Mors Mortem Superavit
Santo Entierro
Salió con un retraso de un cuarto de hora. Las dudas estaban justificadas. El agua les cogió en la carrera oficial
El padre salió en Santa Genoveva, el abuelo paterno en la Paz y el materno en el Cachorro. Toda la familia cofrade estaba representada en el cortejo del Santo Entierro. La noticia más tremenda del año, Jesús ha muerto, y el entierro coge a la ciudad, al país entero, sin periódicos. Con las nubes jugando al escondite y las copas de las gigantescas palmeras de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos oteando isobaras. La lluvia les cogió en la carrera oficial, se refugiaron en la Catedral y aprovecharon una clarita para volver. El hermano mayor pidió perdón al resto de hermandades por la cuota de agua.
Se abren las puertas con un cuarto de hora de retraso. El padre que salió en Santa Genoveva es cautivo de sus hijos. "Papá, tengo hambre". "Si hubieras comido puchero. Traigo Actimel y galletitas". Al niño no le convence. "Si lo llego a saber, me quedo en casa jugando al fifa". La Canina impresiona al más pintado. Hasta el Greco debió escaparse del Museo de Bellas Artes para verlo. Mors Mortem Superavit.
Cuando sale la urna con el Señor yacente, vuelve a chispear. Son gotas de fogueo, después la cosa se pondría fea. La legión romana va detrás, con el capitán dirigiendo a las huestes con la espada. Francisco Javier Gutiérrez, director de la Banda Municipal, no lleva espada. Ni batuta siquiera, como si la música, levitando, les saliera sin querer. El cardenal Amigo Vallejo se incorpora al cortejo por la puerta de San Antonio Abad por Alfonso XII. Donde los munícipes recibieron un refrigerio servido por los camareros del Mesón del Serranito.
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