Santa Marina en la Divina Pastora: la fusión de moda e historia

Tradición y moda. Es lo que se puede ver cada tercer domingo de septiembre cuando por las calles del centro de Sevilla sale en procesión la Divina Pastora de Santa Marina. Esta hermandad, que debe el apellido a su antigua sede canónica, incorporó en 2015 una figura a su cortejo que lo hace único: la joven que encarna a la mártir gallega y a la que es también su titular.

La inclusión de este personaje de carne y hueso en la procesión entronca con la historia de la hermandad, que antiguamente sacaba tres pasos a la calle: el de Santa Marina, en honor a la titular del templo; el de San Miguel, mayoral del redil pastoreño; y la Divina Pastora, advocación netamente sevillana del siglo XVIII y que se considera "el regalo de Sevilla a la Iglesia". Esta imagen de bulto redondo fue la primera en recibir tal título. Tradicionalmente se ha atribuido a Ruiz Gijón.

El devenir histórico y las múltiples dificultades a las que tuvo que enfrentarse la primitiva corporación pastoreña al tener que exiliarse de Santa Marina redujeron a uno el número de pasos en la procesión, que desde entonces sólo lo hace con el de la sagrada imagen mariana.

Desde 2015

Fue en 2013, con motivo del Año de la Fe y revitalizada por completo la hermandad (que disfruta ahora de una nueva época de auge), cuando en el cortejo que saca a la calle cada tercer domingo de septiembre se decidió incluir la figura alegórica de esta virtud teologal, encarnada por una niña. Aquella novedad gustó mucho y se decidió retomarla dos años después, pero con un personaje vinculado a la hermandad. Se optó entonces por encarnar a su otra titular, Santa Marina. De esta forma, los dos santos que antes salían en pasos siguen teniendo presencia en esta jornada tan importante: San Miguel lo hace en el paso de la Divina Pastora (situado en la trasera, junto a la cola del manto de la Virgen) y Santa Marina pasaría a estar encarnada por una joven. Este año tal cometido le ha correspondido a Estrella del Rocío Crespo Jiménez.

Pero la iniciativa no se quedaba ahí. También se decidió apostar por la moda. Desde 2015 son diseñadores los que se encargan de confeccionar el traje que luce el personaje de Santa Marina. Artistas nóveles en algunos casos y en otros, modistos con años de experiencia en sus manos. La única condición que se pone desde la hermandad es el uso de los colores relacionados con la mártir que vivió a caballo entre Portugal y Galicia, el rojo y el verde.

De corte medieval

Dicha responsabilidad ha recaído en 2023 en el diseñador nazareno Javier Orozco, cuya firma es una de las más reconocidas en el mundo de la moda flamenca. Para esta ocasión, Orozco se ha alejado del modelo que ha imperado desde 2015 a la hora de presentar esta vestimenta, basada en las pinturas que hizo Zurbarán de la santa a la que le cortaron la cabeza (lo que dio origen a la leyenda del manantial de Aguas Santas en tierras norteñas). Con un estilo de corte medieval, destaca su manto, a modo de capa, y el estilizado vestido verde en el que no pasan desapercibidas las elegantes mangas abiertas. Remata el conjunto unos pequeños bordados y el uso de pedrería en el cuello.

Ha de mencionarse, de igual modo, el uso de la palma, símbolo del triunfo y el martirio. Su diseño también cambia todos los años. De su rizado se encarga Rosa González, una veterana en dicha labor que desde Navidad a Semana Santa imparte innumerables cursos por toda Andalucía para enseñar este auténtico arte. Para 2023, como novedad, ha introducido rosas rojas naturales en el trenzado de la palma, en alusión a la condición de mártir de Santa Marina, una titular sagrada que se hace carne y hueso por las calles de Sevilla cada tercer domingo de septiembre.