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La biografía definitiva del imaginero Álvarez Duarte

José Joaquín León presenta el libro 'Álvarez Duarte. El niño imaginero' que cuenta la vida y repasa la obra del imaginero fallecido en septiembre

Julio Cuesta, Rosa García Perea, José Joaquín León y José Roda Peña. / Antonio Pizarro

Un titán del arte que falleció en plena madurez creativa. Luis Álvarez Duarte es una persona clave para entender la Semana Santa desde las últimas décadas del siglo XX. Su producción artística, sus imágenes, han dado forma a muchas cofradías, no sólo en Sevilla, donde se destapó con obras de tanta relevancia como las Vírgenes de Guadalupe y Patrocinio o el Crucificado de la Sed; sino en toda Andalucía, España e incluso América y otros lugares. Heredero de los grandes imagineros del siglo XVII, con la muerte Álvarez Duarte se puso punto y final a una manera de trabajar y entender la profesión. El periodista José Joaquín León, miembro del consejo editorial de Diario de Sevilla, ha presentado la biografía definitiva sobre el maestro: Álvarez Duarte, el niño imaginero (Almuzara), en la que repasa su vida y obra hasta sus últimos días.

Aunque José Joaquín León ya escribió en el año 2012 otro libro con este mismo nombre, la publicación que se ha presentado en la tarde este martes pretende encajar las últimas piezas del puzle de la vida de Álvarez Duarte, "aunque la definitiva sólo la conocía él", como ha reconocido el autor. Muchos amigos y familiares han estado presentes en el acto, entre ellos, el delegado de Gobernación y Fiestas Mayores del Ayuntamiento, Juan Carlos Cabrera; el portavoz municipal del PP, Beltrán Pérez; el presidente del Consejo de Cofradías, Francisco Vélez; la hija del imaginero, Guadalupe Álvarez-Duarte; o los hermanos mayores de las Aguas, Narciso Cordero; de la Sed, José Cataluña; y de la Soledad, Ignacio Valduérteles. La presentación tuvo lugar en el Círculo Mercantil y estuvo conducida por su vicepresidente Fernando Rodríguez Galisteo.

El delegado de Gobernación y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera; y el presidente del Consejo, Francisco Vélez. / Antonio Pizarro

La presentación ha corrido a cargo de la editora y pregonera de las Glorias, Rosa García Perea; del pregonero de la Semana Santa, Julio Cuesta; y del profesor de Historia del Arte, José Roda Peña. El libro se debe considerar una publicación nueva, como ha explicado el autor: "Son dos libros en uno. En la primera parte se refleja lo que me contó durante una primavera para el primer libro, escrito como unas memorias en primera persona. La segunda parte son sus últimos años, de 2013 a 2019, escrito en tercera persona".

Guadalupe Álvarez Duarte, hija del imaginero. / Antonio Pizarro

Con respecto a la publicación anterior, se han corregido algunas fechas y se han incluido algunos pasajes, como la historia de cuando el Papa Francisco, siendo todavía arzobispo de Buenos Aires, rezaba ante el Cristo de los Futbolistas durante el vía crucis que se celebraba cada Viernes Santo. La segunda parte de esta biografía definitiva incorpora aspectos muy poco conocidos del artista. "Yo explico que con Luis se cierra una gran etapa de la imaginería, un periodo glorioso. La generación nueva es distinta, busca otros caminos. Luis tenía muy claro el concepto de la unción sagrada. Las imágenes estaban hechas para rezarle por encima de los valores artísticos", ha señalado León.

Así quedó el taller de Álvarez Duarte el último día de trabajo antes de que sufriera el ictus. / J. J. León

Los últimos años del imaginero no fueron fáciles. A algunos problemas personales, se le añadió una crisis en la imaginería de la que poco se ha hablado, pero de la que supo salir airoso. "Las grandes cofradías evidentemente ya no encargaban imágenes y las nuevas tenían pocos recursos económicos. Por ello se ha producido un abaratamiento de los precios. Ha habido artistas que los han tirado para poder trabajar. Luis, como le reconoció Ortega Bru, puso a la imaginería en su sitio. Siempre decía que las imágenes tenían un precio".

El portavoz del PP, Beltrán Pérez, hace un foto en presencia de Juan Carlos Cabrera y Francisco Vélez. / Antonio Pizarro

Ante esta circunstancia, Álvarez Duarte supo reinventarse. En los últimos años seleccionaba con cuidados los encargos que aceptaba y se centró en completar sus obras con representaciones que nunca había tallado y por la calidad, como una Piedad o el San José para la Línea de la Concepción. "Se han quedado sin terminar. Como dos dolorosas, un Cautivo para Solsona, un Crucificado. Se ha planteado incluso dejar el Crucificado como está, pero casi todas las obras las terminará Ventura Gómez, su gran colaborador". El libro habla ampliamente de la historia de todos estos trabajos.

Una Dolorosa que pudo haber sido para la Duquesa de Alba. / J. J. León

En los últimos años de su vida, como relata el libro, Álvarez Duarte se llevó un gran disgusto por la suspensión de la gran exposición antológica que se iba a celebrar en Sevilla. Allí se podrían admirar algunas de las que él consideraba sus grandes obras más allá de las sevillanas, como la Virgen del Rosario del Mar (Almería), el Cristo de la Buena Muerte (Linares) o el Atado de la Columna de Alcalá de Henares.

Álvarez Duarte, tras su repentina muerte, ha dejado una importante colección particular, cuyo destino se está decidiendo. "Se podría hacer una casa-museo en Gines o en algún lugar de Sevilla. También se le podría dedicar un espacio en el museo de la Semana Santa de Sevilla, si alguna vez se hace", ha indicado León.

"Esta es una obra capital, histórica, única y singular, que refleja la personalidad de su autor, un gran investigador, catalogador, que domina el periodismo, el artículo de opinión, la novela... un maestro de las letras", ha resaltado Julio Cuesta de José Joaquín León.

Por su parte, el profesor Roda se ha encargado de poner en perspectiva la obra de Álvarez Duarte y el libro: "Por su personalidad, Luis constituye un ejemplo único en la escuela sevillana de imaginería. Técnicamente presenta una calidad irreprochable y siempre en ascenso. Fue el principal valor de la imaginería andaluza de finales del XX y principios del XXI. Y esta es su biografía definitiva".

El gran reconocimiento pendiente

Luis Álvarez Duarte era una persona sin complejos. El reconocimiento se lo había ganado con su trabajo y esfuerzo, por eso no vacilaba al afirmar que era merecedor de la Medalla de Andalucía: "Le hacía mucha ilusión. Consideraba que era una injusticia que no se la hubieran concedido. Tiene obras para la Semana Santa en todas las capitales andaluzas y en localidades de las ocho provincias", destacó José Joaquín León.

Para saldar esta deuda, su Hermandad de las Aguas la ha solicitado formalmente por escrito a la consejera de Cultura y Patrimonio Histórico, Patricia del Pozo, sumándose muchas otras cofradías. Álvarez Duarte sí pudo ver cumplido su otro sueño: la rotulación de la calle en la que vivió de niño con su nombre.

El Gremio de Arte Sacro de Sevilla también ha pedido recientemente que se le conceda la medalla de la ciudad a título póstumo.

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