Manuel de Haro: una vida dedicada a la Vera Cruz

Sevillano comprometido con Sevilla, sus tradiciones y sus hermandades, repasa su trayectoria en un libro.

Manuel de Haro: una vida dedicada a la Vera Cruz
Juan Parejo

03 de marzo 2016 - 05:03

Hermano mayor de la Vera Cruz, tesorero y delegado del Jueves Santo del Consejo de Cofradías, delegado del Sevilla Fútbol Club, político fugaz, vocal de Aprocom, directivo del Círculo Labradores, comendador de la Orden de San Clemente y San Fernando... Manuel de Haro Ramos (Sevilla, 1942) es una de las figuras más representativas de las hermandades sevillanas de las últimas décadas. Durante su larga y prolija trayectoria ha acumulado infinidad de anécdotas y curiosidades que ha recopilado en el libro Soy de la Vera Cruz. Toda una vida de servicio.

Manuel de Haro nació el mismo año que se refundó la Vera Cruz, aunque su primer hermandad fue la de la Hiniesta, en la que ostenta el número 34. Al Sevilla Fútbol Club llegó de la mano de Gabriel Rojas y a la política por Manuel García, hermano mayor de la Macarena, y entonces concejal de Partido Popular: "Yo no tenía madera de político. O mejor dicho, no era políticamente correcto".

Aunque es hermano de un buen puñado de cofradías, es la Vera Cruz la que centra su intensa vida cofradiera. Fue hermano mayor, el más joven con 33 años, entre 1976 y 1982 y ocupó la presidencia de su diputación permanente durante una década. Durante su mandato confió a Arquillo la restauración del Cristo, "fue un momento crucial. Llevaba apenas un año. Sabía que era arriesgado pero aposté por Arquillo. Y creo que acertamos"; se adquiere la capilla y la casa de hermandad, se rotula la calle, el Crucificado preside el Vía Crucis de las Cofradías...

Con Sánchez Dubé, "que es la persona que más y mejor conocimiento ha tenido de las cofradías", llega al Consejo. Ya como tesorero de Rodríguez Caso es uno de los protagonistas de la complicada negociación con los silleros de la carrera oficial.

El libro está salpicado de fotografías y otras anécdotas, como cuando tuvieron que convencer a Antonio Soto para que aceptara el ofrecimiento para dar el Pregón de 1978.

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