El Museo recupera la policromía original del retablo mayor de su capilla
Patrimonio
Se trata de una obra con dos siglos de historia que había sido alterada por diversos repintes
El templo estrena iluminación que respeta los cromatismos recuperados
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Una obra "desvelada". La Hermandad del Museo ha concluido la restauración que desde el pasado mayo acometía en el retablo mayor de su capilla, el que presiden sus imágenes titulares, el Cristo de la Expiración y la Virgen de las Aguas. Con este trabajo se ha recuperado el aspecto original del conjunto, con dos siglos de historia, y que se había cubierto por distintos repintes de mala calidad. Al frente de este cometido han estado los restauradores Manuel Antonio Ruiz Berdejo y Antonio Díaz Arnido, el arquitecto José María Rincón Calderón y en las labores de investigación y documentación histórica, María Salud Elvás Iniesta y Rocío García Franco.
Lo primero que salta a la vista cuando se contempla el retablo es la riqueza polícroma que atesora, fruto de los mármoles jaspeados que se imitan en las maderas. Esta obra es de autor desconocido y su origen entronca con las nefastas consecuencias de la invasión francesa en el antiguo Convento de la Merced, ocupado ahora por el Museo de Bellas Artes y la sede canónica de la corporación del Lunes Santo.
El expolio de las tropas galas provocó que hubiera que adecuar de nuevo el templo como lugar de culto y, por tanto, que se encargaran nuevas obras neoclásicas, propias de la época. Entre ellas, destaca este conjunto que en su día estuvo situado a los pies de la capilla, donde actualmente se venera a la Virgen Comendadora de la Merced (una magnífica talla de José Montes de Oca, siglo XVIII).
Fue a mediados de la década de los 80 de la pasada centuria cuando se cambió a la ubicación actual y se le añadieron las calles laterales. De la época primitiva se conserva el cuerpo central, al que también se la han ido incorporando añadidos las últimas décadas. Su elemento principal es un arco de medio punto que cobija al crucificado de Marcos Cabrera y a la dolorosa de Cristóbal Ramos. Está sustentado sobre cuatro columnas cuya peculiaridad más importante es la imitación del jaspeado de mármol, en el que predominan los colores marrones en contraposición con el fondo, en el que abundan los azules y verdosos. El arquitecto José María Rincón refiere en este punto la gran habilidad del autor de la decoración, que llegó a recrear incluso el corte de las piedras de mármol en el interior del arco de medio punto.
Toda esta riqueza polícroma había quedado oculta durante décadas debido a numerosos repintes. Díaz Arnido incide en que se habían aplicado capas de pintura dorada acrílica que perturbaba por completo la visión de este importante conjunto.
Una vez que el retablo se trasladó a su actual ubicación se añadieron las calles laterales, cuyas hornacinas cobijan los evangelistas de Ruiz Gijón, que forman parte del paso del Cristo de la Expiración. Por tanto, el altar mayor reúne cuatro siglos de historia artística de la hermandad. El crucificado, del XVI; los evangelistas, del XVII; la Virgen de las Aguas, del XVIII; y el retablo, del XIX.
Estas calles laterales son de 1986, de Manuel Guzmán Bejarano, quien también añadió a las columnas de la parte central guirnaldas y tallas con los escudos de la corporación. En ellas se ha pintado un jaspeado que mantiene la armonía cromática con los elementos originales, aunque presenta una ejecución diferente para distinguir las distintas épocas del retablo.
Las labores de restauración han consistido en una labor previa de investigación histórica y documentación gráfica. Luego, durante 13 semanas de trabajo, se ha procedido a la limpieza de la suciedad superficial, la eliminación de elementos no originales, la consolidación del soporte, la limpieza química mecánica, la eliminación de repintes, la restitución volumétrica del soporte, el estucado, la reintegración cromática en las lagunas de color, la policromía de las calles laterales y la protección final.
Con esta restauración, en palabas de Rincón Calderón, "cobra pleno sentido" la recuperación que se acometió hace varios años del lienzo pintado a finales del siglo XIX (atribuido a Enrique Reina), el cual sirve de fondo del Cristo de la Expiración.
La intervención se completa con una nueva iluminación del retablo y de toda la capilla, cuya luz no afecta a la conservación de las imágenes ni altera su policromía ni la del conjunto que acaba de restaurarse. Se trata, en suma, de una de los proyectos patrimoniales más importantes acometidos por la junta de gobierno que dirige Juan María Toro y que ha sido financiado con las ayudas de la Junta de Andalucía al arte sacro.
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