Rogelio Velasco
Simplificación administrativa
Dulce Nombre
El paso de Jesús ante Anás levantó ovaciones en la Plaza de San Lorenzo nada más salir a la calle y mientras avanzaba entre la multitud que abarrotaba la plaza y los balcones a los sones de la marcha Señor de Sevilla. La pieza, de Martín Puerto, sonaba espléndida y emocionó, interpretada por la banda de las Cigarreras. Los solos de trompeta en el silencio de la tarde ya caída, al mismo tiempo que los costaleros llevaban magistralmente el misterio de Castillo Lastrucci, eran la combinación perfecta. Los costaleros se recrearon en su barrio.
La estampa se completó con una saeta potente con voz de mujer a la Virgen del Dulce Nombre, rodeada de claveles y rosas, que también levantó emociones entre los presentes. Había ganas de disfrutar de Martes Santo.
Monseñor Asenjo contempló la salida de la cofradía. Eran las 20:30 por el reloj de la torre de la parroquia de San Lorenzo cuando el paso de misterio se vislumbraba por la puerta del templo. Las campanas habían dado el aviso. El capataz pidió dedicar la estación de penitencia a "la unidad de verdad" de la hermandad. Después de saludar al Gran Poder, el paso de Jesús ante Anás se perdió en una nube de incienso por Cardenal Spínola. El bullicio se apoderó de la plaza hasta que cinco minutos pasadas las nueve de la noche se hizo otra vez el silencio. El palio de la Virgen salió a la calle con sus flores rosas en bello contraste con el fondo carmesí de la fachada principal. De fondo, la delicada música de la banda de Salteras (Nuestra Señora de la Oliva). El bullicio copaba la plaza y sus alrededores.
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