Mirar desde el corazón
Un grupo de ciegos acude un año más a la Hermandad de la Vera Cruz para conocer al Cristo y los pasos.
Mirar con el corazón y sentir con las manos para ver sin valerse los ojos. Eso es lo que hicieron ayer un grupo de personas ciegas, o con la visión muy reducida, que un año más fueron invitados por la Hermandad de la Vera Cruz para que pudieran conocer a su Cristo y los pasos de la cofradía. Los había noveles en la cita y veteranos. Algunos, con la visión perdida recientemente después de una vida de luz. Otros que nunca habían mirado al menudo Crucificado. Cada uno con su historia, pero todos contentos y emocionados: "Con las manos vemos más que con los ojos".
Las manos de Julia Macías Delgado se deslizan con suavidad por el contorsionado cuerpo del Cristo de la Vera Cruz. Toca las rodillas. Ausculta las piernas, el sudario, el torso. Se detiene en la boca y en los ojos, y no puede más que exclamar: "¡No vemos, pero él nos da mucha luz para verlo con el corazón! ¡Ay, Dios mío! Gracias, gracias, gracias". La emoción que siente Julia la comparte el resto. Mientras tocan la imagen también hay tiempo para los besos, en la nariz, en las piernas o en el abdomen. "Es precioso", se escucha.
Al grupo los acompaña Juan Ortega, ex concejal del Ayuntamiento y hermano antiguo de la Vera Cruz; y Ángela Balbuena, psicóloga de la ONCE que relata lo que sienten estas personas al tocar al Cristo: "Acceden a la información a través de las manos, algo que les genera un estado de emoción más profundo que mirar, una percepción sensible gracias al tacto tan fino. Muchas personas no se imaginan lo que para ellos puede suponer tocar. El tacto los lleva al conocimiento".
Enrique Gutiérrez es la primera vez que acude a esta cita que cumple cuatro años: "Es muy emocionante sentir al Cristo tan directamente. Es mi primer año de ciego. Hasta el año pasado lo veía en la calle. Ha sido una sensación nueva que te llega muy hondo". José, un señor que también ha perdido la visión hace poco, incide en la diferencia entre ver con los ojos y con las manos: "Esto es de las cosas más emocionantes que he vivido. Hay un mundo de verlo a tocarlo. Se ve más con las manos que con los ojos. La idea de la hermandad es magnífica. Debería cundir el ejemplo".
Los que ya han tocado al Cristo pasan a conocer el paso. "También podéis tocar el paso de la Virgen y los respiraderos", les indica el hermano mayor, José de Cristóbal, que ejerce de cirineo para los que se acercan a la imagen. Tocan, se meten bajo las trabajaderas y preguntan: "¿Quién talló el paso?". Ángela les explica: "El paso es de madera oscura. Los respiraderos tienen parte tallada y otra de malla bordada en plata. Éso es el llamador. Pone: 'Toma tu cruz y sígueme".
María José Modrera no ha podido reprimir las lágrimas ante lo vivido. Visiblemente emocionada, responde: "Es la primera vez que vengo. Me ha gustado mucho. Lo he tocado y lo he abrazado. Es muy bonito". Cuenta que le gustaba mucho la Semana Santa y la emoción que siente: "Me gustan los pasos por la manera de andar. Percibo cómo van los costaleros, el sonido de las bambalinas...".
El hermano mayor, recordó que la primera sede de la ONCE en Sevilla estuvo precisamente en el lugar donde se encuentran: "Bienvenidos a vuestra casa. La Hermandad de la Vera Cruz está encantada de recibiros para que conozcáis al Cristo y los pasos".
Fue una mañana de mucha luz la vivida en la Vera Cruz.
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