El IAPH rescata al mejor Juan de Mesa
Patrimonio
Presentada la restauración del Cristo de la Agonía
La imagen se podrá visitar hasta el domingo en la capilla de Afuera del monasterio de la Cartuja
Sevilla/"Está muy distinto. La suciedad dramatizaba la expresión de su cara. Ahora es más dulce, parece más triste. Antes estaba como enfadado. Ahora muestra serenidad. Parece que tiene ganas de llorar. Esa expresión es lo que más me ha llamado la atención". Con estas palabras describía Koldo Apestegui, delegado diocesano del Patrimonio del Obispado de San Sebastián, el resultado de la restauración que el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) ha realizado al Crucificado de la Agonía, una talla portentosa, exponente del Barroco español, salida de la gubia de Juan de Mesa en 1622. El Cristo vino a Sevilla en la antesala de la pasada cuaresma para una exposición promovida por los carmelitas del Santo Ángel por el IV centenario del Cristo de los Desamparados. El compromiso del prior, Juan Dobado, era restaurar una imagen que se encontraba tremendamente ennegrecida tras siglos sin ser intervenida. El Cristo que volverá el domingo a Guipúzcoa será mucho más parecido al que encargó Juan Pérez Irazábal para la iglesia de San Pedro de Ariznoa de la localidad de Vergara.
La restauración fue presentada este jueves por el director del IAPH, Román Fernández-Baca, la restauradora, Maite Real Palma, el delegado diocesano del Patrimonio del Obispado de San Sebastián, Koldo Apestegui, y el delegado territorial del Cultura, Turismo y Deportes de la Junta de Andalucía, José Manuel Girela en un acto celebrado en la capilla de Afuera del Monasterio de la Cartuja, donde ha quedado expuesto el Cristo hasta el próximo domingo cuando regresará a San Sebastián.
"He venido a llevarme al Cristo", bromeó Apestegui, asegurando que cuando regrese van a pensar que es una copia por el tremendo cambio. El cambio de tonalidad es lo que más llama la atención. La imagen conserva su policromía original, pero estaba muy oscurecida por una gran acumulación de suciedad y unas capaz de barniz que se habían oxidado. "Ha sido un reto por su nivel de complejidad", señaló la restauradora en nombre del equipo multidisciplinar que ha actuado sobre la talla. Lo más complicado ha sido actuar en la policromía del rostro, que estaba afectada por unas ampollas y quemaduras.
Que la imagen haya estado casi 400 años en una misma ubicación explica que los problemas hayan provenido de "agentes externos" y no de la propia escultura realizada técnicamente de manera "magistral" por Juan de Mesa. El Cristo no tenía, por ejemplo, problemas estructurales. Otra de las peculiaridades es que está cogido a la cruz -que es la original- tan sólo con los tres clavos y sin apoyar la espalda en ella. La restauradora aseguró que, aunque se valoró, finalmente decidieron no reconstruir la corona de espinas, a la que le faltan varias piezas.
El coste de la intervención ha sido de 26.000 euros, a los que hay que sumar otros 12.000 de recursos propios del IAPH.
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