URBANISMO
Urbanismo cambia de criterio y permite ahora unir edificios del Casco Antiguo

Presente y futuro

Debemos potenciar y aprovechar este patrimonio humano que son los jóvenes

Caravana solidaria organizada por los jóvenes de las cofradías de Sevilla y el Consejo.
Milagros / Ciudad / Suárez

23 de marzo 2016 - 01:00

LA Hermandad de San Esteban va a celebrar los L años de la creación del primer grupo joven, que fue el pionero en la ciudad de Sevilla. Gran labor la de estos jóvenes que rápidamente tuvo un efecto de mimetismo y comenzaron a proliferar por las hermandades de penitencia, sobre todo, jóvenes que reivindicaban su lugar de participación y de actividad dentro de sus corporaciones, lo que significó un cambio en la vida diaria de las mismas. Estos grupos jóvenes fueron el semillero de las primeras cuadrillas de costaleros, se crearon los primeros coros mixtos y las juntas auxiliares.

Desde el último cuarto del pasado siglo, los jóvenes son algo vivo en las hermandades, que poco a poco se han ido haciendo un hueco y un lugar en nuestras corporaciones, pero habría que preguntarse si este espacio es estructural o coyuntural, dependiendo de la junta de gobierno o del diputado de juventud responsable. ¿Se tiene presente a los jóvenes en todas las actividades sin reserva? Dejamos que participen en algunas y en otras no, pensando que no son adultos y que en un futuro ya lo harán. Razonamiento que se ampara en la famosa frase "la juventud es el futuro". Claro que son el futuro, pero no se puede sacrificar el presente en pos de un futuro lejano. Por el contrario, no sería más productivo y rentable para todos darles las coordenadas y las directrices necesarias para que ellos también puedan participar, pero no como componentes inferiores "en fase de", sino como uno más, para ello debemos de formar a nuestra juventud previamente. Muchas veces dejamos que ayuden en la preparación y después los apartamos. Pero la juventud no está al servicio de los mayores, ellos son tan hermanos y hermanas como los demás, que van a sus hermandades con mucha ilusión. Entusiasmo que debemos aprovechar y ser sus guías. Para ello se necesitan responsables de juventud idóneos y comprometidos. Este cargo es uno de los principales, pues si como se argumenta son nuestro futuro, tendremos que buscar el mejor oficial de la junta para crear una buena juventud y, por ende, un buen futuro. Pero sabemos que muchas veces no ocurre así, ya se sabe que es muy difícil crear una junta de gobierno, pero igual que se es exigente con otros cargos también se debe buscar una persona comprometida con los jóvenes para este puesto.

Cuántas veces dejamos el protagonismo de la juventud a una semana cultura, una semana al año, que en la mayoría de los casos ni siquiera son siete días. ¿Y el resto del año se realizan actividades contando con ellos? O tan sólo se les requiere para limpiar plata, rellenar sobres o para algún zafarrancho de limpieza, lo que ellos siempre hacen con gusto y alegría; pero estamos dispuestos a concederles más.

Debemos potenciar y aprovechar este patrimonio humano, que a pesar de la oferta de hedonismos y materialismo que la actual sociedad les ofrece, ellos y ellas prefieren estar en nuestras hermandades. Rentabilicemos a esta juventud y como dijo San Juan Pablo II, "son presente no solo futuro". Pero hagámoslo presente partiendo de sus propios intereses e iniciativas, sin miedo y sin exigirles a ellos lo que a otros colectivos no se les exige.

Sin embargo, se les requiere su asistencia a ciertos actos. Un claro ejemplo es la exigencia actual de algunas hermandades para con los jóvenes acólitos de obligarles a la asistencia de curso de formación y a determinados actos a cambio de puntos que necesitan para hacer la estación de penitencia e incluso para poder elegir el paso que acompañarán. Ante esto me pregunto: ¿Se le exige la asistencia a estos cursos o charlas a los otros colectivos o sólo a los jóvenes acólitos?, los cuales, además de desempeñar su función, van realizando su estación de penitencia como hermanos. Es verdad que es necesario que los acólitos tengan cursos y charlas formativas, y se preparen como tales; pero, ¿se ha estudiado y analizado previamente cuáles eran sus necesidades e inquietudes formativas? ¿Se ha buscado a un formador idóneo y buen comunicador? Son cuestiones a tener en cuenta si queremos mantener a una juventud viva e inserta en el devenir de nuestras hermandades.

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