Joaquín y Santa Ana, de finales del siglo XVIII.

La Inmaculada que recibe culto en el retablo de los pies de la capilla, pertenecía al retablo mayor y con la remodelación de este para adecuarlo al culto de la Virgen de la Amargura, la imagen fue transformada como bulto redondo en 1960 por Francisco Buiza. Desde entonces permanece en este lugar. La capilla guarda interesantes pinturas, siendo la mejor de todas La caída del maná, atribuida a Lucas Valdés (1700). Además de esta, hay una copia de La apoteosis de la Eucaristía de Herrera el Mozo y de la Última Cena de Murillo. Entre las dos puertas de acceso a la capilla, hay un retablo del siglo XVII, con una pintura de las Ánimas obra de Andrés Pérez (Siglo XVII). En la hornacina principal se encuentra la talla de Nuestro Padre Jesús del Silencio en el Desprecio de Herodes (Pedro Roldán, 1698).

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