La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Más allá de la voz de la Laura Gallego
Manuel García García, hermano mayor de la Macarena
-¿Qué espera del año jubilar que acaba de empezar?
-Que vengan muchos fieles y peregrinos a ganar el jubileo y que conozcan lo que es la Hermandad de la Macarena y la Virgen de la Esperanza.
-¿Supondrá una merma para la economía de la hermandad?
-No. Vamos a intentar que no. No queremos siquiera restar un céntimo a la asistencia social. Hemos conseguido la desgravación fiscal, por lo que esperamos que algunas empresas nos ayuden con patrocinios.
-Uno de los platos fuertes será el Congreso Mariano y Mariológico Internacional.
-No lucirá tanto de cara al pueblo. Es para profesionales de la teología. Vendrán estudiosos españoles y extranjeros y será en el Seminario. También queremos que haya unas conferencias más populares que hablen de la hermandad, de la Virgen...
-La asistencia social será importante también durante el año jubilar.
-En el Hospital de la Caridad hay dos habitaciones, una con el nombre de San Basilio -donde se fundó la Macarena- y la otra con el de la Esperanza. La idea es asumir el coste de las dos. También prestaremos ayuda a la Gota de Leche porque lo están pasando muy mal. Y continuaremos con nuestras actuaciones habituales, que son muchas.
-¿Considera que no llega a la sociedad todo lo que la hermandad hace en caridad?
-Sí. Tradicionalmente se ha seguido la máxima de que "lo que haga tu mano derecha que no lo sepa la izquierda". Eso ha sido malo. No hay que ir anunciándolo todo pero sí hay que explicar qué se hace, porque se hace muchísimo.
-Quedan menos de seis meses para que concluya el mandato, ¿con qué se queda de estos casi cuatro años?
-Me quedo con todo. El año jubilar es un broche de oro, pero no se me olvida cuando la Virgen fue a la Cartuja. Alguien dijo que era una locura. ¡Entramos por una puerta que está en Santiponce! Pero fue una bendita locura macarena, como luego escribieron. Fue muy bonito ir allí con la Virgen y hacerle ese favor a las Hermanas de la Cruz.
-La pregunta es obligada. ¿Se presentará a la reelección?
-No me he decidido. Estoy deshojando la margarita porque falta mucho y tenemos bastante trabajo por delante. Yo me encuentro fuerte. Cuanto menos se hable ahora de elecciones es mejor para todos. Así evitamos elucubraciones y que la gente empiece a manipular. Es mejor esperar un poco. A mediados o finales de mes diré definitivamente si me presento.
-¿Qué le dice el corazón?
-Que haga lo que la Virgen quiera.
-¿Y la cabeza?
-Que tengo ahora mismo mucha fuerza, pero también tengo una edad.
-¿Descarta la prórroga?
-Sí. La prórroga no la voy a pedir. En la junta se decidió que así fuera.
-¿Teme que si no se presenta haya una fractura dentro de su propia junta?
-No lo creo. Siempre hay un respeto. Podría haber alguna marejadilla, aunque no lo creo.
-El museo lleva ya funcionando casi cuatro años, ¿están satisfechos con el número de visitas?
-Sí, pero no. Se hizo en una época en la que había más dinero. Pensábamos que iría mejor. No nos podemos quejar, pero nos habíamos hecho otra idea. Esperamos que con el año jubilar mucha gente lo conozca.
-¿Qué sabe del millón de euros que les debe el Gobierno?
-Estamos al habla con los ministerios de Hacienda y de Fomento. Ese dinero se nos dio por un proyecto que en parte ya se ha hecho. Estamos viendo si tenemos que presentar uno nuevo con lo que queda por hacer o si nos sirve el que se entregó en su día. Pagar lo tienen que pagar, porque así lo ha dictaminado el Supremo.
-Una de las tareas pendientes es incrementar la seguridad en los altares.
-Ya hemos pedido varios presupuestos a empresas especializadas. Hay que buscar un tipo de vidrio que permita ver bien las imágenes. Lo haremos en cuanto tengamos el dinero.
-¿Le gustaría ver a la Virgen en besamanos bajo la Virgen de los Reyes?
-Lo dejamos en manos del Cabildo. No queremos exigir mucho.
-Hablando de Semana Santa. ¿Cuál es la solución a los problemas de la Madrugada? Siempre se pone en la picota a la Macarena.
-Es la única que no ha cambiado su itinerario. No somos culpables de tenernos que parar al final de Cuna porque no ha pasado los Gitanos. Y eso que en los últimos años hay que aplaudirles por el esfuerzo sobrehumano que hacen. No es que no queramos dejar de pasar por la Anunciación, es que cuando se quemó San Gil nos acogieron allí. Es como una segunda casa. También queremos seguir pasando por el mercado porque hubo una época en la que el 50% de los hermanos eran de allí. Tampoco podemos dejar de pasar por las Hermanas de la Cruz. Hay otras soluciones sin tocar a la Macarena. Tampoco le podemos decir a un hermano que no se vista de nazareno.
-¿Qué otras soluciones ve?
-Voy a dar una opinión personal de Manolo García que no está consultada ni a la junta ni en el cabildo de hermanos. Si se ponen todos muy pesados y le echan la culpa a la Macarena saldríamos en la madrugada del Jueves Santo nosotros solos. Pediríamos permiso a la Catedral y al arzobispo. Repito que es una opinión personal que no está consultada, pero si nosotros somos los que estorbamos en la Madrugada vamos a buscar otra madrugada para nosotros. Yo creo que después de haber ido a la Cartuja no nos debe dar miedo de nada.
-También se ha comentado que los Gitanos podría ir por la Alameda.
-Eso es un tema que tienen que decidir ellos. Puede ser una solución, pero ni me meto ni se lo insinúo a mi amigo Pepe Moreno.
-¿Tiene alguna preferencia para el nuevo delegado de la Madrugada?
-No sé si con los estatutos nuevos lo puede nombrar el Consejo o tenemos que ser las hermandades. Nos dolería mucho que nos lo impusieran. Habría que elegirlo por consenso.
-¿Qué opina de la polémica que ha rodeado al Consejo en los últimos meses?
-Somos muy respetuosos con el presidente de turno. La dimisión de Adolfo Arenas fue tan inesperada que cogió a Carlos Bourrellier de sopetón. En algunas cosas se ha podido equivocar por esa rapidez con la que sucedió todo, pero tampoco veo una situación tan grave. Ahora decidirán con tranquilidad si quieren seguir, que lo pueden hacer con todas la de la ley, o si convocan nuevas elecciones.
-¿Le preocupan las protestas periódicas que hay ante la basílica por la tumba de Queipo de Llano?
-Son siempre los mismos. Personas que no han olvidado que han pasado hace casi 80 años. Los que vienen a protestar no conocieron la Guerra Civil. Yo nací en el 33 y no me acuerdo. Queipo está enterrado ahí como hermano mayor honorario que es. Gracias a él se hizo la basílica. Ahí lo enterró la junta de gobierno de entonces y la Macarena respeta lo que hicieron sus antepasados. Para que la tumba se quite de ahí lo tiene que pedir o su familia o el Arzobispado. No creo que estorbe a nadie.
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