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Homenaje al niño imaginero

La Fundación Cruzcampo acogió la presentación de la biografía de Luis Álvarez Duarte escrita por José Joaquín León · Repasa el medio siglo de profesión del artista y cuenta infinidad de anécdotas e historias

Esperanza García Perea (editora); Luis Álvarez Duarte; el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo; José Joaquín León; Rosa García Perea (editora) y Julio Cuesta.
Juan Parejo

05 de diciembre 2012 - 05:03

Una publicación que abarca toda una trayectoria humana y profesional. Medio siglo dedicado a la escultura y a las cofradías. Luis Álvarez Duarte (Sevilla, 1949) recibió el pasado lunes un cariñoso homenaje por sus cincuenta años de profesión. Un reconocimiento que llega en forma de libro, El Niño Imaginero. Medio siglo de cofradías con Álvarez Duarte (Jirones de Azul), escrito por José Joaquín León, periodista y consejero editorial del Grupo Joly. La Fundación Cruzcampo se llenó de cofrades, compañeros y amigos de Álvarez Duarte en la presentación de esta obra que es indispensable para conocer cómo aquel niño que con sólo 12 años talló la Virgen de los Dolores de San José Obrero se ha convertido, medio siglo después, en el mejor imaginero de la actualidad y una figura imprescindible para entender la historia contemporánea de la Semana Santa de Sevilla, Andalucía, media España y buena parte del mundo.

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo Pelegrina, fue el encargado de presidir la presentación de este libro, junto al presidente de la Fundación Cruzcampo, Julio Cuesta; el profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla, Emilio Gómez Piñol; y las editoras de Jirones de Azul, Rosa y Esperanza García Perea. No pudo estar presente, como estaba previsto, Joaquín Delgado-Roig, quien fuera mayordomo de la Hermandad de las Aguas cuando Álvarez Duarte talló, con 16 años, la Virgen de Guadalupe. Julio Cuesta, destacó en su introducción que esta publicación será esencial en la historia de la religiosidad popular: "Más que un libro es un homenaje a un personaje clave".

Emilio Gómez Piñol fue el encargado de presentar al homenajeado desde su faceta artística. Relató la relación que le une a Luis Álvarez Duarte desde que formaron parte de las comisiones de expertos de las dos restauraciones efectuadas por los Cruz Solís al Señor del Gran Poder (1983 y 2006). "Se podría decir que la trayectoria de Luis es legendaria: un niño prodigio que es capaz de dar forma al barro primero y luego traspasarlo a la madera". "La representación de la Dolorosa niña tiene en Álvarez Duarte a su más destacado autor", acertó a decir. Gómez Piñol también tuvo palabras de elogio para el autor del texto, José Joaquín León, y afirmó que "el libro es una buena fuente para conocer la relación entre el artista y los comitentes (personas que encargan las obras)".

La publicación surgió, como explicó José Joaquín León, de una entrevista que le hizo al artista para la contraportada de Diario de Sevilla la pasada cuaresma. "Comprobé que Luis necesitaba un libro. Y ha salido después de muchas charlas, en días en los que Luis le dedicó menos tiempo a la gubia y más a los recuerdos". El autor explicó que el libro podría parecer un poco "raro", aunque también "interesante". "De tantas horas de charla ha salido esto, que es suyo, aunque también es mío, en el sentido de que hay algunas cosas que no me las contó él, sino que me las he buscado yo (aunque no me las haya inventado) y así le hemos puesto algunas guindas al pastel, pero como si lo cocinara él".

El libro recoge aspectos desconocidos de la vida de Álvarez Duarte para el gran público, como cuando, con 25 años, trabajó en Madrid. "Cuando tenía todo ganado como escultor, cuando se podía poner el mundo del arte por montera, se volvió a Sevilla. ¿Por qué? Para ser lo que quería ser: imaginero". El niño imaginero también retrata al cofrade que Álvarez Duarte lleva dentro, "un capillita como la copa de un pino flandes", que ha vivido infinidad de anécdotas, que ha restaurado algunas de las imágenes más importantes de la Semana Santa, que es autor de tallas muy importantes, no sólo en Sevilla, sino en toda Andalucía, en España, e incluso en América, como la Macarena de Nueva York o el Cristo de los Futbolistas de Buenos Aires. José Joaquín León reclamó para Álvarez Duarte "la más que merecida" Medalla de Andalucía.

Monseñor Asenjo también destacó que Álvarez Duarte "quiso ser imaginero, habiendo podido ser sólo un escultor notable". Asenjo destacó sus cualidades y la piedad y conversión que suscitan sus obras: "Efectivamente, sus imágenes de nuestro Señor y de su Madre bendita, son un prodigio de belleza, de perfección formal, pero también de unción religiosa, capaces de interpelar, de mover los corazones y de remover los rescoldos de una fe mortecina o vacilante". El arzobispo elogió también al autor, José Joaquín León, del que dijo que "ha escrito una obra preciosa, con una prosa limpia y vigorosa, ágil y de fácil lectura, a caballo entre la crónica periodística y la pura investigación rigurosa y concienzuda".

El imaginero, muy emocionado, agradeció el cariño y resumió: "Ésta es mi fe, mi pasión y mi vida".

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