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Martes Santo en Sevilla: la lluvia, esa aliada de la normalidad

Semana Santa Sevilla 2022

El caos vivido el lunes condicionó la decisión de las cofradías, que no demoraron la suspensión de la estación de penitencia

La ciudad encadena el tercer Martes Santo sin pasos en la calle

El Martes Santo en vídeo

Charcos en las calles del Cerro en un Martes Santo sin cofradías. / Aníbal Díaz

Tres Martes Santos sin pasos en la calle. Dos por la pandemia del Covid y uno, éste último, por la lluvia. Un panorama totalmente distinto al que se vivió el lunes, cuando cinco cofradías se mojaron. Si en la jornada anterior reinó el caos, en la del martes las hermandades se han aferrado a la prudencia, condicionadas por el alto riesgo de precipitación hasta última hora del día, pero también (y bastante) por la polémica generada con lo que se había vivido menos de 24 hora antes.

La jornada arrancaba pronto en el Cerro del Águila, la primera de la jornada y la de más largo recorrido del día. Se debía poner en la calle a las 11:40, pero diez minutos antes ya se conocía que este año no saldría. Un Martes Santo en el que esta cofradía recuperaba el primer puesto después de los cambios que se han ido sucediendo en la nómina los últimos años. Una alteración que conllevaba dar un gran rodeo a la vuelta, puesto que debía llegar hasta la Alfalfa para luego ir a la Puerta de la Carne y desde allí a la Gran Plaza y Ciudad Jardín, para buscar desde este enclave su barrio. Cambios, como otros del Martes Santo, que se han quedado en el papel. Los hermanos del Cerro tienen, al menos, el consuelo de poder ver a su Virgen en la salida extraordinaria del próximo 24 de septiembre, con motivo del centenario del barrio.

Las previsiones sobre el Martes Santo que se manejaban desde días antes apuntaban a una cierta mejoría por la tarde, lo que hizo albergar esperanzas de que la jornada pudiera recomponerse en su segunda mitad. Pero ya a esa hora los primeros partes de la Aemet empezaban a agotar las posibilidades. El porcentaje de riesgo iba en aumento hasta la noche. Y mientras los malos augurios llegaban, la lluvia se hacía presente con chubascos de cierta intensidad, que se intercalaban con claros.

Nazarenos de la Candelaria una vez que se había suspendido la estación de penitencia. / José Ángel García

Tres horas después llegaba la segunda suspensión de una estación de penitencia, la de San Esteban. No mucho tardaron en hacer lo mismo las siguientes en salir: la Candelaria y San Benito. Emotivo momento el vivido, por cierto, en la hermandad de la antigua calle Oriente, donde los nazarenos, formados por tramos, salieron de los jardines de la Residencia de las Hermanitas de los Pobres y pasaron, en perfecto orden, por delante de los tres pasos de la cofradía.

El Martes Santo se había quedado sin su primera parte a las cuatro de la tarde. Quedaba una segunda que comenzaba poco antes de las 19:00, cuando debía ponerse en la calle la Bofetá. De nuevo las predicciones meteorológicas cobraron importancia. Los pronósticos iban empeorando, con riesgos de lluvia que alcanzaban el 90% hasta las nueve de la noche. Con tales porcentajes, se volvía muy complicado ver las cuatro cofradías que restaban.

Sin atisbo de Semana Santa

Los chubascos continuaban. Dispersos, pero en ciertos momentos muy intensos. El aspecto de las calles del centro de la ciudad distaba mucho del que se había contemplado en el arranque de la Semana Santa. Sillas, palcos y colgaduras empapadas. Bares semivacíos, ajenos a cualquier atisbo de fiesta y una sensación desde temprano de que el día pasaría en blanco. El caos del Lunes Santo estaba muy reciente en las mentes de las juntas de gobierno que se reunían en esos momentos para tomar una decisión. Con previsiones tan poco optimistas no había margen para arriesgarse. Lo del día anterior pesaba mucho y la polémica, en un día sin procesiones, seguía siendo la protagonista de cualquier conversación.

Faltaban pocos minutos para las 19:00 cuando los Estudiantes comunicaba la decisión más que previsible:no salía. El traslado de los pasos del Rectorado a la capilla tendría lugar a las diez de la noche. Los únicos pasos –junto con los de la Bofetá– que se movieron en esta jornada. Los de la iglesia de San Lorenzo lo hicieron para colocar a la Virgen del Dulce Nombre delante del coro de la parroquia y, de esta forma, la Soledad pueda presidir el templo hasta el Sábado Santo.

La cofradía de San Lorenzo, por cierto, cumplía este Martes Santo doble efémeride: cien salidas del misterio y el centenario del palio, que cobijó hace un siglo, cuando lo bordó Rodríguez Ojeda, a la antigua dolorosa.

El paso de la Virgen del Dulce Nombre se traslada en el interior de San Lorenzo. / D. S.

La confirmación plena de que era el tercer Martes Santo sin cofradías se tuvo antes de las ocho de la tarde. Primero lo hizo los Javieres y luego, Santa Cruz. Debe anotarse que, como característica general, ninguna cofradía de las ocho de la jornada pidió un tiempo de prórroga para salir. Todas, a la hora en que debían comenzar su estación de penitencia, habían comunicado ya la suspensión. Sin lugar a vacilaciones, algo que, quizás, habría sido distinto si el Lunes Santo hubiera transcurrido con normalidad.

La tarde se quedó para las visitas a los templos, que recibieron fieles y devotos hasta la hora de cierre (con granizada incluida). Una estampa que recordaba a la del Martes Santo de 2021, cuando no hubo cofradías, pero sí se pudo venerar a las imágenes. Tres años sin pasos en las calles en una misma jornada. Esta vez por lluvia, esa vieja aliada de la normalidad que también aguardaba su regreso.

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