La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
La Semana Santa acaba con un Santo Entierro en Soledad que se torna alegría por la Resurrección, la única cofradía matinal de la Semana Santa de Sevilla. La celebración que representa lo merece. El Sábado Santo es breve y sentido. La catarata de pasos en la Campana durante toda la semana deja sitio a cofradías de contrastes. Desde el Sol, que cruza media ciudad para abrazar a sus fieles como lo hace su Varón de los Dolores a la cruz, hasta los Servitas, que recordarán en el silencio del confinamiento a Antonio Dubé de Luque. Un imaginero, que además de legar tallas a numerosas hermandades, imprimió el sello de la corporación de la Capilla de los Dolores.
Ni los que se iban a la playa cada Sábado Santo podrán hacerlo. El coronavirus deja sin pasos, ya sean por la arena o por la cera, a todos. Y sin esos momentos que cada persona tiene como suyos cada Sábado Santo. Quizá sentarse en Sierpes a ver pasar las coloridas representaciones del Santo Entierro o callejear para encontrarse con la Trinidad a su vuelta al colegio salesiano. Las enfermedades arrebatan cafés en la calle Feria esperando a la Virgen de la Aurora y almuerzos con la familia compartiendo los mejores momentos de la semana que nunca acaba.
La llama cofradiera se mantendrá viva hasta que sea otra vez Domingo de Resurrección y la Semana Santa muera en la calle San Luis, para resucitar al siguiente año en El Porvenir. El ciclo de las procesiones es más fuerte que las guerras y las epidemias. Las tallas, como la Virgen de la Soledad, fechada en el siglo XVI, siguen cumpliendo años intactas ante los ojos de generaciones y generaciones. A algunos les tocó salvarlas del fuego y a otros les tocará sacarlas tras el confinamiento.
Las iglesias de Sevilla son protagonistas durante la Semana Santa. Vomitorios de nazarenos y pasos hacia una feligresía ansiosa por verlos. Son únicas cada una de ellas. Las hay muy antiguas, también muy nuevas. Grandes, pequeñas, de barrio, de centro. Alguna están dentro de un convento o una universidad. Cada edificio religioso en la ciudad esconde una historia, que sumadas conforman la cronología de la fe en la capital andaluza. A continuación te ofrecemos esas historias, albergadas en simbólicos templos con ricas decoraciones y valiosas portadas:
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