Mil detalles para apreciar una noche fría

Santa Cruz

Santa Cruz es una de las cofradías que aún pueden admirarse de principio a fin

El Cristo de las Misericordias y Santa María de la Antigua junto al Palio de Nuestra Señora de los Dolores en Carrera Oficial.

Foto: B.Vargas
El Cristo de las Misericordias y Santa María de la Antigua junto al Palio de Nuestra Señora de los Dolores en Carrera Oficial. Foto: B.Vargas
Fernando Pérez Ávila

31 de marzo 2010 - 01:00

Santa Cruz es una de esas cofradías que no cuesta demasiado ver desde la cruz de guía hasta el último músico. No tiene demasiados nazarenos, congrega a un público reducido, su recorrido es más que interesante y propicia el lucimiento de un cortejo lleno de detalles. En la media hora larga que tarda en pasar uno puede fijarse en las campanillas que cuelgan del sine labe, en el hermano impedido que cumple con su estación de penitencia al final del primer tramo ayudado por otro nazareno, en las cartelas del paso de Cristo, en que los monaguillos no son tantos ni tan pequeños como en otras cofradías de negro, en que el llamador del primer paso se ha roto y el capataz tiene que utilizarlo a modo de martillo, en que se adivina el género de los nazarenos porque los que acompañan al crucificado de las Misericordias con la Virgen de la Antigua a sus pies son más altos que los que procesionan en los tramos de la Virgen de los Dolores, en que un penitente está a punto de llevarse por delante la única fila de público que hay en la calle Carlos Cañal cuando gira demasiado la cruz con la que carga...

En miles de cosas. Hasta en que hace un frío inesperado y en que casi ninguno de los que están viendo la cofradía se ha provisto de un buen abrigo para pasar la noche del Martes Santo. O en que la bulla de cangrejeros que va delante del palio es impropia de una hermandad como ésta. O en que un señor que ha llegado a última hora se ha colocado delante de los pocos que llevan ahí puestos desde antes que pasara la cruz de guía. Da igual que haya hueco de sobra, pero eso de atravesar una cofradía por el exterior de la fila de nazarenos, pararse cuando está uno cerca del palio, cruzarse de brazos y hacer como que lleva ahí un buen rato abusando de la buena educación del que se queda en segunda fila parece un placer para más de uno. "Mira que hay sitio para ponerse".

La discusión se acaba cuando se oye a lo lejos una marcha de Tejera. Soledad Franciscana, en homenaje a la cofradía que tiene su sede en esta calle. Llega el palio, llega la bulla, se disipa el frío.

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